El escritor ateo Richard Dawkins explica en su libro El espejismo de Dios lo que el mismo llama «su argumento central» . Dawkins considera que no puedes inferir que existe un Diseñador del Universo basándote en la complejidad del Universo porque eso nos lleva a otra pregunta: ¿quién diseñó al Diseñador? y por tanto esto deja la complejidad cósmica y biológica sin explicación válida (un argumento que, como veremos, si lo diéramos por válido destruiría la ciencia). El profesor William Lane Craig replica que para aceptar que una explicación es la mejor, no necesitas tener la explicación de la explicación y pone dos ejemplos al respecto.
El primero es que si unos arquéologos excavan en una región y encuentran artefactos tales como puntas de flecha, vasijas o hachas de guerra la explicación más lógica es que fueron construidos por alguna tribu perdida. Y que los arqueólogos no sepan nada de esta tribu, de ningún modo invalida su tesis. De igual modo, añade el profesor de filosofía William Craig a modo de segundo ejemplo, si los astronautas encontraran artefactos tecnológicos en la cara oculta de la luna, estaría justificado pensar que los creó un ser inteligente incluso aunque no tuvieran ni la más remota idea acerca de quién los puso allí o de cómo fueron diseñados.
«No necesitas tener una explicación para la explicación para reconocer que una explicación es la mejor. Podemos considerar que el diseño inteligente es la mejor explicación para la complejidad biológica sin necesidad de teorizar sobre el diseñador. Esa pregunta puede ser dejada para un debate posterior. Si para reconocer que una explicación es la mejor, necesitáramos una explicación para la explicación, esto nos llevaría a una regresión al infinito. Necesitarías una explicación para la explicación de la explicación y así hasta el infinito con lo que nunca tendrías una explicación para nada y acabarías destruyendo la ciencia», dice Craig.
Yo lo veo de este otro modo: Supongamos que encontramos La Mona Lisa, que su pintor es anónimo y que nos preguntamos por su origen. ¿Qué hipótesis es más plausible? ¿Pensar que lo hizo un artista desconocido o que el cuadro se pintó él solo y a sí mismo por casualidad? Lógicamente la primera. Y porque no sepamos el nombre del pintor, su nacionalidad o en que año pintó el cuadro, no deja de ser la más razonable. No conocemos el origen exacto de Dios (tampoco a qué dedica su tiempo libre por ejemplo) pero aún así la idea de que alguien inteligente diseñó el cosmos es más racional que pensar que el universo se autocreó a sí mismo por azar.
FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.
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