
¿Afirmó realmente Jesús ser Dios? ¿No podría ser más bien que hayamos confundido, malinterpretado o tergiversado sus palabras hasta convertirlo en alguien que en realidad Él nunca pretendió ser? Ésta es una duda muy común que tienen no sólo escépticos, quienes lo considerarían o un simple profeta o un impostor, sino también algunas sectas como los Testigos de Jehová, quienes consideran que Jesús es el ángel Miguel. Teniendo en cuenta que la Sociedad Watchtower profetizó el Armagedón para 1914 y que un siglo después aquí seguimos yo no haría mucho caso de lo que diga esta gente pero en cualquier caso siempre es bueno ofrecer respuestas a quienes dudan de la divinidad de Jesús.
Jesús tiene atributos que solamente el Señor puede poseer: es eterno (Isaías 9:11), es santo (Hebreos 7:26, 1 Juan 3:5), omnipotente (Mateo 28:18; Hebreos 1:3), omnisciente (Juan 2:24-25; Colosenses 2:2-3) y hasta omnipresente, pues aún cuando estaba de cuerpo presente en la Tierra, estaba también en el cielo (Juan 3:13).
Jesús ejerce funciones que solamente el Altísimo puede ejercer: es llamado Creador y Sustentador del Universo (Juan 1:3; Colosenses 1:16-17), perdona el pecado (Lucas 1:77), tiene el poder de dar vida (Juan 5.21,26), resucitar muertos (Juan 6:39-40; Juan 11:26), dar vida espiritual a quienes lo reciben como su salvador (Juan 5:24) y ha de ser el juez de todos los hombres (Juan 5.22; 2 Timoteo 4:1).
El Nazareno recibe honores que pertenecen solamente a Dios pues debe recibir la misma honra y adoración que el Padre (Mateo 4:10; Mateo 14:33; Lucas 24:52; Juan 5:22-23).
El Carpintero fue llamado Dios por Juan (Juan 1:1-2), por Pablo (Romanos 9:5), por Tomás (Juan 20:28), por Dios mismo (Hebreos 1:8). Es llamado Hijo de Dios cuarenta veces en las Escrituras (Mateo 8:28-29; Mateo 16:26). También es llamado el Santo (Hechos 3:14) y el Señor de gloria (1 Corintios 2:8). 1 Juan 5:7 dice: «Tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno».
Jesús dijo ser el Señor del sábado (Marcos 2:28), se llamó a sí mismo «YO SOY» (Marcos 14:62 y Lucas 22:66-71), que es el nombre que Yahvé usó para sí mismo en Éxodo 3:14. Jesús dijo que era Él quien enviaba profetas a Israel (Mateo 23:34), se refirió a sí mismo como el cumplimiento de la Escritura (Lucas 14:21; Juan 5:39), y afirmó que rechazarlo era morir en pecado (Juan 8:24).
En Juan 8:51 Jesús dijo que aquellos que guardaran sus palabras nunca verían la muerte y unos versículos más adelante (Juan 8:58) Él afirmó su propia eternidad. En Juan 10:30 declaró tener la misma naturaleza que el Padre. Él afirmó ser el Señor (Juan 13:13) y el único camino hacia Dios (Juan 14:6). En Juan 14:9, el Galileo dijo: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre».
Jesús también se refirió sí mismo más de ochenta veces como el «Hijo del Hombre» en clara referencia a Daniel 7:13-14 donde habla de alguien de aspecto humano que estaba junto al «Anciano de días» y tenía poder, gloria, reino y dominio eterno. En Marcos 14:60-64, cuando el sumo sacerdote judío interroga a Jesús, éste último confiesa ser ese Hijo de Hombre sentado a la derecha de Dios que vendrá en las nubes del cielo.
Sus discípulos entendieron que Jesús era Dios. Pasajes como Salmos 110:1 se interpretaron a la luz de la ascensión y exaltación de Cristo. En los cultos y fórmulas bautismales se aplicaron a Jesús expresiones veterotestamentarias reservadas para Yahvé. Le rindieron culto y se les reveló que, sin dejar de ser monoteístas, podían atribuir a Jesús la misma majestad y gloria del Padre. Los autores sagrados hablan también de su preexistencia y de que fue mediador de la creación.
Pero es más; sus enemigos también entendieron que Jesús mismo afirmaba ser Dios. Lo entendieron tan claramente que de hecho lo acusaron de blasfemia y lo crucificaron. Hay que recordar que los judíos de su época tenían una intensa cultura religiosa (a diferencia de los occidentales de nuestro tiempo, cuya ignorancia en esta materia es asombrosa) y por lo tanto no hay lugar a confusión.
Hemos probado aquí con algunos versículos bíblicos que Jesús sí afirmó con sus palabras y acciones ser el Todopoderoso. Existen docenas de versículos más que podríamos añadir, pero lo creemos innecesario. Así pues, la idea de que Jesús nunca afirmó ser Dios y que quizás se confundieron, malinterpretaron o tergiversaron sus palabras obedece a un prejuicio de nuestro tiempo, no a la realidad histórica, nacional, social, religiosa y cultural que al Nazareno le tocó vivir.
FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.
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