Milagros, endemoniados, movimiento de objetos, don de lenguas, xenoglosia, levitaciones… Todo eso y más ha ocurrido en La Balma. Pero comencemos por el principio. Nuestra historia trascurre en Sorita, una diminuta villa valenciana enclavada en la montañosa comarca de Els Ports, muy cerca de Morella. En Sorita hay un lugar realmente mágico: el Santuario de la Virgen de La Balma. Allí encontramos tres ermitas, aunque la que nos importa es propiamente la de La Balma: está excavada en la montaña y por siglos este poco accesible lugar fue conocido como «el Santuario de los endemoniados».
El origen del culto en La Balma se inicia en 1380, a raíz teóricamente de la aparición de la Virgen a un pastor en los páramos de la zona. Desde entonces pasó a ser un centro de peregrinaje. En el siglo XIV se encontró una imagen de la Virgen de La Balma, a partir de cuyo hallazgo se construyó un santuario para venerarla. Desde entonces pasó a ser un centro de peregrinación de enfermos y endemoniados que acudían allí buscando ayuda. No obstante, parece que desde mucho antes (finales del siglo XII) se tiene noticias de exorcismos y visiones demoníacas en las cuevas de la zona.
La mayoría de los supuestos endemoniados que acudían allí para que les hicieran un exorcismo eran simplemente epilépticos, enfermos mentales o esquizofrénicos; gente pobre y supersticiosa en su mayoría, y fácilmente impresionable. Esta gente realmente necesitaba de ayuda médica y aquellos rituales de exorcismo muchas veces hacían más mal que bien. Pero no parece que todos los casos se deban a la superchería popular. Se han documentado casos de telekinesis, don de lenguas, xenoglosia, levitación, saber el futuro, leer el pensamiento, hablar con los muertos y otros muchos fenómenos extraños.
Miles de peregrinos de toda España viajaron a La Balma en busca de milagros, sanaciones o liberación de demonios. Todo dirigido por sacerdotes y con el visto bueno de la jerarquía católica. Pero desde finales del siglo XIX los exorcismos dejan de ser dirigidos por curas y aparecen hechiceras, brujos, espiritistas y estafadores que conducen los rituales. El momento álgido de peregrinos se dio entre 1900 y 1936. Ese último año la Guardia Civil puso fin a esto, a instancias del Gobierno y de la Iglesia Católica. Hoy el Santuario sigue recibiendo visitantes, pero ninguno en busca de exorcismos.
Fuentes consultadas:
–Contreras, Francisco. Maestrazgo de Castellón: un Paraíso Maldito. Comentarios de Libros.
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