¿Sabías que varios académicos del IEC han negado la unidad de valenciano y catalán?

IEC

Aunque en la actualidad, el pancatalanismo afirma que la unidad de las lenguas valenciana y catalana es un hecho científico incuestionable, no siempre ha sido así. De hecho a lo largo de la historia ha habido diversos miembros ilustres del Institut d’Estudis Catalans (IEC) que han dejado entrever sus dudas.

Sin ir más lejos, el padre de la gramática catalana moderna y director del IEC Pompeu Fabra, afirmó en el periódico Avenç del 31 de marzo de 1881 que una misma ortografía para catalán, valenciano y mallorquín resulta imposible por ser «contra natura». Fabra anhelaba un acercamiento del valenciano al catalán pero era consciente de las fuertes diferencias que separaban a los dos idiomas: «Nosotros, catalanes, no desearíamos otra cosa sino que emprendiérais una obra de fuerte depuración de vuestro idioma, aunque no os preocupárais nada de acercaros a a nuestro catalán, que tratárais que descastellanizar el valenciano y enriqueciéndolo, procurar acercarlo al valenciano de vuestros grandes escritores medievales».

El rector de la Universidad de Barcelona y miembro del IEC, Antoni Badia Margarit, dice en su Gramática Histórica Catalana (1952): «No es el catalán una lengua románica que siempre haya estado entre las lenguas con personalidad propia: todo lo contrario, era considerado una variedad dialectal de la lengua provenzal, y sólo desde hace relativamente poco, ha merecido la categoría de lengua neolatina independiente». Por tanto, el Reino de Valencia no podía hablar catalán cuando se conquistó en 1238.

En la misma línea de Badia Margarit se pronunció también el catedrático de Literatura Catalana de la Universidad de Barcelona y presidente del IEC, Antoni Rubió i Lluch: «Joanot Martorell, autor de Tirant lo Blanch, es uno de los más importantes autores de la literatura en valenciano, y nunca pudo escribir ni inspirarse en el idioma catalán, ya que el catalán no existió como idioma en su tiempo» (Documents per a la història de la cultura catalana migeval, 1908).

El sacerdote, filólogo y lexicógrafo balear Antoni Maria Alcover, miembro también del IEC, afirmó en el prólogo de su Diccionari Català-Valencià-Balear (1963) que «si en algún tiempo ha existido la unidad lingüística, hoy en día eso no se puede afirmar seriamente».

El catedrático de Filología Valenciana y miembro del IEC, Manuel Sanchis Guarner, escribió: «La unidad absoluta de la lengua de Cataluña, Valencia y Mallorca es más bien un punto de llegada que no un punto de partida». También afirmó: «La lengua de los valencianos es el valenciano… Somos valencianos y nuestro idioma es el valenciano (…) Quien renuncia a su lengua renuncia a su patria y el que reniega de su patria es como el que reniega de su madre». Eso fue en su obra La llengua dels valencians (1933). Cabe recordar que en aquella época el literato Manuel Sanchis Guarner aún era valencianista. Fue en la década de los 60 cuando los catalanes comenzaron a seducirlo a base de premios literarios y decidió cambiar de bando.

Otro académico del IEC, el filólogo Joaquim Miret i Sans, hablando de un documento firmado en Alicante el año 1270, confiesa que ya en este tiempo había diferencia entre el valenciano y catalán. Dice este escritor catalán: «Si bien eran barceloneses los otorgantes, debe tenerse presente la influencia del notario, que era valenciano».

Puede que en la actualidad los pancatalanistas se burlen diciendo que asegurar que el valenciano es una lengua distinta del catalán es tanto como decir que «la Tierra es plana». En este caso, posiblemente deberíamos incluir también a un montón  de académicos ilustres del IEC dentro de lo que ellos denominan «caverna anticientífica».

FUENTE:

Ferrer, Josué. Varis acadèmics del IEC han negat l’unitat de les llengües. Valéncia hui. 25-2-2007.

Capullos y capullas.

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Recuerdo que en la Facultad tuve una profesora que siempre hablaba doble. Decía cosas del estilo de «Nosotros y nosotras no somos ingenieros ni ingenieras sino trabajadores y trabajadoras de la información». Ese eco era muy cargante. Sólo le faltaba decir hombres y hombras, mujeres y mujeros. En clase teníamos la impresión de que nos trataba como a tontos y tontas, idiotos e idiotas, capullos y capullas. Con perdón. Y con perdona. Por supuesto, si no estabas de acuerdo, eras machista. O machisto, si es el caso. Respetemos la identidad de género. Y la de génera.

Yo nunca he entendido este mal llamado feminismo. ¿Por qué decir españoles y españolas, vascos y vascas? El plural masculino engloba tanto a hombres como a mujeres. Pensar que eso discrimina a la mujer es como afirmar que discriminamos a un varón por llamarle periodista y no periodisto, pianista y no pianisto. Nadie afirmaría nunca que Cristiano Ronaldo es un estrello del fútbol. Sin embargo, las feministas siempre inventan términos ridículos como pilota o miembra, que no mejoran la situación de la mujer en nada y únicamente sirven para destruir un idioma.

Decimos jirafa macho y no jirafo. Araña macho y no araño. Y no pasa nada. No sale nadie a clamar que esto es una afrenta a la masculinidad. ¿Por qué entonces esas paranoias? Si le llamamos juez a una señora somos machistos… pero en realidad juez es un término neutro, igual que pez. Si empleamos la palabra «hombre» para referirnos al género humano somos machistos… Yo prefiero utilizar «persona» o «ser humano» pero «hombre» sólo es la traducción a nuestro idioma de la palabra latina homo. Y nuestra especie se llama Homo Sapiens Sapiens.

A mí me parece genial que una fémina sea presidenta del Gobierno, empresaria, escritora, Premio Nobel de la Paz o ama de casa. Me parece bien y lo apoyo. Por desgracia, muchas mujeres sufren malos tratos en Europa, ablación del clítoris en África, discriminación en Arabia Saudita o que les desfiguren el rostro con ácido sulfúrico en Bangladesh. De acuerdo, luchemos contra esto. Pero no destruyamos un idioma con ridiculeces como la mal llamada identidad de género. Por cierto, el género es un concepto gramatical. Los seres humanos no tenemos género, sino sexo.

Bélgica: crónica de un divorcio anunciado.

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Bélgica nació en 1830 de la mano del rey Leopoldo I como un reino francófono y centralista en el corazón de Europa, como un estado tapón entre Francia y Prusia que además restara poder a los Países Bajos. Hoy es una monarquía federal oficialmente trilingüe -flamenco, francés, alemán- pero una confederación de facto.

Hay dos pueblos muy distintos: al norte Flandes, gente conservadora, germánica que habla flamenco y al sur Valonia, gente socialista, latina que habla francés y valón (y alemán, en la provincia de Lieja). La antaño rica Valonia discriminaba a su hermana pobre pero ahora los flamencos son los nuevos ricos y se quieren separar.

Bruselas es la tercera región de Bélgica, capital del estado y de la Unión Europea (UE) y un símbolo del Benelux. Es un enclave dentro de Flandes, oficialmente bilingüe pero casi totalmente francófono en realidad (antes flamencoparlante). Allí se habla también el bruselense, para muchos una lengua, para otros un dialecto.

Bélgica es un estado artificial creado de la noche a la mañana. Es lo más parecido que hay a un matrimonio mal avenido que busca el divorcio pero que sigue junto por los niños. Flandes pretende separarse y llevarse consigo Bruselas por razones históricas y geográficas pero ésta se siente más cerca de Valonia por causa del idioma.

Ambas naciones desconocen la lengua de su vecina, no existen partidos políticos que sean de ámbito belga, los diputados apenas logran ponerse de acuerdo para conformar un gobierno común y el número de matrimonios mixtos es del 1%. Solamente el catolicismo y la Corona, además de Bruselas, son el débil nexo de unión.

Las escuelas, la política, la literatura, la cultura, la economía, el paro, todo está separado por la frontera étnico-lingüística. Muchos belgas se sienten afortunados por tener una nación multicultural y otros ven a la nueva Checoslovaquia. Mientras tanto, en Bélgica se siguen entrecruzando dos mundos: el germánico y el latino.

¿Sabías que las Normas de El Puig fueron oficiales en el Reino de Valencia?

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En 1979 la Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV) presentó un nuevo sistema de ortografía valenciana muy próximo al del filólogo Lluís Fullana de 1921, que fue aceptado prácticamente por unanimidad por todas las instituciones del momento, por los intelectuales, y el Consell Preautonòmic. El 7 de marzo de 1981, en el Monasterio de El Puig fueron oficializadas las Normas de El Puig, que fueron aceptadas por la RACV, Lo Rat Penat, por la Comisión Mixta de Bilingüismo y publicadas por la Secretaría General Técnica de la Conselleria de Educació del joven gobierno valenciano, como ahora veremos.

De esta manera, las Normas de El Puig (que son las aplicadas al valenciano, entendiéndolo como una lengua independiente y diferenciada del catalán) fueron oficiales en el Reino de Valencia durante el gobierno de Enric Monzonís (Unión de Centro Democrático (UCD), presidente del Consell Preautonòmic del País Valencià, entre 1979 y 1982. Fue precisamente gracias a Monzonís que la normativa del auténtico idioma valenciano fue oficial en el Consell Preautonòmic -la actual Generalitat Valenciana-, además de en las Diputaciones de Castelló, Valéncia y Alacant, y en numerosos Ayuntamientos del Reino de Valéncia.

La entonces consellera de Educación, Ampar Cabanes (UCD), apostó por la lengua valenciana frente al catalán. Se llegó incluso a enseñar valenciano en las escuelas según las Normas de El Puig entre 1982 y 1983. Sin embargo, la victoria del socialista Joan Lerma en las elecciones autonómicas de 1982 desterró el valenciano. Su conseller de Cultura, el exalcalde franquista de Picaña Ciprià Císcar, declaró: «Mientras yo sea conseller, en Valencia se hablará el catalán». Así se apostó por la normativa del Institut d’Estudis Catalans (IEC) y se empezó a enseñar barcelonés en las escuelas.

Los posteriores gobiernos del Partido Popular (PP) consolidaron el catalán en las aulas y medios de comunicación. Los populares llegaron incluso a crear (1998) e incluir en el Estatuto (2006) a la catalanista Academia Valenciana de la Lengua (AVL). Pese a ello, el Colegio García Broch, centro privado concertado en Valencia capital, sigue enseñando lengua valenciana actualmente. La oficialidad de las Normas de El Puig entre 1979 y 1982 desmonta las argumentos catalanistas que aseguran que un idioma valenciano independiente del catalán es una pseudolengua inventada que no existe.

¿Sabías que la Unión Europea reconoce el valenciano como una lengua europea, independiente y diferenciada del catalán?

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La Unión Europea (UE) reconoce la lengua valenciana (con esta denominación concreta, además) desde el 13 de mayo de 1991 tras firmar entonces un convenio con la Generalitat Valenciana en el que se asigna a ésta el “derecho exclusivo” de traducir y publicar el documento europeo «Eurovoc».

En esa fecha el Consell firmó un convenio con la Oficina de Publicaciones de las Comunidades Europeas para traducir en lengua valenciana la segunda edición del documento «Tesauro Eurovoc», un indizador o indexador plurilingüe de conceptos. Fruto del convenio, la UE reconoció a la Generalitat Valenciana “la potestad y el derecho exclusivo de traducir y publicar en el mundo entero y en cualquier medio, impreso o no, una versión en lengua valenciana”.

Con posterioridad, la lengua valenciana -diferenciada del catalán- fue reconocida como lengua minoritaria por la Unión Europea (UE) el 5 de noviembre de 1992. Ese día los estados miembros del Consejo de Europa aprobaron en Estrasburgo la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias a la que se adjuntó el informe del comité de expertos de fecha 13 de febrero de 1991 en cuya página 80 se reconoce el catalán y en la 81, totalmente diferenciado, el valenciano.

No sólo el Consejo de Europa avaló la independencia de la lengua valenciana. También lo hizo el pleno del Parlamento Europeo, que aprobó el Informe y Resolución Killilea en la que en su documento técnico anexo figura reconocida la lengua valenciana (pág. 49) diferenciada del catalán (pág. 21). El Parlamento Europeo la aprobó el 9 de febrero de 1994 con 318 votos a favor, 1 en contra y 6 abstenciones.

El 16 de noviembre de 2005 el Comité de Regiones fue la primera institución comunitaria que permitió el uso de las lenguas cooficiales de España. Así, el CR fue la primera en aplicar el acuerdo político alcanzado en el Consejo Europeo del 13 de junio de 2005 que autorizó el uso del valenciano, el catalán, el gallego y el vasco en las instituciones de la Unión Europea (UE).

¿Sabías que la lengua catalana tiene un siglo de vida?

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La lengua catalana ha cumplido los cien años de vida. No fue hasta el I Congreso de la Lengua Catalana (1906) en la que el catalán abandonó su condición de dialecto para adquirir de forma oficial el estatus de lengua independiente por primera vez en su historia. Hasta entonces el catalán era considerado un dialecto de las lenguas de Oc.

El catalán Antoni Badia Margarit, rector de la Universidad de Barcelona, dejó escrito en su Gramática Histórica Catalana (1951): “No es el catalán una lengua románica que siempre haya estado entre las lenguas con personalidad propia: todo lo contrario, era considerado como una variedad dialectal de la lengua provenzal, y sólo desde hace relativamente poco, ha merecido la categoría de lengua neolatina independiente”.

Antes de eso, se dio el Renacimiento de la cultura catalana en pleno siglo XIX. El punto de inflexión lo marca una obra que es un hito para los catalanes. Se trata del poema Oda a la patria de Bonaventura Carles Aribau. Este poema, publicado en el periódico El vapor en 1833, está considerado el gran símbolo del Renacimiento de Cataluña y de su cultura. En él, Carles Aribau elogia continuadamente una lengua que, para sorpresa de muchos catalanes, no es el catalán sino el lemosín. Y cita “lemosín” hasta en cinco ocasiones.

A partir de la codificación del idioma catalán que hizo el ingeniero químico Pompeu Fabra a comienzos del siglo XX, se fue apoyando cada vez más desde la burguesía barcelonesa un nacionalismo expansionista que, no satisfecho con que el catalán pasara de dialecto a lengua independiente, anhelaba que tanto el valenciano como el mallorquín y el aragonés iniciaran el camino inverso para absorberlas. El proceso de genocidio cultural prosigue aún hoy.

Bereberes: los pueblos nativos del Magreb.

Los pueblos bereberes son de los más antiguos del mundo. Ellos son los habitantes originarios del norte de África, antiguos cristianos que sufrieron la invasión islámica del siglo VII. El cristianismo primitivo fue sustituido por el islam y el bereber por el árabe, hasta prácticamente hacer desaparecer esta milenaria cultura.

Hoy sólo quedan 25 millones de bereberes desperdigados por todo el Magreb; la mayoría en Marruecos (12 millones) y Argelia (8). También hay presencia en Libia, Túnez, Mauritania, Egipto, Níger, Mali y Burkina Faso. La gran dispersión geográfica dificulta mucho la creación de un estado propio donde poder reunir a todos.

No existe una sola lengua bereber, sino muchas. También formaban parte de este diasistema las variantes guanches que se hablaban en Canarias antes de que la conquistara Castilla. Hay un alfabeto autóctono exclusivo, el tifinagh, que data de al menos el siglo III A.C. aunque hay pueblos que usan el alfabeto latino o el árabe.

Hablar de nación bereber es polémico. Quizás deberíamos decir naciones, en plural, pues la identidad está tan atomizada en clanes y tribus que la consciencia de pertenecer a un solo pueblo es discutible. No obstante, existe un movimiento incipiente por coordinar a los bereberes de distintos países en la lucha por sus derechos.

El gran artífice de este movimiento fue Mulud Mammeri, intelectual que codificó la lengua tamazigh y que impulsó la Primavera Amazigh: en abril de 1980  los bereberes de Cabilia salieron a las calles a protestar por la discriminación a la que les sometía Argelia. A partir de aquí, su lucha se propagó por todo el Magreb.

Los árabes han arrinconado a estas etnias a regiones desérticas y montañosas en el interior de sus países, y empujado su cultura a un paso del abismo. Pero los pueblos bereberes se niegan a desaparecer. Están comenzando a organizarse y a reivindicar sus derechos con la fortaleza de quien sabe que no tiene nada que perder.

Una historia de fe.

Amic llector, permeta’m contar-li una historia. A finals del segle XIX, existia una chicoteta nacio independent: la Republica del Veneto. En segles anteriors va tindre una historia gloriosa en el context d’Europa pero just en aquells moments era ya una republica decadent i debil militarment. Era el temps de l’unificacio italiana i en 1886 fon anexionada militarment per la en aquell moment naixent Italia.

Per a llegitimar l’invasio es celebrà un referendum delirant a on es plantejava pertanyer o no a Italia. No hi hague secret de vot (els ciutadans tenien una urna per al sí i una atra per al no, i havien de depositar la papereta en una de les dos baix l’estricta mirada de la policia italiana), la propaganda electoral acusava de traïcio als defensors del no i el reconte de vots fon un frau. El resultat se’l pot imaginar.

De la nit al mati els venecians passaren a ser italians i la llengua veneciana un dialecte de l’italià. Durant més d’un segle Italia cantà als venecians una canço que mosatros coneguem be: que si el venecià és un dialecte perque ho diuen totes les universitats del món, que si penses lo contrari  eres incult, que el venecià fòra de Venecia no val per a res, que quina sort compartir un idioma ab molts millons de parlants…

Molta gent començà a avergonyir-se de les seues arraïls pero un chicotet grup de patriotes continuà tot este temps reivindicant la veritat: associacions culturals que defenien el venecià, poetes que escrivien en venecià en lloc d’en italià, pares que s’encabotaven en transmetre als seus fills una llengua que tot lo món deya que no existia… Molts moriren durant eixe segle llarc pero gracies ad ells l’idioma no va morir.

Estem acabant l’historia i té un final feliç: el 28 de març de 2007 el Consell Regional del Veneto reconegue oficialment al venecià com un idioma independent i no com un dialecte. El proces d’anexio llingüistica tocava a la seua fi. Ara el venecià s’estudia en les escoles i els chiquets el parlen de nou. I tot gracies a que des del segle XIX fins al XXI un grapat de patriotes dedidi no donar-se per vençut.

Germans, que ningu es desmoralise per la trista situacio actual. La Batalla de Valencia no ha acabat. No hem perdut encara. No mentres sigam lluitant. Potser el nostre paper en l’historia nomes siga passar el testic a la següent generacio, confiant en que arribe el dia en que es faça justicia. Yo sé que algun dia el valencià tornarà a ser reconegut de nou com un idioma oficial. Yo pose la mà en el foc per ell.

Mosatros mos desmoralisem perque portem 30 anys de substitucio llingüistica. Pero són moltes les llengües que han patit el mateix calvari en torn a un segle (croat, litua, eslovac, ucranià…) i ahi estan. Més vives que mai. Una de tantes, l’aranes, de la qual deyen que era dialecte del catala fins a 1990. Si els aranesos, que són quatre gats, han pogut vencer ¿no podrem els valencians? Fe, germans, fe.

FONT: SOM nº 253. Març 2012.

Man: hacia la reconstrucción nacional.

Man es un país en reconstrucción cultural, identitaria y nacional. Patria de raíces celtas, ha padecido el yugo de vikingos, noruegos, escoceses e ingleses. Tras siglos de una anglosajonización feroz que casi extingue la cultura autóctona, hay ahora un sentir popular por potenciar las costumbres, folclore y música tradicionales de la isla.

En lo lingüístico, el inglés es el idioma oficial junto con el manés. El último hablante materno de manés, Ned Madrell, murió en 1974. Desde entonces, hay un proceso de revitalización en las escuelas para que no desaparezca el idioma. Sigue en peligro de extinción, pero vuelve a haber jóvenes y niños que lo hablan de nuevo.

A nivel político, ha pasado del colonialismo de antaño a un fuerte autogobierno. Dispone de un curioso estatus: dependencia de la Corona Británica. No pertenece al Reino Unido ni a la Unión Europea (UE). Es un territorio semi-independiente bajo soberanía de la poderosa reina Isabel II, que ostenta el título de Señora de Man.

En lo económico, Man ha experimentado un fuerte crecimiento. Es un paraíso fiscal que atrae numerosos negocios gracias a su política de impuestos bajos, apoyo a las empresas y buena regulación financiera además de por tener una excelente dotación de infraestructuras para ser una isla diminuta de 30.000 almas.

Su bandera, compuesta por un trisquel de tres piernas armadas, es el emblema nacional desde el siglo XIV. Según una leyenda local, el dios Mannanán se convirtió en tres piernas y rodó colina abajo, derrotando a los invasores. Es por tanto símbolo de resistencia en defensa de la libertad y la independencia de la patria.

Man es un pueblo temeroso de Dios, en el que la Iglesia Anglicana tiene hondas raíces. Y ahora, tras siglos de opresión política y de sustitución lingüística y cultural, Man renace de sus cenizas. Existe un interés creciente por recuperar las señas de identidad y proclamar un estado soberano. El pueblo manés tiene la palabra.

A la RAE ni caso.

«De las epidemias, de las blasfemias y de las academias, líbranos Señor«.

Rubén Darío (poeta).

Los payasos de la Real Academia Española (RAE) han vuelto a liarla. Ese nido de pedantes dirigidos por un pigmeo intelectual como Víctor García de la Concha (no hay más que verle la cara para darse cuenta de que muchas luces no tiene) han vuelto a hacer el ridículo con sus absurdas reformas. A la palabra «guión» -aguda de toda la vida- ahora se le retira la tilde por monosílaba. Igual «truhán».  Hace unos años suprimieron la tilde al adverbio «sólo», aunque servía para diferenciarlo de «solo» (sin compañía). Incluso se elimina la tilde de la disyuntiva entre cifras… con lo que útil que resulta. «Este» y «esta» tampoco llevarán el acento gráfico nunca. La RAE siempre adelante como los patos… con una cagada a cada paso.

Y todo lo hacen en pro de la supuesta unidad del idioma. Parece que hemos pasado de la «España se rompe» de la derecha más casposa a la de «el español se rompe» de los lisiados mentales de la RAE. ¿Es que no conocen el concepto de «unidad en la diversidad»? ¿Qué problema hay en que a la «V» se le diga «uve» en España y «be baja» en América? ¿Por qué la «Y» pasará de llamarse «i griega» a llamarse «ye»? ¿Por qué todos igual? La lengua no evoluciona con prohibiciones. No se le puede controlar como a un animal domado, como si pudieran ponerle un bozal. A cada minuto nacen y mueren palabras. La RAE sólo debiera limitarse a tomar nota. Pero ni limpia, ni fija ni da esplendor. Si acaso marea más que otra cosa.

Antes, la RAE era una cueva de dinosaurios lingüísticos incapaces de cualquier reforma. Ahora las que hacen son todas surrealistas. ¿De qué sirven todos estos cambios? ¿No ven que empobrecen el idioma? Yo hace años que a la RAE no le hago ni caso y animo a mis alumnos a que hagan lo mismo. Y eso que soy profesor de castellano. Porque el amo de la lengua es el pueblo, no cuatro intelectuales de salón. A ver si se fijan en el inglés, una lengua dinámica y viva, siempre en constante evolución creadora. Es la más importante del mundo y no tiene un ente oficial que la regule. Queridos academierdos, tomen ejemplo del inglés y disuelvan ese disparate que es la RAE… será el mejor servicio que puedan prestar al género humano.

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