¿Sabías que Cartonajes Suñer fue durante décadas una empresa líder en su sector?

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Lluís Suñer Sanchis (Alzira 1910-1990) fue un grandísimo empresario valenciano que amasó una gran fortuna. Todo comenzó con Cartonajes Suñer. Esta empresa fue fundada en 1922 por Josep Suñer y su esposa Ana Sanchis. En un principio sólo fue un pequeño taller dedicado a la fabricación de cajas de cartón. Allí trabajaba con ellos el hijo de ambos, Lluís Suñer Sanchis, quien algunos años más tarde acabaría controlando un gran imperio industrial con Avidesa y Cartonajes Suñer como empresas señeras.

El pequeño taller fue creciendo hasta el punto de que en 1935 hubo de abrir nuevas instalaciones. La sociedad tomó el nombre de Cartonajes Suñer Hermanos, SRC. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) la empresa fue colectivizada por los sindicatos obreros, que la autogestionaron, pero al finalizar la contienda en 1939 fue devuelta a sus propietarios. En 1945 sufrió un gran incendio que la destruyó por completo y durante más de una década tuvo que desarrollar su actividad en un lugar provisional.

En 1959 la Familia Suñer adquirió nuevos terrenos y se inauguró una nueva factoría. Junto a ella Lluís Suñer construyó en 1960 un área residencial para sus trabajadores, llamada Colonia Ana Sanchis. En 1963 la empresa pasó a denominarse Cartonajes Suñer, y en 1969 se constituyó en sociedad anónima. En 1981 Lluís Suñer fue secuestrado por ETA y en su ausencia su hija Maria del Came Suñer Picó dirigió el negocio. La Pantanada de Tous de 1982 y la riada de 1987 afectaron gravemente a la empresa.

Si relatamos las muchas visicitudes que sufrió la empresa es para destacar el gran espíritu emprendedor de la Familia Suñer, que supo hacer renacer de sus cenizas a la empresa como un Ave Fénix. Pese a las numerosas adversidades y contratiempos, Cartonajes Suñer introdujo desde sus inicios en el mercado revolucionarias cajas de cartón plegable, aplicadas al sector de envasado de cítricos y a la industria farmacéutica. Durante varias décadas fue la empresa líder en su sector en la Península Ibérica.

Lluís Suñer murió en 1990. La empresa fue vendida dos años después. Desde entonces ha pasado de mano en mano por un montón de fondos de capital y multinacionales extranjeras: Cragnotti & Partners (1992), Lawson Mardon (1993), Alusuisse Lonza (1994), Alcan (2000), Mayr-Melnhof (2004), Rio Tinto (2009) y Amcor (2010). Con tantos cambios de propietario, la antigua Cartonajes Suñer ha perdido buena parte de su espíritu valenciano aunque sigue siendo una de las empresas más importantes de Alzira.

Cartonajes Suñer hoy se llama Amcor Flexibles y sigue siendo una de las más grandes en el sector de los embalajes flexibles. En 2015 facturó 171 millones y  obtuvo un beneficio récord de más de 19 millones de euros. Sus activos fabriles incluyen centros de producción en Granollers (Cataluña), Logroño (La Rioja), Lezo (Euskadi) y Alzira (Valencia), con una plantilla conjunta de 600 personas. La sede social se encuentra en Alzira y la firma actualmente se encuentra presidida por José Antonio González García.

 

Fuentes consultadas:

Baratech, Gonzalo. Amcor Flexibles España, fabricante de embalaje, logra un beneficio écord de 19,1 millones. Crónica Global. 24-3-2016.

-Cartonajes Suñer. Wikipedia.

-Mayr-Melnhof MMP Ibérica: Historia

¿Sabías que Ice Cream Factory Comaker es una de las principales heladeras de Europa?

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Lluís Suñer Sanchis (Alzira 1910-1990) fue un hombre realmente excepcional. Este empresario valenciano tuvo un olfato de negocio impresionante. Empezó desde bajo, en el negocio familiar de sus padres, y logró un auténtico imperio comercial. Entre sus negocios destacaba Cartonajes Suñer y Avidesa. Ambas empresas fueron líderes de la Península Ibérica durante décadas en sus respectivos sectores (fabricación de cajas de cartón y helados, respectivamente). Hoy vamos a conocer la fascinante historia de Avidesa.

Suñer fundó Avidesa en 1956. En principio era una empresa dedicada a la producción y explotación avícola, pero, a iniciativa de Lluís Suñer Picó (Alzira, 1943-1964), hijo de Lluís Suñer Sanchis y director general de la empresa, se creó una división de helados, postres y dulces en agosto de 1964. El joven Suñer Picó, quien había de ser el heredero del imperio, falleció en enero de 1964 a los 21 años de edad, y no vio su sueño hecho realidad. Esa visión fue el germen de la heladera más grande de toda España.

Avidesa tuvo un éxito espectacular. Durante décadas fue la empresa líder en el sector de los helados en el conjunto de la Península Ibérica. Tanto es así que Suñer acabó dejando el negocio de los pollos y se centró en los helados. Algunos de ellos fueron absolutamente legendarios, como el apolo de vainilla o el sándwich de nata. Avidesa fue la marca oficial del helado del Mundial de fútbol de España 82, y patrocinador del BM Alzira, que conquistó la Copa del Rey de Balonmano en 1992 y la Copa EHF en 1994.

El conglomerado de empresas del valenciano (Cartonajes Suñer, Avidesa, Plasal, Río Verde Cartón, SOR Ibérica, Papensa, Suñer Transport…) convirtió al grupo de Suñer en un gan imperio industrial. Fue Medalla de Oro de la Ciudad de Alzira (1967), Medalla de Oro al Trabajo (1959) y Encomienda al Mérito Agrícola (1964). En 1978 Lluís Suñer fue el contibuyente que mayores ingresos declaró a la Hacienda española (400 millones de pesetas). Entonces sus empresas daban trabajo a más de 2000 personas.

Suñer fue un prohombre que levantó la ciudad de Alzira. Dio empleo a muchísima gente y trataba tan bien a los trabajadores que en sus empresas no había conflictos laborales. Fue un mecenas que financió multitud de proyectos como el Club de Tenis de Alzira, el Estadio de la U.D. Alzira, el Hogar Santa Teresa Jornet (para ancianos desamparados), la Residencia Carmen Picó (para discapacitados), el Colegio Ana Sanchis, etcétera. También fue un patriota que financió el valencianismo político y social.

Pero no todo fue sencillo. En 1981 Suñer fue secuestrado po la banda terrorista ETA. Tenía 71 años y su hija Maria del Carme Picó dirigió el grupo durante los tres meses que duró el secuestro. Tras pagar un rescate de 350 millones de pesetas, fue liberado.  La Pantanada de Tous de 1982 y la Riada de 1987 anegaron sus empresas. Albert Campos-Suñer, nieto de Luis Suñer, asumió la dirección del grupo en 1989. Ante las dificultades de financiación, sacó a bolsa el 30% de Avidesa. Lluís Suñer murió en 1990.

Maria del Carme Suñer Picó asumió la presidencia del consejo de administración, y su hijo Albert Campos-Suñer continuó como director general. En 1991 el Banco Bilbao Vizcaya (BBV), a través de su filial alimentaria Conelsa, lanzó una OPA sobre el 75% del capital de la empresa. Campos no era como su abuelo; él prefirió coger el dinero y disfrutar de la vida. El vasco Guillermo Lamsfus, director de Conelsa, fue destinado a Alzira en 1991 para reflotar la factoría de Avidesa y la dirige desde entonces hasta ahora.

En 1993 el BBV vendió la compañía a Nestlé. Entonces la marca Avidesa despareció y los helados comenzaron a fabricarse bajo la marca Camy. Pero lo que es peor aún: la propia empresa como tal estuvo a punto de desaparecer. La nueva propietaria, Nestlé, había comprado tres fábricas muy potentes en Gasteiz (Miko), Guadalajara (Camy) y Valencia (Avidesa) y decidió que todas pasarían a llamarse Nestlé y que había que cerrar una. Guillermo Lamsfus pidió cerrar Camy pero en Nestlé preferían cerrar Avidesa.

Entonces Lamsfus tuvo una idea audaz. Le pidió a Nestlé que le vendiera la empresa a él. La multinacional suiza accedió, por lo que en 2003 Lamsfus pasó a ser el nuevo dueño, además de director general. La heredera de Avidesa nació sin clientes y Nestlé se comprometió a comprar sus productos durante los primeros años. Lamsfus tuvo entonces otra idea genial: la empresa no crearía una nueva marca sino que se dedicaría a producir las marcas blancas de hipermercados como Carrefour, Eroski, Alcampo o Caprabo.

Avidesa se refundó como Ice Cream Factory Comaker (ICFC) y pasó de comenzar de cero en 2003 a ser una de las grandes heladeras sólo una década después. En 2010 el fondo Ibersuizas compró el 83% de ICFC para inyectar capital, pero Lamsfus siguió de presidente. En 2014 ICFC fue la mayor productora de helados, en volumen, de España y cuarta de Europa, con 65 millones de litros fabricados, de los cuales exportó el 65%. En el 2015 Ice Cream tenía 500 empleados y una facturación de 105 millones de euros.

 

Fuentes consultadas:

-Avidesa. Wikipedia.

Brines, J. Los Lamsfus ganan peso en Ice Cream Factory, que crece un 9%. Expansión (edición Comunidad Valenciana). 11-5-2015.

Mohorte, Á. La heredera de Avidesa resurge en la Ribera. Las Provincias. 15-5-2016.

Olivares, Miguel y Espanya, Xavier. Un ‘nuevo Suñer’ en Avidesa. El País. 12-2-2003.

Rodríguez, E. La heladera valenciana Ice Cream Factory supera los 100 millones de facturación. Las Provincias. 10-5-2016.

Zaldua, Asier. El rey del helado es de Legazpi. Noticias de Gipuzkoa. 21-7-2015.

¿Sabías que Grefusa es una de las principales empresas de frutos secos de la Península Ibérica?

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Corría el año 1929 cuando Josep Gregori Furió fundó en la valenciana localidad de Alzira (La Ribera Alta) un almacén de naranjas. A partir de 1950 Gregori dejó de lado los productos agrícolas y se centró en los cacahuetes. Poco se podía imaginar aquel buen hombre que con el tiempo ese humilde almacén acabaría convirtiéndose en una de las empresas de frutos secos, aperitivos y horneados de pan más importantes de la Península Ibérica. Hablamos de Grefusa, otro caso de éxito del espíritu emprendedor valenciano.

Grefusa es uno de los grupos empresariales líderes en el sector de los frutos secos. Cerró 2015 con una facturación de 96 millones de euros y más de 600 empleados. Cada año esta empresa valenciana produce 300 millones de bolsas de productos, 17.000 toneladas de frutos secos, aperitivos y horneados de pan y lanza al mercado entre 15 y 20 novedades. A lo largo de los años Grefusa ha sabido crear marcas tan conocidas como Pipas G, El Piponazo, MisterCorn, Gublins, PapaDelta o Snatt´s, entre otros.

Aunque sigue siendo un grupo familiar, Grefusa ha sabido internacionalizarse y tiene presencia y negocios en América, África, Europa y Asia, a destacar sus factorías en Portugal y Turquía. También ha diversificado su actividad al entrar en otros sectores como el inmobiliario, las máquinas dispensadoras o la aviación civil. El holding tiene su sede central en Alzira, donde cuenta con unas instalaciones de más de 35.000 m2; una de las plantas productoras de frutos secos y aperitivos más grandes y modernas de Europa.

 

Fuentes consultadas:

-Grefusa.

¿Sabías que el mejor poeta de Al-Andalus era de Alzira?

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Nuestra tierra valenciana ha dado al mundo grandes literatos en lengua valenciana, como Joanot Martorell; en castellano, como Vicent Blasco Ibáñez y hasta en latín, como Joan Lluís Vives. Sin embargo, pocos se acuerdan de que Valencia fue árabe y musulmana durante muchos siglos y que en aquella época también hubo grandes escritores cuya obra debemos reivindicar todos.

Abu Ishaq Ibrahim Ibn Jafaya fue un poeta árabe nacido en Alzira (La Ribera) en 1058 y fallecido en 1138. Como era rico, tenía tiempo libre y lo usaba para escribir poesía.  La prosa y poesía de Ibn Jafaya destaca por su naturalidad, sensualidad y sofisticación, resultando de interés la descripción de los paisajes, río, jardines y casas de su ciudad natal de Alzira, que consideraba la flor de Al-Andalus.

Ibn Jafaya disfrutó de la fama en vida y sus versos fueron rápidamente reproducidos por los arabófonos. Fue considerado «el poeta andalusí por excelencia» según Al-Maqqari de Tremecén, uno de los más famosos historiadores del mundo árabe, que proclamó su admiración por él y lo comparó con otro famoso poeta, As-Sanawbarí, también gran cantor y amante de los jardines.

Su obra está presente en antologías poéticas y libros de texto del mundo árabe, lo que lo convierte en uno de los grandes poetas en ese idioma de todos los tiempos. Además, según el historiador alzireño Alfons Rovira, Ibn Jafaya fue «el mejor glosador del río Xúquer» (Júcar en castellano), que en árabe significa «devastador», así llamado por el gran caudal que arrasatraba en tiempos de Al-Andalus.

Homenaje a Salvador Ferrer Esteve.

Soy rojo. Vengo de una familia de izquierdas. Mi abuelo, Salvador Ferrer Esteve, combatió en la Guerra Civil (1936-1939) en el bando republicano. Él era un buen hombre que luchó en defensa de la libertad. Sé bien que la izquierda ejecutó a muchas personas inocentes. Pero mi abuelo no era de los de gatillo fácil. De hecho, salvó a mucha gente de derechas de ser fusilada a manos del ejército rojo.

Uno de ellos era un rico hombre de negocios de Alzira. Tenía una empresa de camiones de transporte. Los republicanos querían matarlo por ser de derechas, pero mi abuelo les dijo que no lo hicieran, porque al fin y al cabo daba empleo a muchos trabajadores. Gracias a mi abuelo, aquel empresario salvó el cuello. Pero un tiempo después se giró la tortilla y el ejército fascista acabó venciendo la guerra.

Al acabar la contienda la familia recomendó a mi abuelo que se fugara a Alicante o a Argentina para evitar represalias. Pero él se negó a hacerlo porque la radio repetía sin cesar que quienes no tuviesen las manos manchadas de sangre inocente no tenían que temer. Y él tenía la conciencia muy tranquila de todo cuanto hizo. Incluso había salvado la vida de varios fachas. Así que ¿quién querría matarle?

Pero mi abuelo estaba afiliado a la CNT. No era activista ni participaba en política ni nada. Sólo tenía un carné de afiliado. Eso es todo. Así es que fueron a por él y lo detuvieron. Mi abuela fue a suplicar a aquel empresario que hablara con el gobierno para que salvara al hombre que antes le había salvado a él. Pero no quiso. Se limitó a decir que nada podía hacer y ni siquiera lo intentó. No movió un dedo.

Ferrer fue encarcelado, torturado, le arrancaron la piel a tiras, fue fusilado y arrojado a una fosa común. Y todo por un carné. Tenía 33 años. Los fascistas enviaron por correo a la viuda un paquete con los restos de su camisa hecha harapos manchada de sangre y de piel. Aquel empresario no sólo no ayudó a mi abuelo. Tampoco auxilió a su viuda e hijos, aunque hacía mucho dinero con el estraperlo.

No cuento todo esto para hacerme la víctima. He perdonado a aquel hombre. Si yo, que soy de izquierdas, no quiero para mí ni para los míos semejante injusticia ¿por qué debería desear el sufrimiento que padeció mi abuelo a los disidentes cubanos o chinos? No tengo inconveniente en condenar la dictadura de Cuba, Venezuela o China. Porque soy demócrata. Y porque soy cristiano por encima de todo.

Confieso que me gustaría mucho que hubiera más gente de derechas que fuese capaz de condenar el franquismo o el pinochetismo. Pero cada uno es dueño de sus silencios. Todo el mundo tiene derecho a tener la ideología que guste. Pero si piensa que una persona merece ser torturada y asesinada sólo por no tener sus mismas ideas políticas entonces  ¿que diferencia hay entre un terrorista de ETA y usted?

Falacia atea: El sunami de ateísmo y el fin de los tiempos.

En Europa, un auténtico sunami de ateísmo se abre paso y está arrasando con absolutamente todo. En España el 15% del total de la población es atea, porcentaje que se dispara hasta el 40% en el caso de la juventud. En absolutamente todas las encuestas sobre valores que se hacen a los jóvenes, la respuesta es que conceptos como Dios, religión o iglesia tienen escasa o ninguna importancia sobre ellos. Ahora mismo ya hay naciones en Europa donde hay más ateos que creyentes -en Holanda, el 55% de los holandeses no profesa ninguna religión-. En estados como Chequia o Ucrania se dispara la apostasía sin ningún freno.

En Alemania, la patria del pastor Martín Lutero, uno de cada tres ciudadanos no cree en Dios. A modo de anécdota, contaré que hace unos años en Alzira (Valencia) se montó una iglesia bautista y al cabo de un tiempo tuvo que cerrar por falta de fieles. Alzira tiene 45.000 habitantes. En Francia o Portugal a las parroquias católicas ya sólo acuden ancianos y las catedrales sólo son visitadas por turistas, como si de un museo se tratase. El ateísmo avanza imparable, sin freno ni remisión. Como cuando un buque petrolero naufraga en mitad del mar y una apestosa mancha de aceite de desparrama sin límite y ensucia todo lo que toca.

La fiebre del ateísmo recorre el mundo. En el Reino Unido se hacen campamentos de verano para niños ateos. Los libros de autores antirreligiosos como Michel Onfray o Richard Dawkins son superventas en las librerías de Europa. En España circulan autobuses con carteles que dicen: “Dios probablemente no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Cada vez más personas reclaman a la Iglesia Católica que les borre de sus registros de bautismo. En EEUU los ateos demandan que el lema nacional In God we trust no aparezca en el Capitolio ni en las monedas… ¿Qué es lo que está pasando? ¿Acaso el mundo se está volviendo ateo?

El ateo en su necedad niega a Dios y piensa que el creciente ateísmo es fruto del progreso, que la descristianización de la sociedad es fruto de la modernidad. Se cree muy sabio pero se equivoca. En la Biblia ya se profetizó todo esto. La apostasía generalizada es un signo de la cercanía del fin de los tiempos. Vivimos en el tiempo de la apostasía final y de los falsos profetas. La inmoralidad, los abortos, la homosexualidad, el ateísmo, las falsas doctrinas y la maldad sólo irán en aumento hasta la aparición del Anticristo. El amor de muchos se enfriará y la fe decaerá. Todo esto es necesario que ocurra antes de la segunda venida de Cristo.

Pablo, hablando sobre este asunto, dijo: “¡Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición” (2 Tesalonicenses 2:3). Y añade: “Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de la fe escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1). Jesús dijo: «Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará» (Mateo 24:11-12). Los ateos no descubren nada que la Biblia no advirtiera hace miles de años.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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