¿Si un cristiano no habla en lenguas es porque no tiene al Espíritu Santo?

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En los últimos tiempos se pregonan en muchas iglesias pentecostales tradiciones humanas que son enseñadas como si fueran Palabra de Dios. Tales tradiciones carecen por completo de un respaldo bíblico pero son aceptadas por millones de personas. Quiero centrarme en el día de hoy en el don de lenguas. Concretamente, el don de lenguas llamadas extrañas, desconocidas o angélicas. Éste es uno de los dones del Espíritu Santo. Se trata de lenguas no humanas, totalmente incomprensibles para el intelecto humano a menos que haya alguien que las interprete.

En torno a este don, que es del Espíritu Santo, que sin duda existe y que aparece documentado en la Biblia (1 Corintios capítulos 12, 13 y 14) se han forjado multitud de doctrinas heréticas que tuercen las Escrituras. Se dice que el bautismo por el Espíritu Santo y hablar en lenguas es lo mismo. O que hablar en lenguas es una prueba evidente de tener al Espíritu. O que todos los cristianos deben hablar en lenguas. O que si no hablas en lenguas eres un creyente de menor categoría, tal y como erróneamente se creía en el siglo I de los no circuncidados. Todo esto es falso.

1) ¿Todos los cristianos deben hablar en lenguas? ¿Si no hablo en lenguas significa necesariamente que no he sido bautizado por el Espíritu Santo?

No. La Biblia dice que hay diversidad de dones, de ministerios y de actividades pero que todos proceden de un mismo Dios (1 Corintios 12:4-6) y que a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu (en este caso, de los dones) para el bien de todos (1 Corintios 12:7). Por ejemplo en cuanto a la diversidad de ministerios, Efesios 4:11 menciona apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. El apóstol Pablo en 1 Corintios 12:28 menciona apóstoles, profetas, maestros, los que hacen milagros, los que sanan, los que administran y los que tienen don de lenguas.

Igual que hay diversidad de ministerios, también hay diversidad de dones espirituales. Pablo menciona nueve: sabiduría, conocimiento, fe, sanidades, milagros, profecía, discernimiento de espíritus, lenguas e interpretación de lenguas, y añade que que todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu Santo, repartiendo a cada uno en particular como él quiere (1 Corintios 12:8-11). Pretender que todos los cristianos hablen en lenguas resulta tan ridículo y tan absurdo como pretender que todos los cristianos sean pastores o todos sean maestros.

2) ¿Hablar en lenguas es una prueba evidente de que tienes contigo al Espíritu Santo?

No necesariamente. Los brujos que practican vudú en África hablan en lenguas (y mejor que la mayoría de cristianos). También algunos monjes budistas en Asia. ¿Acaso tienen ellos el Espíritu Santo? ¡De ningún modo! Ni siquiera en las iglesias cristianas que una persona hable en lenguas es una garantía de nada. Conozco el caso de una proxeneta que se congregaba en una iglesia en Barcelona y traía chicas desde África para venderlas a los puticlubs de la ciudad. También ella hablaba en lenguas. ¿Acaso puede esta mujer tener al Espíritu Santo? ¡De ningún modo!

Hablar en lenguas puede ser una evidencia de tener contigo al Espíritu Santo, cierto. Mas también puede serlo de que tengas contigo un espíritu demoniaco o de que simplemente inventes palabras y las digas en voz alta para fingir una supuesta espiritualidad delante de los demás (cosa cada vez más frecuente en las iglesias). Ser bautizado por el Espíritu Santo no es sinónimo de hablar en lenguas… Ni todos los que han sido bautizados por el Espíritu Santo hablan en lenguas ni todos los que hablan en lenguas han sido bautizados por el Espíritu Santo.

3) ¿Te falta algo si no hablas en lenguas? ¿Eres menos creyente por ello?

No. Esto es algo tan absurdo como decir que te falta algo si no tienes el don de hacer milagros. Juan el Bautista afirmó que él bautizaba con agua pero que Cristo bautizaría con el Espíritu Santo y con fuego (Mateo 3:11). Si eres un cristiano nacido de nuevo, ya has nacido del Espíritu Santo (Juan 3:1-8), y el Espíritu Santo te ha sellado (Efesios 1:13-14), lo has recibido (1 Corintios 2:12), mora dentro de ti (1 Corintios 3:16), te ha ungido (1 Juan 2:27), te ha bautizado (1 Corintios 12:13) y ya te ha otorgado uno o varios dones (no necesariamente el de lenguas).

Muchos cristianos, especialmente los recién convertidos, afirman que no saben cuál es su don. Esto es normal al principio. Veámoslo con un ejemplo en el deporte: Michael Jordan nació con un don innato para jugar al baloncesto pero ¿sabía esto Michael Jordan cuando él era un bebé? No. Tuvo que crecer y desarrollarse para descubrir que esto del baloncesto se le daba bien. Igualmente cuando somos bebés espirituales no conocemos el don que nos ha sido entregado, sólo lo descubriremos si crecemos espiritualmente. Muchos, sin embargo, nunca crecen.

4) ¿Qué dice Pablo respecto al don de lenguas?

Pablo destaca que el amor es más importante que cualquier don espiritual (1 Corintios 13), y que el don de profecía es mucho mejor que el de lenguas (1 Corintios 14:1-5), que debemos procurar los dones que edifican a la iglesia (1 Corintios 12:14) y el don de lenguas no edifica porque no es comprensible (1 Corintios 14:6-11), que quien tenga ese don que pida en oración poder interpretar las lenguas (1 Corintios 14:13), y que es preferible hablar en la iglesia cinco palabras con entendimiento que diez mil en lengua desconocida (1 Corintios 14:19).

Según el apóstol Pablo, el don de lenguas es una señal para incrédulos, no para creyentes (1 Corintios 14:22), y si todos los miembros de la iglesia se ponen a hablar en lenguas y entra un indocto o un incrédulo les tomará por locos (1 Corintios 14:23). Si alguien habla en lengua extraña, que sean dos o a lo más tres y por turno; y que uno interprete. Si no hay intérprete que calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios (1 Corintios 14:28-29).  No hay que impedir hablar en lenguas pero debe hacerse decentemente y en orden (1 Corintios 14:39-40).

Conclusiones:

Causa tristeza ver la proliferación de falsas doctrinas y de herejías en medio de muchas iglesias pentecostales. Pablo regañó a la Iglesia de Corinto, una de las iglesias más carnales e inmaduras de su tiempo, por el abuso que sus miembros hacían del don de lenguas extrañas. Dos mil años después vemos a los cristianos compitiendo entre ellos por ver quién de todos habla mejor en lenguas, curiosamente el menos útil de los nueve dones espirituales, el único que no sirve para edificar a los hermanos de la iglesia y tan sólo es de provecho para uno mismo.

Muchos protestantes acusan a la Iglesia Católica de enseñar tradiciones humanas como si fueran Palabra de Dios pero luego ellos hacen exactamente lo mismo. Por no mencionar que la expresión de ese don de lenguas extrañas que vemos hoy en muchas iglesias pentecostales recuerda demasiado a lo que Pablo reprochaba a los corintios: hablando todos al mismo tiempo, sin intérprete y en una completa confusión  que haría que cualquiera que entre por la puerta piense que ha entrado en un manicomio. Dios no es Dios de confusión sino de paz (1 Corintios 14:33).

¿En qué consistió el milagro de Pentecostés?

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El día de Pentecostés los apóstoles estaban unánimes juntos (Hechos 2:1) y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó la casa donde estaban (Hechos 2:2) y a los apóstoles se les aparecieron lenguas de fuego sobre cada uno de ellos (Hechos 2:3). Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas según les daba el Espíritu que hablaran (Hechos 2:4). Lea entero el capítulo de Hechos 2. Es un texto impagable.

Debemos aclarar que dentro del don de lenguas lo hay de dos tipos: angélicas y humanas (1 Corintios 13:1). El don de lenguas angélicas, también llamadas extrañas (Hechos 14:4) o desconocidas (Hechos 14:14) se da cuando un cristiano habla en un idioma no humano que resulta desconocido incluso para él. Con él ora al Señor pero si no hay intérprete de lenguas ni siquiera él mismo sabe lo que dice (Hechos 14:13-17). Conviene pues que alguien con el don de interpretación, traduzca.

Pero también está el hablar en lenguas humanas. Esto consiste en que uno predica en su idioma pero las personas de alrededor lo escuchan cada una en su lengua natal.  Esto es lo que ocurrió aquel día. Los apóstoles comenzaron a predicar y las gentes los oían cada uno en la lengua en que habían nacido. Es un hecho sobresaliente porque los discípulos eran israelíes y sin embargo, gracias al Espíritu, fueron entendidos por gentes de una veintena de naciones (Hechos 2:5-13).

El don de lenguas humanas ha sido altamente inusual a lo largo de la historia, pero los apóstoles no son los únicos que lo han tenido. Sant Vicent Ferrer, por ejemplo, fue un santo valenciano del siglo XV al que acompañaron los milagros. Uno de ellos era hacerse entender en otros idiomas, a pesar de que sólo hablaba valenciano y latín. Él predicó en valenciano por Europa y los naturales de cada país le entendían perfectamente como si les estuviera hablando en su propio idioma.

Quiero añadir que a menudo se produce una confusión entre don de lenguas y xenoglosia, que aun siendo parecidas, no son la misma cosa. Xenoglosia es la capacidad de una persona para hablar en un idioma que no conoce. Por ejemplo, que yo me ponga a hablar en chino sin saber nada de chino. Suele ser síntoma de una persona endemoniada. El don de lenguas, por el contrario, es que yo le predico en español a un chino y él me entiende en chino (pero yo le estoy hablando en español).

¿Qué es el bautismo del Espíritu Santo y cómo se recibe?

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La palabra «bautizo» viene de la palabra griega «baptizo» que significa inmersión. Así, el «bautizo en Espiritu Santo» es la sumersión o inmersión bajo el poder del Espiritu Santo. Éste es uno de los temas que más controversia suscita en la Iglesia. Existen básicamente dos posiciones. La primera es que somos bautizados por el Espíritu Santo al convertirnos a Cristo (generalmente en ese preciso instante aunque pudiera ser en algún momento posterior), que todos los cristianos hemos sido bautizados por el Espíritu  Santo y que a lo largo de nuestras vidas, en ocasiones, podemos llegar a llenarnos del Espíritu, que nos confiere un especial poder.

La segunda la defienden muchos pentecostales y carismáticos, que entienden que el «bautismo del Espíritu Santo» es una experiencia distinta a la salvación inicial que recibimos en el momento de convertirnos a Jesucristo. Sería una segunda experiencia que daría a una persona un mayor poder espiritual y que esto va acompañado de una señal que es el don de lenguas. Creen que el bautismo por el Espíritu Santo y la llenura del Espíritu Santo es lo mismo. Algunos llegan incluso a sostener que todo cristiano debe hablar en lenguas y que si esto no ocurre es porque no fue bautizado por el Espíritu Santo. Esta última afirmación no es bíblica.

Para empezar diremos que la Biblia en ningún momento menciona tal cosa como el «bautismo del Espíritu Santo», sino que más bien habla de ser bautizado por el Espíritu Santo o con el Espíritu Santo. No se trata de un mero matiz lingüístico. Hablar de «bautismo del Espíritu Santo» tiene una connotación equivocada: la de que existe un bautismo aparte, distinto, especial, que sólo algunos cristianos reciben. Éstos serían más espirituales y santos que el resto. Pero, en realidad, hay un solo Espíritu y un solo bautismo (Efesios 4:4-5) y todos aquellos que son cristianos ya han sido bautizados por o con el Espíritu Santo, como podremos  ver.

¿Pero qué dice la Biblia? Juan el Bautista anunció que Jesús vendría y bautizaría con el Espíritu Santo y fuego (Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33). En Hechos 1:5, Jesús les recordó las palabras de Juan y dijo a sus discípulos que serían bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días. Los acontecimientos sobrenaturales del día de Pentecostés son el cumplimiento de sus palabras (Hechos 2). Ese día los discípulos fueron llenos del Espíritu (Hechos 2:4). La única otra mención expresa en Hechos (11:16) se refiere a Pentecostés, explicando que Cornelio, el primer convertido gentil, tuvo una experiencia similar.

No obstante, la explicación más clara del bautismo aparece en 1 Corintios 12:13. En este capítulo Pablo está tratando con una situación en la que la Iglesia de Corinto -que era profundamente inmadura y carnal- se estaba dividiendo en camarillas por un debate sobre los dones espirituales. Unos creyentes competían con otros por poseer los mejores dones. El apóstol les instó a no buscar divisiones porque todos eran uno. Para probarlo, Pablo les dijo: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (1 Corintios  12:13).

La palabra clave es «todos». Todos los creyentes han sido bautizados por un mismo Espíritu (no sólo los que que hablan en lenguas). Si todos hemos sido bautizados por el Espíritu, esto debería ocurrir al convertimos a Cristo. Si eres un cristiano nacido de nuevo, ya has nacido del Espíritu Santo (Juan 3:1-8), y el Espíritu Santo te ha sellado (Efesios 1:13-14), lo has recibido (1 Corintios 2:12), mora dentro de ti (1 Corintios 3:16), te ha ungido (1 Juan 2:27), te ha bautizado (1 Corintios 12:13) y ya te ha otorgado uno o varios dones (no necesariamente el de lenguas) que descubrirás cuando crezcas espiritualmente y madures como cristiano.

En resumen, todos los cristianos (cristianos verdaderos, ojo, no cristianos de boquilla) hemos sido bautizados por el Espíritu Santo. El bautismo precisamente lo que hace es que pasamos a formar parte del cuerpo de Cristo, de la Iglesia. ¿Cómo se recibe? Se recibe al convertirnos a Cristo; es decir, cuando creemos genuinamente que Jesús es el Hijo de Dios, que vino al mundo para salvarnos de nuestros pecados, que murió y resucitó al tercer día y lo recibimos como el Señor y Salvador de nuestras vidas. En palabras más sencillas: si eres cristiano entonces has sido bautizado por el Espíritu Santo y si no lo has sido es porque no eres cristiano.

Falacia atea: La Biblia no está inspirada por Dios.

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Para los cristianos la Biblia es la Palabra de Dios. Literalmente. Fue inspirada por el Espíritu Santo, que iluminó a los autógrafos originales en los contenidos y palabras, pero no hasta el punto de ser un dictado de mecanografía sino también dando espacio para que aparecieran las distintas personalidades humanas de los autores. Según esta inspiración verbal y plenaria toda la Biblia, con todos sus contenidos, palabras y partes, está inspirada o exhalada por el Señor.

Según el autor Clark H. Pinnock la Biblia es libre de error en sus autógrafos originales, totalmente fiable en historia y doctrina. Su inspiración divina ha dado como resultado que el Libro sea «infalible» (incapaz de enseñar nada engañoso) e «inerrante» (no susceptible de ser probado falso ni equivocado). Su inspiración es «plenaria» (extendiéndose por igual a todas partes), «verbal» (incluyendo la misma forma del lenguaje), y «confluente» (producto de dos agentes, humano y divino).

Nos referimos eso sí a los autógrafos originales de los textos sagrados. Los profetas y apóstoles escribieron sin error alguno. No obstante, en las traducciones posteriores se han introducido pequeñas variaciones o erratas con respecto a los textos originales. Mas se trata de variaciones insignificantes que no desvirtúan el mensaje. Los rollos del Mar Muerto prueban que la Biblia se ha transmitido de generación en generación de una forma prácticamente idéntica durante miles de años.

¿Qué testimonios apuntan a una autoría divina de esta obra?

1) Unidad. La Biblia es una recopilación de sesenta y seis libros y epístolas escritas por aproximadamente cuarenta autores a lo largo de 1.500 años. Ellos escribieron en diferentes períodos históricos, naciones y culturas. Y sin embargo sus obras presentan una armonía total. Lejos de contradecirse, los textos se complementan y enriquecen. De Génesis a Apocalipsis hay una misma unidad de enseñanza, esto es, el plan de Dios para redimir al hombre, que ha caído en el pecado.

2) Conocimiento. La Biblia menciona muchísimas cosas que eran contrarias al pensamiento de la época y que fueron descubiertas  milenios después. Por ejemplo Salmo 8:8 registra que hay senderos en el mar. Eclesiastés 1:6 describe el circuito de los vientos del sur al norte y nuevamente su regreso. Génesis 15:5 menciona que las estrellas son innumerables. Salmo 102:26 describe el envejecimiento de la Tierra y los cielos (la entropía). Job 26:7 declara que la Tierra colgaba sobre nada. Etcétera.

3) Profecía. Sólo en el Antiguo Testamento hay más de trescientas profecías sobre la persona de Jesús. Todas cumplidas. El estudioso Peter W. Stoner calculó matemáticamente que la probabilidad de que un hombre cumpliera todas las profecías de Jesús justo en el momento adecuado sería de 1 en 1,7 x10, lo cual es un número astronómico.  Además, en la Biblia encontramos otras muchas profecías cumplidas sobre Israel, el pueblo judío, las naciones y otros muchos asuntos.

Resumiendo: La Biblia guarda una armonía asombrosa pese a estar redactada por cuarenta autores a lo largo de 1.500 años, es un libro miles de años adelantado a su tiempo y atesora cientos de profecías cumplidas. Todo ello sugiere una autoría sobrenatural. El cristianismo no es una verdad relativa, al estilo del socialismo, el liberalismo o el yoga. Es LA VERDAD. Así, con mayúsculas. Haríamos bien en tomarnos en serio al Rey del Universo, que nos ha de juzgar un día.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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¿Por qué la blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado imperdonable?

Pregunta de Isabel Sánchez.

Pamplona, Navarra. España.

Entendemos por blasfemia el decir cualquier barbaridad o irreverencia contra Dios. Sin embargo, la blasfemia contra el Espíritu Santo, el famoso pecado imperdonable, es más complejo que todo eso. El término viene mencionado en Marcos 3:20-30, Mateo 12: 22-32 y Lucas 11:14-23 y 12:10. Para entender bien en qué consiste dicha blasfemia primero debemos estudiar el contexto en el que se produce.

En estos pasajes Jesucristo había curado a un endemoniado que se encontraba ciego y mudo. La gente se quedó atónita pero los fariseos, que eran la cúpula religiosa del momento, despreciaron el milagro y afirmaron que Jesús echaba fuera los demonios no por el poder de Dios sino por el de Belcebú. Esto provocó la seria advertencia de Jesucristo acerca del único pecado que no recibirá el perdón.

Jesús respondió: «Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado en este siglo ni en el venidero. (Mateo 31-32). Ahora bien ¿qué quiso decir con todo esto?

La inmensa mayoría de teólogos está de acuerdo en que la blasfemia contra el Espíritu Santo era, no tanto decir una barbaridad, como más bien rechazar a Dios. Esto es, los fariseos eran testigos del poder de Dios y sin embargo su incredulidad era más fuerte, por lo que lo rechazaban hasta el punto de decir que su poder se lo había otorgado Belcebú. Rechazaban a Cristo, luego rechazaban ser salvos.

Éste es el pecado imperdonable; rechazar la salvación que ofrece Cristo. Dios te puede perdonar el ser borracho, asesino, adúltero, ladrón, etc. Pero no incrédulo. Porque si Él mismo te ofrece la salvación a través de su hijo, y tú libremente decides no creer en Él, entonces libremente decides rechazar la salvación. Es como si te estás ahogando, te ofrecen lanzarte un salvavidas y tú dices que no te hace falta.

Ten en cuenta que el propio Cristo dijo que el que no está con Él, está contra Él (Mateo 12: 30) y Juan 3:16 afirma: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna». Cristo es el mesías. El que crea en Él se salvará. Pero ¿qué ocurrirá si rechazas a tu salvador? Pues que entonces estarás rechazando ser salvo.

Esto es plenamente coherente con el resto de la Biblia… Dios es misericordioso… si te arrepientes de tus pecados, te perdona las veces que sea. Pero la salvación es por fe. Si no tienes fe en tu salvador, entonces no puedes salvarte. Es imposible. Por eso, la incredulidad, el rechazar a Cristo, es el único pecado que no se puede perdonar. Porque tú mismo, con plena libertad, has escogido condenarte y no ser salvo.

Fuente: Biblia de referencia Thompson Edición Milenio.

Falacia atea: El sunami de ateísmo y el fin de los tiempos.

En Europa, un auténtico sunami de ateísmo se abre paso y está arrasando con absolutamente todo. En España el 15% del total de la población es atea, porcentaje que se dispara hasta el 40% en el caso de la juventud. En absolutamente todas las encuestas sobre valores que se hacen a los jóvenes, la respuesta es que conceptos como Dios, religión o iglesia tienen escasa o ninguna importancia sobre ellos. Ahora mismo ya hay naciones en Europa donde hay más ateos que creyentes -en Holanda, el 55% de los holandeses no profesa ninguna religión-. En estados como Chequia o Ucrania se dispara la apostasía sin ningún freno.

En Alemania, la patria del pastor Martín Lutero, uno de cada tres ciudadanos no cree en Dios. A modo de anécdota, contaré que hace unos años en Alzira (Valencia) se montó una iglesia bautista y al cabo de un tiempo tuvo que cerrar por falta de fieles. Alzira tiene 45.000 habitantes. En Francia o Portugal a las parroquias católicas ya sólo acuden ancianos y las catedrales sólo son visitadas por turistas, como si de un museo se tratase. El ateísmo avanza imparable, sin freno ni remisión. Como cuando un buque petrolero naufraga en mitad del mar y una apestosa mancha de aceite de desparrama sin límite y ensucia todo lo que toca.

La fiebre del ateísmo recorre el mundo. En el Reino Unido se hacen campamentos de verano para niños ateos. Los libros de autores antirreligiosos como Michel Onfray o Richard Dawkins son superventas en las librerías de Europa. En España circulan autobuses con carteles que dicen: “Dios probablemente no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Cada vez más personas reclaman a la Iglesia Católica que les borre de sus registros de bautismo. En EEUU los ateos demandan que el lema nacional In God we trust no aparezca en el Capitolio ni en las monedas… ¿Qué es lo que está pasando? ¿Acaso el mundo se está volviendo ateo?

El ateo en su necedad niega a Dios y piensa que el creciente ateísmo es fruto del progreso, que la descristianización de la sociedad es fruto de la modernidad. Se cree muy sabio pero se equivoca. En la Biblia ya se profetizó todo esto. La apostasía generalizada es un signo de la cercanía del fin de los tiempos. Vivimos en el tiempo de la apostasía final y de los falsos profetas. La inmoralidad, los abortos, la homosexualidad, el ateísmo, las falsas doctrinas y la maldad sólo irán en aumento hasta la aparición del Anticristo. El amor de muchos se enfriará y la fe decaerá. Todo esto es necesario que ocurra antes de la segunda venida de Cristo.

Pablo, hablando sobre este asunto, dijo: “¡Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2:3). Y añade: “Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1). Jesús dijo: «Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará» (Mateo 24:11-12). Los ateos no descubren nada que la Biblia no advirtiera hace miles de años.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Venezuela: la cuna de Hispanoamérica.

Venezuela es la primera nación americana que se independizó del Imperio Español, en el siglo XIX. Fue en la Batalla de Carabobo de 1821, donde el ejército realista fue masacrado. Allí, en Valencia, nació Venezuela y provocó un efecto dominó en toda Hispanoamérica que acabaría por enterrar el imperio colonial en 1898.

Y es que Venezuela es por encima de todo la patria de Simón Bolívar. Bolívar fue el libertador de cinco naciones (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) y su figura es omnipresente en el país. En los discursos, en los grafitis en las calles, los libros, en los bares… Todo el mundo rinde un culto casi mesiánico a aquel gran hombre.

Hoy es una nación famosa por tener a las mujeres más hermosas del planeta, por ser la superpotencia de los concursos de belleza, por sus telenovelas románticas y por ser uno de los mayores productores mundiales de petróleo y gas. Pero también sufre una alta tasa de corrupción y un aumento de la inseguridad ciudadana y del crimen.

Actualmente Venezuela vive bajo una dictadura neocomunista disfrazada de democracia con el presidente Hugo Chávez. Los recortes de libertades y de derechos individuales, las expropiaciones, y los cierres de medios de comunicación están a la orden del día. Todo augura una progresiva y creciente cubanización del país.

Pero allá donde prolifera la maldición, también suele abrirse paso la bendición, en este caso espiritual. En la república ha experimentado un fuerte avivamiento del Espíritu Santo, la gente predica la Biblia en medio de las plazas públicas y hay una auténtica explosión de iglesias evangélicas presente en cada barrio de la patria.

Venezuela es una tierra histórica que ha dado al mundo personajes célebres como Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, Arturo Michelena, Rómulo Gallegos o Andrés Bello. Es el faro de luz que alumbra a América Latina, un país que ha inscrito su nombre en los libros de historia con letras de oro.

¿Tuvo hermanos Jesús?

Agradecimientos a Efraín Augusto Parra, de Bogotá D.C. (Colombia).

¿Tuvo hermanos Jesús? Esta polémica y controvertida pregunta ha provocado que salten chispas en no pocas ocasiones. La Biblia no es excesivamente prolija en este punto. No existen muchos pasajes que hablen sobre tan espinoso asunto por lo que el tema no está del todo claro, existen teorías para todos los gustos y, consecuentemente el debate permanece vivo; sin embargo los pocos textos que se refieren a la familia más próxima de Jesús parecen confirmar que Jesucristo sí tenía varios hermanos de sangre.

Un primer fragmento de la Palabra nos relata: “Vinieron después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan. Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre” (Marcos 3: 31-35).

Que los hermanos de Jesús eran incrédulos y no creían que fuese el mesías lo corrobora Juan. Dice así: “Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él”. (Juan 7:2-5). Según parece, Cristo tenía hermanos aunque tampoco ellos creyeron en Él.

En otro versículo de la Palabra, se hila aún más fino al mencionar el nombre de los hermanos varones además de afirmar que Cristo tenía hermanas (aunque desconocemos cómo se llamaban). Dice así:  “¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su tierra, y entre sus parientes, y en su casa” (Marcos 6:3-4).

Para entender mejor si el mesías tuvo o no hermanos, podemos recurrir al pasaje de Lucas 2:7, que describe el parto de María: «Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón». Obsérvese la palabra primogénito, este término se utiliza para decir que es el primer hijo, si Jesús hubiera sido el único hijo de María, Lucas hubiera escrito: “a su hijo unigénito”. ¿Por qué escribir primogénito si no tenía hermanos? No tiene sentido.

Algunas voces -defensoras de la virginidad perpetua de María- piensan que cuando en la Biblia se menciona a la madre y los hermanos de Jesús en realidad puede que se trate de hermanos en un sentido «metafórico» (algo así como “hermanos en la fe”) o en un sentido «amplio» (con lo que dichos hermanos serían en realidad primos) y otros creen que pudiera tratarse de «hermanastros» (es decir, hijos que José el carpintero habría tenido con alguna esposa anterior a su casamiento con la Virgen María).

La negación de que Jesús tuviera hermanos fue establecida por los católicos siglos después de escribirse la Biblia. Lo hicieron de manera forzosa por carecer de argumentos, indicando que “hermanos” en el Nuevo Testamento quiere decir primos o parientes. Pero el Nuevo Testamento fue escrito en griego, donde hay clara diferencia entre estos dos términos. ¿Por qué no dice que Isabel era “hermana” de María, o Juan el Bautista era “hermano” de Jesús; si bien es sabido que eran primos respectivamente? Dicen que eran primos (‘a‧ne‧psi‧ós’ en griego).

En Lucas 21:16 dice: “Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros”. Aquí la palabra hermanos (‘a‧del‧fós’ en griego) se usa de manera clara y distinta a la palabra parientes. (‘syg‧gue‧nṓn’ en griego). De haber sido las dos palabras sinónimas no hubiera sido necesario decir “parientes”, pues sería redundar. Es evidente que en lengua griega no hay  posibilidad de confundir hermanos, primos o parientes porque existen palabras distintas para referirse a ellos.

Ninguna de las hipótesis católicas, no obstante, se asienta sobre base bíblica alguna, con lo que lo más lógico es pensar que sí eran hermanos carnales de Jesús. Sólo hay un hecho claro; que los cuatro evangelistas se expresan en un mismo sentido: Jesús tenía hermanos y hermanas (conocemos el nombre de los varones), no creían en Él como hijo de Dios y consecuentemente Cristo consideraba sus hermanos a quienes hacen la voluntad de Dios. A partir de ahí, cada uno que extraiga sus propias conclusiones y teorías.

¿La Virgen María fue virgen durante toda su vida?

Agradecimientos a Luis Alberto Saavedra, de Lima (Perú).

El tema que a continuación vamos a abordar es para mí uno de los más difíciles pues a menudo provoca amargas controversias. Advierto que mi intención no es en absoluto polemizar u ofender a nadie. Antes al contrario: me dispongo a escribir este artículo desde el mayor de los respetos y consideraciones que  me merece la que sin lugar a dudas ha sido la mujer más extraordinaria que haya pisado este planeta en toda la historia de la humanidad. Me refiero, como no podía ser de ninguna otra manera, a la Virgen María.

La Biblia cuenta que el ángel Gabriel se apareció a María, una doncella desposada con José, para anunciarle que iba a traer al mundo a Jesús, quien sería llamado Hijo de Dios. María era virgen así que la concepción sería milagrosa. También relata la Palabra que un ángel se apareció en sueños a José, que pretendía abandonarla, para convencerlo de que no lo hiciese pues el hijo engendrado era del Espíritu Santo (Lucas 1:26-38) y (Mateo 1:18-25). Esto es lo que dice la Biblia. Veamos ahora qué dicen los hombres.

Existen dos grandes interpretaciones sobre la virginidad de María: la católica y la protestante. Comencemos por la primera. El Estado Vaticano sostiene la tesis de la virginidad perpetua de María. Es decir que María no sólo era virgen en el momento en el que se quedó embarazada de Jesús por obra del Espíritu Santo sino que siguió siendo virgen durante toda su vida, incluso después del nacimiento de Cristo e incluso a pesar de que, recordemos, era una mujer que estaba casada con el carpintero José.

Esto puede provocar a priori extrañeza (¿qué clase de esposa es la que no se acuesta con su propio marido y la que permanece virgen aun estando casada?). A menudo la explicación más recurrente por parte de la Iglesia Católica es la de que José debía ser un hombre anciano, y por lo tanto sexualmente impotente, lo cual explicaría que no mantuviese relaciones con María. No existe no obstante ni siquiera un solo texto bíblico que pueda sostener esa tesis, por lo queda en el campo de la especulación de los hombres.

La cosa se complica todavía más si vemos que el eclesiástico Tribunal de la Rota -dependiente del Vaticano- considera nulo un matrimonio donde no haya existido la consumación (es decir, que el marido y la mujer se hayan acostado juntos por lo menos una vez). En este sentido, el Tribunal de la Rota puede declarar nulo un matrimonio canónico «si se da impotencia para el acto conyugal tanto por parte del hombre como de la mujer». Y según la tesis católica, José era impotente y  no se acostaba con su mujer.

La Rota también lo juzga nulo «si teniendo suficiente discreción de juicio para entender las obligaciones esenciales del matrimonio y aún queriéndolas cumplir, es incapaz de cumplirlas por una causa de naturaleza psíquica (por ejemplo, es incapaz de guardar la fidelidad, de vivir unido de por vida, de llevar una vida sexual normal, de educar y alimentar a sus hijos, etc)».  No hay ninguna duda de que un matrimonio donde los cónyuges no se acuestan el uno con el otro dista mucho de llevar una vida sexual normal.

Así pues, según la tesis católica María fue virgen durante toda su vida porque su marido era anciano y supuestamente impotente (aunque no exista ningún texto bíblico que lo corrobore). Sin embargo, la propia Iglesia Católica declara nulo de pleno derecho un matrimonio donde no se practique el sexo, por lo que si aplicáramos las propias normas católicas a la pareja que nos ocupa tendríamos que declarar nulo este matrimonio y en consecuencia llegar a la conclusión de que María fue una madre soltera.

La visión protestante del asunto es, en mi humilde opinión, más racional, menos complicada y no contradictoria: María era virgen en el momento de quedarse embarazada de Jesús (es el Espíritu Santo y no un varón quien la preña), pero en el momento de casarse con José ya pasó a practicar una vida sexual normal con su marido (algo que además no sólo no es pecado sino bueno a los ojos de Dios). Esto no invalida el milagro de la concepción virginal de Cristo ni tampoco el matrimonio de María con su esposo.

María no sólo habría tenido una vida marital normal sino que además habría tenido más hijos (y esta vez concebidos de forma natural con su marido y no de forma milagrosa como con Cristo). ¿Pero acaso hay pasajes de la Biblia que sustenten esta teoría? Sí, los hay. Los cuatro evangelistas sostienen en varias ocasiones que Jesús tuvo hermanos y hermanas (Marcos 3:31-35), que éstos no creían en Él como mesías (Juan 7:2-5), e incluso sabemos el nombre de los hermanos varones de nuestro Señor (Marcos 6:3-4).

Lucas 1:34 dice:  “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón”. En otras palabras, María afirma que no ha tenido relación sexual con hombre alguno. En Mateo 1:25 leemos:  “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús”. Aquí la Biblia resalta que José no tuvo relaciones sexuales con María hasta que nació Jesús. O sea que después del nacimiento, sí tuvo sexo. Además se refiere a Jesús como «primogénito», esto es, el hijo mayor. De ser hijo único habría dicho «unigénito».

Yo, personalmente, me inclino más por la visión protestante, la cual considero más sensata, no contradictoria y con base bíblica. En cualquier caso, tanto los cristianos que defienden la virginidad perpetua de María como los que apoyamos la tesis de su virginidad temporal, coincidimos en dos cosas: que la concepción de Jesús fue un fenómeno milagroso al ser María doncella, y que es sin duda una mujer tan pura, tan maravillosa y extraordinaria que fue elegida por el mismísimo Dios para engendrarse en su vientre.

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