¿La Virgen María fue virgen durante toda su vida?

Agradecimientos a Luis Alberto Saavedra, de Lima (Perú).

El tema que a continuación vamos a abordar es para mí uno de los más difíciles pues a menudo provoca amargas controversias. Advierto que mi intención no es en absoluto polemizar u ofender a nadie. Antes al contrario: me dispongo a escribir este artículo desde el mayor de los respetos y consideraciones que  me merece la que sin lugar a dudas ha sido la mujer más extraordinaria que haya pisado este planeta en toda la historia de la humanidad. Me refiero, como no podía ser de ninguna otra manera, a la Virgen María.

La Biblia cuenta que el ángel Gabriel se apareció a María, una doncella desposada con José, para anunciarle que iba a traer al mundo a Jesús, quien sería llamado Hijo de Dios. María era virgen así que la concepción sería milagrosa. También relata la Palabra que un ángel se apareció en sueños a José, que pretendía abandonarla, para convencerlo de que no lo hiciese pues el hijo engendrado era del Espíritu Santo (Lucas 1:26-38) y (Mateo 1:18-25). Esto es lo que dice la Biblia. Veamos ahora qué dicen los hombres.

Existen dos grandes interpretaciones sobre la virginidad de María: la católica y la protestante. Comencemos por la primera. El Estado Vaticano sostiene la tesis de la virginidad perpetua de María. Es decir que María no sólo era virgen en el momento en el que se quedó embarazada de Jesús por obra del Espíritu Santo sino que siguió siendo virgen durante toda su vida, incluso después del nacimiento de Cristo e incluso a pesar de que, recordemos, era una mujer que estaba casada con el carpintero José.

Esto puede provocar a priori extrañeza (¿qué clase de esposa es la que no se acuesta con su propio marido y la que permanece virgen aun estando casada?). A menudo la explicación más recurrente por parte de la Iglesia Católica es la de que José debía ser un hombre anciano, y por lo tanto sexualmente impotente, lo cual explicaría que no mantuviese relaciones con María. No existe no obstante ni siquiera un solo texto bíblico que pueda sostener esa tesis, por lo queda en el campo de la especulación de los hombres.

La cosa se complica todavía más si vemos que el eclesiástico Tribunal de la Rota -dependiente del Vaticano- considera nulo un matrimonio donde no haya existido la consumación (es decir, que el marido y la mujer se hayan acostado juntos por lo menos una vez). En este sentido, el Tribunal de la Rota puede declarar nulo un matrimonio canónico «si se da impotencia para el acto conyugal tanto por parte del hombre como de la mujer». Y según la tesis católica, José era impotente y  no se acostaba con su mujer.

La Rota también lo juzga nulo «si teniendo suficiente discreción de juicio para entender las obligaciones esenciales del matrimonio y aún queriéndolas cumplir, es incapaz de cumplirlas por una causa de naturaleza psíquica (por ejemplo, es incapaz de guardar la fidelidad, de vivir unido de por vida, de llevar una vida sexual normal, de educar y alimentar a sus hijos, etc)».  No hay ninguna duda de que un matrimonio donde los cónyuges no se acuestan el uno con el otro dista mucho de llevar una vida sexual normal.

Así pues, según la tesis católica María fue virgen durante toda su vida porque su marido era anciano y supuestamente impotente (aunque no exista ningún texto bíblico que lo corrobore). Sin embargo, la propia Iglesia Católica declara nulo de pleno derecho un matrimonio donde no se practique el sexo, por lo que si aplicáramos las propias normas católicas a la pareja que nos ocupa tendríamos que declarar nulo este matrimonio y en consecuencia llegar a la conclusión de que María fue una madre soltera.

La visión protestante del asunto es, en mi humilde opinión, más racional, menos complicada y no contradictoria: María era virgen en el momento de quedarse embarazada de Jesús (es el Espíritu Santo y no un varón quien la preña), pero en el momento de casarse con José ya pasó a practicar una vida sexual normal con su marido (algo que además no sólo no es pecado sino bueno a los ojos de Dios). Esto no invalida el milagro de la concepción virginal de Cristo ni tampoco el matrimonio de María con su esposo.

María no sólo habría tenido una vida marital normal sino que además habría tenido más hijos (y esta vez concebidos de forma natural con su marido y no de forma milagrosa como con Cristo). ¿Pero acaso hay pasajes de la Biblia que sustenten esta teoría? Sí, los hay. Los cuatro evangelistas sostienen en varias ocasiones que Jesús tuvo hermanos y hermanas (Marcos 3:31-35), que éstos no creían en Él como mesías (Juan 7:2-5), e incluso sabemos el nombre de los hermanos varones de nuestro Señor (Marcos 6:3-4).

Lucas 1:34 dice:  “Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón”. En otras palabras, María afirma que no ha tenido relación sexual con hombre alguno. En Mateo 1:25 leemos:  “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús”. Aquí la Biblia resalta que José no tuvo relaciones sexuales con María hasta que nació Jesús. O sea que después del nacimiento, sí tuvo sexo. Además se refiere a Jesús como «primogénito», esto es, el hijo mayor. De ser hijo único habría dicho «unigénito».

Yo, personalmente, me inclino más por la visión protestante, la cual considero más sensata, no contradictoria y con base bíblica. En cualquier caso, tanto los cristianos que defienden la virginidad perpetua de María como los que apoyamos la tesis de su virginidad temporal, coincidimos en dos cosas: que la concepción de Jesús fue un fenómeno milagroso al ser María doncella, y que es sin duda una mujer tan pura, tan maravillosa y extraordinaria que fue elegida por el mismísimo Dios para engendrarse en su vientre.

Tengo el corazón contento.

«Si permanecéis en Mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho» (Juan 15:7).

«Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá». (Mateo 7: 7).

Hoy tengo el corazón contento. Recién acabo de sacarme el carnet de conducir. Y a la primera, tanto el teórico como el práctico. Y ya era hora porque ya tengo una edad. Hasta ahora lo había ido dejando pasar. Cuando tenía tiempo no tenía dinero, cuando tenía dinero no tenía tiempo, cuando tenía tiempo y dinero no tenía ganas… Y así lo he ido dejando hasta que me ha hecho auténtica falta.

Ahora bien, la historia tiene miga. A mí las cosas teóricas siempre se me han dado bien, pero no así las prácticas, que me cuestan más. De hecho, no esperaba aprobar en absoluto. Las prácticas que he estado haciendo (y he hecho bastantes) eran un auténtico horror. Me saltaba semáforos en rojo, stops, cedas el paso… Y no sigo contando porque sería demasiado humillante. Y el problema no era de conducción sino de fijación. El profesor me decía que conduzco bien pero que no me fijo nada. Y es verdad; soy extremadamente despistado, me distraigo con una mosca, me cuesta concentrarme. Me cuesta mucho. No se imagina hasta que punto.

Fíjese que desastre de prácticas hacía que el día antes del examen el profesor, Emilio, me decía: «Cada vez lo haces peor», «Vaya puta mierda de prácticas que estás haciendo», «Estamos quemando el dinero» y «Si mañana lo haces así, no duras ni un minuto». Y tenía razón en todo. Emilio es un profesor extraordinario. Pero extraordinario, de verdad. El problema era mi falta de concentración. A eso se le suma que los examinadores de Alzira son muy estrictos: el 80% de alumnos suspende en el primer intento.

El domingo estaba tan desolado que pensaba que no me iba a sacar el carnet nunca. También vi en internet casos de gente que decía que había aprobado a la quinta. Y yo pensaba: «Ése puede ser mi caso». Tanto es así que me había presentado al práctico con la intención de durar cinco minutos. Literalmente. Si no me eliminaban en el primer minuto y aguantaba cinco, me daba por satisfecho.

Pero tenía guardado un as en la manga. Verá, soy cristiano y creo profundamente en Dios. Tanto es así que decido entregarle mi vida en sus distintas facetas, por mínimas o insignificantes que éstas sean. Así que le pedí a Dios que me ayudara, que el Espíritu Santo me iluminara con su sabiduría y entendimiento, pero que en última instancia se hiciese su voluntad y no la mía. Es decir, si Dios quería que suspendiera, lo aceptaría. Al fin y al cabo, quizás fuese un mensaje.

¿Cuál ha sido el resultado? Pues que el examen me ha salido redondo, no perfecto pero sí bastante bien, no ha habido ningún fallo de concentración, total tranquilidad. El examinador me ha dicho: «Has aprobado».  Es por ello que tengo el corazón contento, porque siento que me he quitado un muerto de encima. Y doy gracias a Dios por lo que hoy ha hecho por mí. Porque ha puesto todas las circunstancias favorables en mi camino para que yo superase la prueba. Y eso incluye a un gran profesor, Emilio, de la Autoescuela Ricardo de la ciudad de Alzira. Se la recomiendo. De verdad.

Supongo que las personas ateas pensarán que estoy loco, que sólo digo tonterías, o que he aprobado por pura potra. Pero lo cierto es que ayer lo hacía tan mal que las previsiones era que suspendiera antes de transcurridos 60 segundos (no exagero) y hoy todo ha salido bien en una ciudad en la que el 80% de los candidatos suspende el práctico en la primera convocatoria. Le supliqué ayuda a Dios y Él me escuchó. Justo es que le dé gracias.