Perú: un país mágico.

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En estas tierras se forjó el poderoso Imperio Inca, el cual acabaría siendo aniquilado por los colonos españoles. El Virreinato de Perú se independizó de Madrid en 1822 de la mano del libertador José de San Martín. Previamente lo intentó el caudillo amerindio Túpac Amaru II, hoy considerado todo un héroe nacional.

Los españoles robaron del Perú cantidades gigantescas de oro y de plata, y acabaron con la civilización incaica. Por tales motivos, los peruanos guardan un rencor eterno a España, a la que culpan de todos sus males, pasando por alto quizás que quienes les roban a día de hoy son los políticos que ellos mismos han votado.

Su historia es apasionante: formó parte de la Confederación Perú-Boliviana entre 1836 y 1839 y ha sostenido guerras contra España, Ecuador o Chile por la defensa de sus fronteras. Quizás lo más doloroso ha sido sufrir guerras civiles, golpes de estado, dictaduras militares o incluso el terrorismo de comandos de extrema izquierda.

Esta república latinoamericana, enclavada entre los Andes, el Amazonas, y Océano Pacífico, muy rica en biodiversidad y recursos minerales, es a su vez una sociedad pobre y atrasada, de la que millones han emigrado al extranjero en busca de una vida mejor. No obstante, en los últimos años la economía vive un auge.

Es una sociedad de amerindios, mestizos, blancos, negros y asiáticos. El idioma oficial es el español, aunque también se hablan muchas lenguas nativas, entre las que destaca el quechua y el aymara. El catolicismo es la fe predominante, aunque usualmente se mezcla con unas creencias animistas ancestrales en un sincretismo total.

El Perú es un crisol de etnias y una potencia cultural. Entre sus tesoros arquitectónicos destaca Machu Picchu, la ciudad de Cuzco y los geoglifos de Nazca. Es un pueblo rico en danzas, tradiciones y artesanía, y el Premio Nobel Mario Vargas Llosa es su literato más afamado. País mágico donde los haya.

Ecuador: entre el caos y la dignidad.

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España colonizó estas tierras en el siglo XVI y las integró en el Virreinato de Nueva Granada en el XVIII. La Junta de Quito y la República de Guayaquil se independizaron en 1822. Dos años después ambos estados los anexionó la Gran Colombia, de la que se separaron en 1830, fusionados en una sola nación: Ecuador.

La historia de Ecuador ha sido calamitosa desde sus inicios. El libertador Antonio José de Sucre iba a ser el primer presidente de la historia de esa república, pero fue asesinado por Juan José Flores, quien a la postre tomó la primera presidencia de Ecuador, y comenzó a endeudarla con el exterior desde el principio.

Desde entonces todo siguió igual: los presidentes se sucedían uno tras otro y gobernaban el país como un cortijo privado. La corrupción, la pobreza, las dictaduras, los golpes de estado, y un endeudamiento frenético sumieron al país en el caos. Tuvo varias guerras con el Perú por delimitar el control de las fronteras.

Entre 1997 y 2007 el país tocó fondo: ocho presidentes en diez años, a cada cual más corrupto. Los postulados neoliberales se impusieron, la pobreza se multiplicó y un éxodo de ecuatorianos emigró a Estados Unidos y España. Desde 2007 gobierna Rafael Correa, quien le ha devuelto la estabilidad y la dignidad a su país.

Ecuador se llama así porque lo atraviesa la linea ecuatorial, por lo que se encuentra en ambos hemisferios. Esta república suramericana tiene una sociedad multirracial y multiétnica, donde además del español son oficiales las lenguas indígenas. Es una población de fe católica, aunque hay una minoría evangélica al alza.

Es uno de los países más ricos a nivel medioambiental y de biodiversidad de todo el planeta.  En cuanto a la economía, vive de exportar petróleo y bananas, así como de las remesas que envían los emigrantes.  Sus gentes son diversas, y existen diferencias culturales notables entre quienes viven en la costa, en la sierra y en la selva.

Gran Colombia: el sueño panamericano.

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Inmediatamente después de que el libertador Simón Bolívar lograra librar del yugo español a varias naciones latinoamericanas, se procedió a crear la Gran Colombia, que pretendía unir toda Hispanoamérica, desde México hasta Chile. Proyecto ideado por el ideólogo Francisco de Miranda cuyo gran impulsor fue Bolívar.

La Gran Colombia nace en 1821 con la unión de Nueva Granada (hoy Colombia) y Venezuela, se suma ese año Panamá (como parte de Nueva Granada); así como Quito y Guayaquil (que ahora forman Ecuador) en 1822. Se estudió incorporar el Haití español (actual República Dominicana), Bolivia y Perú, pero la cosa no fraguó.

Desde un primer momento hubo dos visiones antagónicas: la de Francisco de Paula Santander (federalismo, democracia, localismos) versus la de Bolívar (centralismo, autoritarismo, interés general). A eso se sumaron las malas comunicaciones, un excesivo centralismo y los distintos intereses de las oligarquías locales.

En 1825 el estado llegó a tener 2.500.000 habitantes y 2.500.000 km2. Era una nación multiétnica que vivía de la agricultura y el comercio y que contaba con moneda propia, el piastra. En 1828 Bolívar se erige en dictador vitalicio para dar estabilidad al país. Esto fue visto como un retorno a la monarquía y causó gran rechazo.

La Gran Colombia fue a la guerra contra Perú en 1828-1829. Ambos contendieron por el control de Guayaquil. Venezuela y Ecuador se separaron de la federación en 1830, el mismo año en que murió Simón Bolívar. La disolución efectiva del país llegó en 1830 y la formal en 1831. El sueño panamericano tan sólo duró una década.

Si toda Hispanoamérica se hubiese unido, hoy sería un estado de 11.500.000 km2 (segundo del mundo) y 400 millones de habitantes (tercero), pero no funcionó. La Gran Colombia inspiró otros proyectos federalistas como la República Federal de Centro América (1823-1841) y la Confederación Peruana-Boliviana (1836-1839).

Quechuas: los herederos de los incas.

Los actuales quechuas son los descendientes de los incas precolombinos que fueron colonizados por el conquistador español Francisco Pizarro. Es un pueblo de cultura milenaria. Se trata de seis millones de personas diseminadas a lo largo y ancho de la geografía de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile.

Su alto nivel de dispersión los ha atomizado en muchos pequeños grupos. Este hecho comporta que difícilmente puedan colaborar juntos para defender sus derechos. A diferencia de sus primos hermanos los aymara, con los que culturalmente tienen mucho en común, los quechua no reivindican un estado propio.

El quechua es una de las familias de lenguas más extensas de la América precolombina. Existe una gran controversia acerca de si es un solo idioma o varios, pues existen decenas de variantes muy diferenciadas. El quechua es oficial a nivel estatal en el Ecuador, Perú y Bolivia y a nivel regional en Argentina y en Chile.

Es un pueblo supersticioso que combina el catolicismo con una cosmogonía indígena de dioses de la naturaleza y espíritus benefactores. Mantienen ritos paganos donde bailan en torno a hogueras al son de sus flautas y pequeñas guitarras para mejorar las cosechas. Han permanecido fieles a sus tradiciones por siglos.

Estos nativos americanos son agricultores. Viven de cultivar patatas, comercian con artesanía y usan la llama como animal de carga. Su vestimenta y folclore son muy conocidos… las mujeres llevan chal y grandes faldas superpuestas y los hombres se cubren con coloridos ponchos. El sombrero es otra prenda de uso común.

Esta nación cultural sufre de persecución. Solamente en Perú se asesinaron a más de 50.000 en los años 80 y se esterilizaron a más de 200.000 mujeres en los 90. Los quechuas sobreviven en una situación de atraso y extrema pobreza en un ambiente árido en el que en el mejor de los casos las condiciones de vida son muy duras.

Guayas: autonomía y libertad.

El 9 de octubre de 1820 Guayaquil se independizó de España. Su libertad duró un suspiro porque sólo dos años después, Guayaquil fue anexionada forzosamente por la Gran Colombia. Tras la separación de la Gran Colombia, las naciones de Guayaquil y de Quito se fusionaron para conformar la actual República del Ecuador.

Aquella decisión le salió cara. Perdió el 90% de su territorio porque fue dividido en varias provincias dentro del Ecuador. Durante su efímera independencia llegó a poseer todo el litoral ecuatoriano y hasta parte del Perú. De todo aquello sólo le queda la pequeña provincia de Guayas, en la que vive el 30% de la población de Ecuador.

El gran beneficiado de la creación del nuevo estado fue Quito, que goza de las prebendas de un país completamente centralizado. El centralismo es tan feroz que para cualquier papeleo los guayaquileños deben recorrer más de 600 km de caminos de precipicios hasta Quito sólo para que un funcionario les ponga un cuño.

Esta tierra que nació libre y contagió con esa libertad a la región, hoy reclama una autonomía política, regulatoria y fiscal y un Estado descentralizado. Dentro del contexto de pobreza de Latinoamérica, Guayas es la región más próspera y dinámica de Ecuador y Quito la exprime como a una naranja a la que saca todo el jugo.

Otros muchos hablan de «autonomía solidaria» (léase solidaridad impuesta). Es decir, que las provincias económicamente más desarrolladas, como Guayas, estén obligadas a compartir su riqueza con las que son más pobres. Pero se olvidan de que Guayaquil se desarrolló sin recibir fondos ni ayudas de otras provincias o países.

«Por Guayaquil Independiente» es el lema que aparece en su escudo, el cual fue diseñado por José Joaquín de Olmedo, el único presidente de aquel efímero estado soberano.  Y si Quito sigue desoyendo el fervor regionalista y autonomista de los guayaquileños, quizás vuelvan a esgrimir de nuevo este lema y reclamen ser nación.

Venezuela: la cuna de Hispanoamérica.

Venezuela es la primera nación americana que se independizó del Imperio Español, en el siglo XIX. Fue en la Batalla de Carabobo de 1821, donde el ejército realista fue masacrado. Allí, en Valencia, nació Venezuela y provocó un efecto dominó en toda Hispanoamérica que acabaría por enterrar el imperio colonial en 1898.

Y es que Venezuela es por encima de todo la patria de Simón Bolívar. Bolívar fue el libertador de cinco naciones (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) y su figura es omnipresente en el país. En los discursos, en los grafitis en las calles, los libros, en los bares… Todo el mundo rinde un culto casi mesiánico a aquel gran hombre.

Hoy es una nación famosa por tener a las mujeres más hermosas del planeta, por ser la superpotencia de los concursos de belleza, por sus telenovelas románticas y por ser uno de los mayores productores mundiales de petróleo y gas. Pero también sufre una alta tasa de corrupción y un aumento de la inseguridad ciudadana y del crimen.

Actualmente Venezuela vive bajo una dictadura neocomunista disfrazada de democracia con el presidente Hugo Chávez. Los recortes de libertades y de derechos individuales, las expropiaciones, y los cierres de medios de comunicación están a la orden del día. Todo augura una progresiva y creciente cubanización del país.

Pero allá donde prolifera la maldición, también suele abrirse paso la bendición, en este caso espiritual. En la república ha experimentado un fuerte avivamiento del Espíritu Santo, la gente predica la Biblia en medio de las plazas públicas y hay una auténtica explosión de iglesias evangélicas presente en cada barrio de la patria.

Venezuela es una tierra histórica que ha dado al mundo personajes célebres como Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, Arturo Michelena, Rómulo Gallegos o Andrés Bello. Es el faro de luz que alumbra a América Latina, un país que ha inscrito su nombre en los libros de historia con letras de oro.

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