Per qué el valencianisme deuria recolzar l’independencia de Catalunya.

Tradicionalment el valencianisme, per ser majoritariament regionaliste i favorable a l’unitat d’Espanya, s’ha mostrat visceralment contrari a l’independencia de Catalunya.  El problema radica en que a l’estar Catalunya dins d’Espanya, el pancatalanisme s’espandix sense remissio: primer fon Balears, despres Valencia, ara Arago. A voltes per a frenar un cancer toca amputar. El valencianisme deuria recolzar la secessio de Catalunya com un paradoxal pero possible antidot front a la forta catalanisacio que ara patim els valencians. A continuacio presente quatre raons:

1) Una Catalunya independent tindria sobre Valencia la mateixa influencia que Portugal puga tindre sobre Galicia. Ben poca, per no dir nula. El gran drama que tenim els valencians és compartir estat ab els catalans. Si quan el president catala Lluïs Companys declarà l’Estat Catala no s’haguera malograt eixe proyecte, hui Catalunya no estaria com està, dins d’Espanya i usant a Valencia com a moneda de canvi en les seues negociacions ab Madrit. Una Catalunya independent mai hauria pogut forçar a la Moncloa a posar la AVL o TV3 en Valencia per posar un cas.

2) Una Catalunya independent per supost tractaria de conseguir el seu somi de països catalans, pero és més que provable que l’Estat Espanyol per a evitar una possible secessio de Valencia apostara per marcar diferencies respecte a Catalunya; és dir, l’unitat de les llengües que ara es manté per interessos politics es trencaria per les mateixes raons. És provable que per a evitar que Catalunya s’emportara a Valencia de la mà, els nostres governants teledirigits des de Madrit promocionaren un Idioma Valencià independent i agitaren l’anticatalanisme més dur.

3) Per supost hi  hauria valencians catalanofils, pero molts d’ells emigrarien a Barcelona per a viure en el seu somiat estat catala. Els que quedaren serien una minoria que aniria diluint-se en el pas del temps frut de les politiques descrites en el punt anterior. És més senzill que Valencia siga un satelit de Catalunya si les dos estan dins del mateix estat (Espanya) que si Catalunya se separa, o Valencia, o les dos. La frontera sempre marca distancies. Si Alemanya no ha pogut absorvir Austria ni Colombia a Veneçuela, més dificil encara seria crear uns països catalans.

4) Una Catalunya independent serviria als valencians per a saber realment cóm es viu millor, si dins d’Espanya o fòra. Si els vaticinis apocaliptics de Madrit que afirmen que un Republica Catalana aniria a la bancarrota es compliren (cosa improvable, mira Andorra), hauriem encertat quedant-nos dins d’Espanya. Per contra, si una Catalunya independent va cada volta millor mentres que una Valencia espoliada fiscalment s’afona per haver de mantindre andalusos, extremenys i companyia, els catalans nos harien mostrat que l’independencia és el cami.

FONT: Som nº 251. Juliol 2011.

Córcega: el futuro por delante.

Una de las peores cosas que le puede pasar a uno en la vida es pertenecer a una minoría étnica y vivir en el jacobino y centralista Estado Francés, una auténtica dictadura etnocida que aniquila cualquier lengua y cultura que no sea la oficial francesa. Ése es el infausto destino que le ha tocado en suerte al valiente pueblo corso.

Tanto es así que los corsos se vieron obligados a finales del siglo XX a recurrir al terrorismo para lograr un cierto autogobierno y la oficialidad de su lengua, muy parecida al toscano. Sin la lucha armada, ni siquiera esto tendrían por parte de una Francia que promueve activamente la uniformización y homogeneización del Estado.

La isla ha sufrido durante siglos la marginación económica de París, lo cual ha despertado un fuerte nacionalismo local.  Frente a la falta de inversiones e infraestructuras, el nacionalismo propone una Córcega independiente que sea un paraíso fiscal, lo cual la convertiría de hecho en uno de los países más ricos del mundo.

Córcega siempre fue una joya muy codiciada. Entre 1755 y 1769 logró sacudirse de encima el histórico dominio genovés y fue un estado independiente bajo la batuta del patriota corso Pasquale de Paoli. En 1769 el país fue fagocitado por Francia y por casualidad justo aquel año nació el dictador Napoleón Bonaparte en la isla.

Los antiguos atenienses bautizaron la isla como «Kallisté», que significa «la más bonita». Hoy se la conoce como «la isla de la belleza»… Bosques, montañas y preciosas playas de fina arena y aguas cristalinas que atraen cada año a miles de deportistas náuticos, submarinistas y amantes de la mar procedentes del mundo entero.

El pueblo corso tiene el complicado reto de decidir su destino. Si en el futuro escoge la independencia, tendrá un país libre y próspero. Si elige seguir formando parte de Francia, será simplemente una mancha que se diluye paulatinamente allá a lo lejos en el horizonte hasta acabar despareciendo de la vista para siempre jamás.

Serbia: el orgullo nacionalista.

El pueblo serbio fue históricamente traicionado por Occidente. En su día sufrió la invasión del genocida Imperio Otómano. Las potencias europeas, temerosas de los turcos, abandonaron a su suerte a los serbios, que sucumbieron en la Batalla de Kosovo de 1389 y padecieron la despiadada opresión turca hasta finales del siglo XIX.

Aquella invasión islámica y la traición de Occidente fueron la raíz de todos los males posteriores. Serbia desarrolló un nacionalismo excluyente y fanático para asegurar su supervivencia frente al islam y al imperialismo. Las dos Guerras Balcánicas (1912-13 y 1913) confirmaron al país como una potencia en el sur de Europa.

El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría en Saravejo desencadenó la Primera Guerra Mundial (1914-18). Serbia se apoderó de los pueblos de alrededor y juntos constituyeron Yugoslavia en 1918. En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) los nacionalistas croatas asesinaron más de 700.000 serbios.

Tras la dictadura comunista de Josip Broz Tito, llegó la Guerra Civil Yugoslava (1991-1995), la Guerra de Kosovo (1999), la ruptura con Montenegro (2006) y la independencia de Kosovo (2009). Los serbios cometieron espantosos genocidios. Con tanta guerra, se desintegró Yugoslavia y naufragó definitivamente la potencia serbia.

En los Balcanes se expían los pecados con el ritual del derramamiento de la sangre. Pese a ello, Serbia destaca poderosamente en el campo de la cultura (Kornelije Stankovic, Vuk Stefanovic Karadzic o Emir Kusturica) y del baloncesto (Dragan Kikanovic, Drazen Dalipagic, Radivoj Korac, Dejan Bodiroga…).

El nacionalismo étnico llega a su máxima crudeza en Serbia: una sucesión infinita de guerras por la bandera, la patria y la religión… Es la salida lógica de un pueblo repudiado por Occidente y agredido por el islam: confiar sólo en sí mismo. A Serbia no le quedó más remedio que ser como es. Y Europa tiene buena parte de culpa.

Santa Cruz: hacia la nación camba.

Cuando hablamos de Bolivia a menudo pensamos en una especie de Tíbet suramericano, una tierra atrasada de campesinos amerindios que hablan quechua y aimara. Pero existe otra Bolivia; compuesta por gente mestiza, importantes recursos económicos, identidad propia y orgullo étnico: el Departamento de Santa Cruz.

Este departamento en cuestión es heredero de aquella Republiqueta de Santa Cruz que fue independiente en el siglo XIX y que lucha por volverlo a ser en el XXI. Los cruceños, de etnia camba, son la principal región opositora al gobierno indigenista del presidente boliviano Evo Morales y a la etnia colla que él tanto defiende.

El nacionalismo viene patrocinado por la burguesía y tiene sustento en la sociedad cruceña. Los motivos para la independencia son económicos (el dinero del petróleo y gas de Santa Cruz se lo lleva La Paz) y raciales (la población mestiza cruceña, de etnia camba, no soporta a los indígenas del occidente boliviano, o collas).

En 2008 Santa Cruz se dotó de un altísimo autogobierno tras echarle un pulso a Bolivia y celebrar un referéndum no reconocido por La Paz. El texto resultante habla de nacionalidad, identidad histórica, derecho al autogobierno, gestión de los recursos económicos propios y la creación de una hacienda cruceña, entre otros.

A punto estuvo Santa Cruz de proclamarse independiente aquel año, tras una fuerte campaña de desobediencia civil, a la que se sumaron las regiones de Pando, Beni y Tarija. Sólo la advertencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) acerca de no reconocer al nuevo país calmó las ansias separatistas de los cambas.

Santa Cruz es una tierra rebosante de recursos, más grande que Alemania y con menos de tres millones de habitantes. Tiene todo para ser una nación y lo sabe. Quizás llegue el día en que el artificial estado boliviano se disuelva en dos naciones: una colla y otra camba. Y los cruceños van a luchar para que llegue ese día.

Eslovenia: el feliz reencuentro con Occidente.

Los eslovenos eran el 8% de la población de Yugoslavia pero aportaban el 25% del Producto Interior Bruto (PIB) del estado y la tercera parte de las exportaciones. Sus recursos fueron puestos al servicio de los intereses centralistas de Belgrado y los impuestos que pagaban servían para construir infraestructuras en Serbia y Macedonia.

Los eslovenos eran los más prooccidentales de todos los eslavos del sur y continuamente reclamaron una apertura económica y democrática pero, en respuesta, sólo padecieron una concatenación de dictaduras: monarquía absolutista, fascismo y comunismo. El centralismo de Belgrado se tornó déspota y feroz.

Pese a ello, este pueblo siempre fue fiel al Estado Yugoslavo pero cuando criticó la suspensión de la autonomía de Kosovo en 1989, los serbios promovieron un boicot contra las empresas y productos eslovenos. Esto desató las iras independentistas de un pueblo hasta entonces leal pero que finalmente se había hartado de pagar y callar.

Cuando estalló la Guerra Civil Yugoslava en 1991, Eslovenia fue la primera en independizarse. Tuvo mucha suerte ya que, tras sólo diez días de conflicto bélico, logró su objetivo. Inmediatamente, la república fue reconocida por Alemania y otras potencias que le dieron una cordial bienvenida para festejar su ingreso en Occidente.

Eslovenia es otro claro ejemplo de que la independencia sienta bien a un pueblo: hoy es líder mundial en fabricación de elementos para  deportes de invierno, tiene una floreciente industria farmacéutica, automovilística y vitivinícola, supera en renta per cápita a Portugal y Grecia y tiene menos desempleo que Alemania o Francia.

Liubliana se adhirió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte  (OTAN) y a la Unión Europea (UE) en 2004 y al euro en 2007. Hoy Eslovenia forma parte de pleno derecho del conjunto de naciones desarrolladas occidentales. La gente tiene motivos de peso para volver a estar feliz y mirar con optimismo hacia el futuro.

Escocia: el sueño de ser una nación libre.

El Reino de Escocia fue un estado independiente hasta 1707, fecha en que se firmó el acta de unión con Inglaterra, para crear el Reino de la Gran Bretaña. Escocia conservó su sistema legal, educativo y religioso propios. De hecho, Escocia tiene estatus legal de país y la soberanía recae en el noble pueblo escocés y no en el británico.

Los escoceses firmaron la unión con Inglaterra por las buenas porque sabían que, de no aceptarla, tarde o temprano lo harían por las malas. Inglaterra era muy hostil, así que firmaron una rendición disfrazada de unión libre. Así se obtuvieron jugosas ventajas imposibles de negociar de ser anexionados por Londres tras una guerra.

Los escoceses son celtas, progresistas, partidarios del euro y proeuropeos. Los ingleses anglosajones, conservadores, defensores de la libra esterlina y proamericanos. No tienen nada que ver. Escocia tiene dos lenguas nacionales (el gaélico escocés y el lallans). No obstante, la lengua más utilizada por la gente es el inglés.

Es ésta una de las naciones más hermosas del planeta, una tierra de ensueño con una naturaleza espectacular, con unos paisajes que enamoran, especialmente en las Tierras Altas. Es conocida también por su singular folclore: por la triste melodía de sus gaitas, por el misterioso monstruo del Lago Ness, por sus hombres con falda.

Es también cuna de varones ilustres: William Wallace, Alexander Graham Bell, Alexander Fleming, Lord Kelvin, James Watt, John Knox, Adam Smith, David Hume, Lord Byron, Arthur Conan Doyle, Walter Scott, Robert Louis Stevenson… En Escocia nació la industria y el capitalismo modernos.

En los últimos tiempos ha crecido el independentismo en el país, animado por el éxito de Irlanda. Es por todos conocido que a nadie odia más un escocés que a un inglés así que es tiempo de acabar con el artificial estado británico. Escocia, por historia y por derecho, merece ser una de las naciones independientes de la Tierra.

Kosovo: una bomba de relojería en el corazón de Europa.

La declaración de independencia de Kosovo respecto de Serbia el 17 de febrero de 2008 marcó un antes y un después en el derecho internacional: por primera vez en la historia la Comunidad Internacional aceptó la secesión unilateral de un territorio no colonial en tiempos de paz. Ahora, los tribunales avalan dicha liberación.

La sentencia del 22 de julio de 2010 del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) -también conocido como Tribunal de La Haya- fue realmente histórica: la declaración unilateral de independencia de un territorio es un acto político, no uno jurídico, por lo que, de acuerdo al derecho internacional, ésta no puede ser ilegal.

En dicha sentencia el Tribunal añadió que la inviolabilidad e intangibilidad de las fronteras de un estado es siempre respecto del exterior (es decir, que un país no debe invadir a otro), pero permite que, a nivel interno, se puedan modificar las fronteras de un estado, por ejemplo a través de la secesión de alguna de sus regiones.

Kosovo, un país del tamaño de Murcia y menos de 2 millones de habitantes, es una bomba de relojería que los Estados Unidos han puesto en el corazón mismo de Europa para hacerla saltar por los aires… Kosovo abrirá las puertas de la libertad a numerosos pueblos oprimidos: Flandes, Escocia, Córcega, Euskadi, Valencia…

Puede que Kosovo no sea un país ejemplar: es una sociedad musulmana que se amparó en el terrorismo, que ha sufrido mucho por culpa de los serbios y que después los ha represaliado, una nación de albaneses que reclamó un estado cuando ya disponía de uno (Albania), una república empobrecida por incontables guerras.

Pero Kosovo es también un precedente jurídico jamás visto antes. Los que creemos en la autoterminación y en la democracia, en la Europa de los pueblos y en la libertad, tenemos mucho que agradecer a Estados Unidos, al Tribunal de la Haya y al épico pueblo kosovar. Su pírrica victoria es todo un rayo esperanza para millones.

Heineken i l’Estat Valencià de 1992.

El multimillonari empresari holandés Freddy Heineken no només fon el president de l’empresa cervesera més famosa del món-a la qual el seu llinage dona nom-, sino que ademés fon també un declarat europeiste i un apassionat de les cultures. En 1992 publicà un panflet titulat Els Estats Units d’Europa ¿una eurotopia? en la que proponia una Europa federal -els Estats Units d’Europa- composta per dozenes de chicotets estats europeus (la majoria d’entre uns 5 i 10 millons d’habitants), en una història comuna, una cultura pròpia i una homogeneïtat ètnica.

A principi dels 90 hi hagué una forta eclosió de nacionalismes en Europa que va donar pas a una vintena de nous estats després de la desintegració de l’Unió Soviètica, Yugoslàvia i Checoslovàquia. També en 1992 se firmà el Tractat de Maastrich que significava el pas d’un mercat comú  exlusivament econòmic com la Comunitat Econòmica Europea (CEE) a un ambiciós proyecte polític com l’actual Unió Europea (UE). Heineken pensà que eixa explosió de noves nacions-estat d’Europa Oriental podia traslladar-se a tot el continent i ajudar al mateix temps a forjar una gran aliança de pobles.

L’idea era que seria més fàcil construir una gran nació europea si es componia d’estats menuts que no perderen el temps competint entre ells per l’hegemonia de la UE com fan els grans. Els actuals estats europeus són massa menuts per als assunts internacionals i massa grans per a la vida del dia a dia. Per tant, calia construir una superpotència europea que a nivell exterior abordara els reptes internacionals i a nivell interior estiguera composta per estats menuts que acostaren l’administració al ciutadà i formaren una unió molt més equilibrada al tindre tots un tamany molt paregut.

Heineken, inspirat potser per pensadors com Leopold Kohr o Friedrich Meinecke, dividí el mapa europeu en 75 estats de chicotetes dimensions. Per supost no era més que una proposta i la reordenació territorial resultava, en alguns casos, prou discutible. Pero la qüestió és que dins d’eixe mapa figurava un Estat Valencià sobirà, independent i diferenciat d’Espanya i de Catalunya. Heineken sabia be que el nostre poble té identitat pròpia. Més allà d’esta eurotopia, l’idea d’una Europa dels pobles en la que els valencians tingam veu i vot continua viva a dia de  hui.

Montenegro: la fiebre independentista.

Montenegro ha experimentado un radical giro de 180º en su forma de pensar. La antaño consciencia nacional de lealtad y vocación unionista ha dejado paso en muy poco tiempo a una fiebre nacionalista desbordante. Montenegro se independizó de Serbia en 2006, es decir, hace ahora tres años. ¿Y qué tal le ha ido?

En sólo tres años de soberanía, el Producto Interior Bruto (PIB) del nuevo estado ha crecido un 84%, el sueldo medio se ha doblado, el paro ha descendido del 32 al 10%, el país ya no depende de las inversiones rusas y serbias, apunta a la Unión Europea (UE) y el montenegrino, antes considerado dialecto, es ahora idioma oficial.

El primer ministro montenegrino, el nacionalista Milo Djukanovic, es considerado poco menos que un rey y es que el cambio ha sido tan radical que si el referéndum de autodeterminación de 2006 se repitiese hoy, muchos proserbios que entonces votaron contra la independencia hoy lo harían a favor.

Montenegro es el ejemplo más palmario de lo que ocurre con un país cuando suelta el lastre: que despega. El lastre era Serbia, a la que Montenegro ha sido leal históricamente, hasta que la gente se quitó la venda de los ojos y se dio cuenta que no tenía sentido alguno pertenecer a un país problema como lo fueron Yugoslavia y Serbia.

El pueblo montenegrino recuerda por su gran lealtad y voluntad de sumar al pueblo valenciano. Pero, como los valencianos, también los montenegrinos tienen un límite a su enorme paciencia. El  hartazgo de tanta humillación y centralismo acabó empujando a ser independentista a una ciudadanía que jamás lo fue.

Montenegro es hoy una de las patrias más jóvenes pero con más porvenir de Europa y el espejo en que se miran los nacionalistas de todo el continente. En el futuro volverá a ser un estado rico y próspero pero en el presente  ya goza de la mayor de las fortunas de las que puede disfrutar cualquier pueblo: la de ser una nación libre.

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