¿Sabías que en Xàtiva hay colgado un retrato de Felipe V boca abajo?

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La urbe valenciana de Xàtiva (La Costera) participó activamente en la Guerra de Sucesión (1701-1714), que acabó con la instauración de la Casa de Borbón en España. El Reino de Valencia apoyó al pretendiente de la Casa de los Austria, el archiduque Carlos de Austria, frente a su rival, Felipe V de Borbón, hecho que provocó que éste útimo ordenara en 1707 la abolición de nuestros Fueros «por justo derecho de conquista» (lo que supuso el fin de Valencia como un reino independiente) y que comportó una durísima represión, espolio y castellanización contra el pueblo valenciano. Xàtiva fue una de las ciudades que más activamente defendió al candidato austracista, a la postre perdedor de la contienda sucesoria. Como represalia, en 1707 Felipe V de Borbón ordenó, entre otras muchas medidas represoras, incendiar y destruir Xàtiva así como expulsar a sus habitantes de la ciudad.

Las tropas borbónicas, comandadas por Claude Lasier, degollaron sin piedad, cortaron cabezas y abrieron en canal a los setabenses, niños, ancianos, mujeres y hombres. Acto seguido, le prendieron fuego a la ciudad con sus supervivientes. Se dice que Xàtiva ardió completamente durante 8 días (de ahí el apelativo de socarrats (chamuscados) que se da popularmente a los setabenses). La ciudad pasó de 12.000 habitantes en 1707 a sólo 400 al año siguiente (y tardó casi 80 años en volver a su anterior nivel demográfico). Para colmo Xàtiva fue rebautizada como Colonia Nueva de San Phelipe, en honor al autor de la masacre. Xàtiva cambio su nombre y no lo recuperó hasta que las Cortes de Cádiz lo restituyeron en 1811 en su forma castellanizada (Játiva). Volvió a cambiarse oficialmente a su forma valenciana por un decreto del Consell de 7 de enero de 1980.

Felipe V es un personaje de infausto recuerdo para los setabenses. Por eso hoy, en el Museu de l’Almodí (Museo del Almudín) de Xàtiva, hay un retrato de Felipe V pintado por Josep Amorós que está colgado boca abajo, como justo desaire a aquel monarca. Según las investigaciones del historiador Germán Ramírez, la idea de ponerlo boca abajo data de entre 1956 y 1957 y fue iniciativa de Carles Sarthou, cronista oficial de Xàtiva. Pero más allá de estas versiones, hay otras: que fue el primer director del museo desde su creación en 1919, Josep Carchano, quien tuvo la idea aunque no la llevó a cabo pues falleció en 1937; que en 1940 ó 1943 se le dio la vuelta al cuadro por orden de Sarthou, dato que no cuenta con testimonio alguno.  Sea como sea, los setabenses están encantadísimos con el retrato de Felipe V boca abajo, un antirrey al que le guardan un rencor eterno.

Una Iglesia ciega, sorda y muda ante las injusticias.

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Llevo tiempo advirtiendo una desconexión casi total entre la Iglesia y la calle. Veo a los cristianos encerrados en sus templos, con mil actividades de consumo interno, como si de una especie de club religioso se tratase. Es como si fuéramos monjes de clausura. Totalmente ajenos a las cosas que ocurren en el mundo exterior, salvo quizás el tema del aborto, el gaymonio y poco más. Es como vivir en Matrix, en una realidad virtual desconectada de la gente normal. Si como dicen las Escrituras «toda injusticia es pecado» (1 Juan 5:7) ¿por qué no combatimos más la injusticia?  ¿Por qué no salir de las cuatro paredes? ¿Por qué ser el opio del pueblo?

Yo me pregunto por qué en los Estados Unidos hay tantos pastores a favor del derecho de los norteamericanos a portar armas y tan poquitos pastores a favor del derecho de los norteamericanos a disfrutar de una sanidad pública, gratuita y de calidad. Como la de la comunista Canadá. Yo me pregunto si habiendo como hay tantos problemas de droga y prostitución en Colombia la prioridad de una iglesia debe ser hablar en lenguas. Yo me pregunto por qué será que en Brasil a los pastores les preocupa tanto que el templo parezca un palacio y en cambio les preocupa tan poquito que la gente que asiste al culto el domingo viva en una chabola.

Me sorprende que tantos pastores argentinos tengan poder sobrenatural para echar a la gente al suelo sin tocarla y no tengan poder para decir ni pío sobre la corrupción que devora a su país. No sé si acaso pueda ser normal que en España un pastor hable de la esclavitud de los israelitas en el antiguo Egipto pero no tenga nada que decir de los bancos que hoy reciben dinero público y desahucian a las familias de sus hogares e incluso así les obligan a seguir pagándolos. Me llama la atención que en Nigeria haya tantos pastores obsesionados con su propia prosperidad material y que en cambio les importe tan poquito la pobreza de sus ovejas.

¿Es que la Iglesia no ayuda a los pobres? Sí, les da abrigo, comida y en no pocas ocasiones techo. Pero eso no es justicia, eso es caridad. Yo lo que quiero es que la Iglesia sea un actor que cambie la sociedad para bien. No sólo que cause un impacto positivo en sus asistentes (por ejemplo reforzando las familias y los matrimonios) sino que pueda impactar también en sus ciudades y comunidades. Yo no quiero que una Iglesia abra un comedor social (aunque dicho sea de paso, es una obra maravillosa) sino que no haga falta abrir ningún comedor social porque la Iglesia ataca las raíces de la injusticia política y económica que generan pobreza.

Hoy nosotros juzgamos a la Iglesia del pasado. Observamos qué reacción tuvo ante el ascenso de los fascismos en Europa. O qué decía (si decía algo) en un tiempo en que en Estados Unidos había lavabos para blancos y para negros.  La observamos, la juzgamos y sacamos conclusiones. De igual manera también la historia nos juzgará a nosotros.  Y lamento mucho decir, mis queridos hermanos, que a mí personalmente me cae la cara de vergüenza al ver que, en general, la gente que más lucha por la justicia y por la solidaridad en nuestros días no somos los cristianos sino algunas personas que paradójicamente afirman no creer en Dios.

 

Falacia atea: El infierno es un castigo desproporcionado, impropio de un Dios compasivo.

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El infierno es un castigo desproporcionado, incompatible con la existencia de un Dios compasivo -dicen los ateos-. Algunos de nuestros adversarios consideran injusto que por unos pecados -todo lo grandes que se quieran-, perpetrados por un tiempo a todas luces breve se reciba un castigo eterno. El teólogo San Agustín ya advertía de lo descabellado de esta afirmación ya que ni siquiera la justicia legal contempla algún caso en que la duración de la pena sea proporcional a la del tiempo transcurrido en la comisión del crimen.  Por ejemplo, empuñar una navaja para matar a alguien puede llevar un minuto o menos… ¿Sería justa una condena en la que el asesino cumpliera un minuto de cárcel? «A nadie se le ocurre pensar que deben suspenderse los castigos del malvado en cuanto se cumple un plazo de tiempo igual al que duró el homicidio, el adulterio, el sacrilegio o cualquier otro crimen. No hay que medir el delito por el tiempo empleado en su comisión, sino por la magnitud de su injusticia o de su perversidad» -afirma el santo-.

El teólogo José de Segovia denuncia que la imaginación popular ha creado un concepto de Dios como de una suerte de Papá Noel cósmico que ofrece el perdón a todo el mundo, en una especie de gracia barata. Muchos piensan que al final habrá como una amnistía general, donde casi todo el mundo entrará en el Reino de los Cielos, pero así fuera ¿por qué en el Nuevo Testamento hay más de 160 advertencias sobre el infierno? ¿Por qué Jesús habló de él en más de 70 ocasiones? La Biblia dice que muchos son los llamados pero pocos los escogidos (Mateo 22:14), que estrecho es el camino que lleva a la salvación y ancho el que conduce a la perdición (Mateo 7:13-14) y que sin santidad nadie verá al Señor (Hebreos 12:14). Si al final puedes llevar la vida que quieras, no importa cuan desviada sea, y vas a entrar en el cielo igualmente ¿no es esto una injusticia para todos los santos y mártires que sufren auténticas penalidades a causa de su fe y que las enfrentan sin temor con la certeza de que les espera el gozo del bien eterno?

Los descreídos estiman temporales los suplicios de los mártires y, en cambio, la felicidad será -dicen- eterna para todos, liberados unos más pronto y otros más tarde. Se trata de una compasión mal entendida, pues si de lo que se trata es de ser compasivo San Agustín se pregunta por qué la misericordia debe limitarse a los humanos y no puede extenderse a los ángeles caídos; es más ¿por qué no ampliar la misericordia a Satanás, encarnación misma del mal? Yo creo que al final de su vida uno recoge lo que siembra. El que no perdona a sus congéneres, que no espere ser perdonado por el Altísimo. El que nunca trató con misericordia a los demás, que no espere la misericordia divina porque con la medida con que midamos seremos medidos (Mateo 7:2). Dios es bueno. No sólo ofrece un castigo eterno para los malvados, también un gozo eterno para los santos. Quienes quieran escapar del suplicio perpetuo, en lugar de esgrimir argumentos contra el Todopoderoso más les valdría acatar sus preceptos, ahora que aún están a tiempo.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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El trage nou de l’emperador.

El que en els últims huit anys ha segut president de la Colònia Autònoma Valenciana, Francesc Camps, no ha tengut més remei que dimitir del seu càrrec després de que li haja tocat assentar-se en la banqueta dels acusats. Tot apunta a que l’ex-emperador es deixà sobornar a l’acceptar els trages que li suministrà la trama de l’empresari Francisco Correa. El president del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, diu que la crisis es solventa «ab confiança» pero ¿quina confiança poden tindre els inversors quan s’enteren de que un president és jujat per soborn només quatre mesos després d’haver firmat un manifest «per una gestió lliure de pràctiques corruptes» com feu Camps junt als barons regionals del PP?

A l’hora de donar explicacions, l’emperador presumit ha tengut tants dubtes com quan seleccionava les prendes suministrades per la trama corrupta. Primer començà negant-ho tot i tirant les culpes a alguna conspiració judeomasònica. Després va fundar la seua defensa en l’impunitat -que no en l’inocència-, per lo que si algun valencià l’haguera cregut inocent dels delits que se li imputen, hauria segut un agravi personal per al propi Camps. Finalment, el gens honorable va declarar que no han pogut demostrar res el mateix dia en que estigué a punt de confesar i en que dos companyers de partit, Víctor Campos i Rafel Betoret, rubricaren les respectives autoinculpacions. ¡Ací en Valéncia tot és d’autèntica traca!

Gürtel va vestir a Camps i l’instrucció judicial ha despullat al gens honorable ab un auto demoledor. L’instructor del cas ha dixat clar que Camps no s’ha confeccionat un vestuari ab uns regals incòmodes que són acceptats per no fer un lleig. L’instructor recorda que el president valencià i els seus acòlits no reberen roba treta de la chistera, sino que s’obrí un conte específic per ad ells en una botiga i des d’allí es pagaven les prendes que els corruptes cuidadosament triaven. I açò és només la punta de l’iceberg perque si esta pudor està aflorant en un país de caspa i pandereta com Valéncia a on tot lo món sap que no existix la separació de poders, és que el merder que s’oculta darrere dels trages pot ser dels que fan època.

Segons el juge Josep Flors, Camps no es la víctima d’un obsequi sino el seu propiciador. Encarregar un regal no equival a rebre’l puix implica un compromís major ab els «amiguets de l’ànima». Els polítics sobornats encarregaren personalment trages de lux en distints llocs i diferents ocasions. Els sastres es desplaçaren per a prendre mida i els agraciats triaren sense pagar un cèntim perque sabien qui pagava la festa, que casualment era algú interessat en l’adjudicació de contrats per part de la Generalitat sifrats en cinc golosos millons d’euros. I casualment (una atra volta) el beneficiari dels contrats fon el mateix que pagava els regals. Pero segur que per la seua gran professionalitat, ¡no tinc cap dubte!

Sense la pressió de la societat civil per coneixer la veritat, tot haguera quedat en res. L’ex-president del Tribunal Superior de Justícia de Valéncia, Juan Luis de la Rúa, «íntim amic» de Camps en paraules del gens honorable, haguera impedit de totes totes que el seu amiguet haguera segut jujat  per haver rebut obsequis dels seus amics corruptes. I Canal NO-DO, Las Provincias i demés prensa vertical afecta al règim hagueren agranat la merda baix l’estora i li hagueren fet la ya habitual felació mediàtica al cureta. Camps no està imputat. Està imputadíssim. Que Paquito parle de «gran president» referint-se ad ell mateix o que just després de dimitir, Rajoy li augure «un gran futur» prova que cap dels dos té els peus en terra.

Camps ha causat un gran mal a la política, ha embarrat la dignitat democràtica, ha tacat el nom de Valéncia i deu demanar perdó.  Que parle insistentment de «sacrifici» causa estupor en boca d’algú que ha utilisat el seu càrrec per a lucrar-se personalment i no per a servir al poble que li paga el sou. Ningú li ha obligat a dixar-se vestir per la trama Gürtel, pero, com si del penúltim episodi del culebró es tractara, Camps, després de molt de meditar, s’ha presentat en públic ab el blanc del martiri.  Pel camí, dos cirineus del clan popular confesaren culpabilitat i es condenaren de bestreta, pero que açò no mos distraga de que, segons este poble de borregos, hui Paquito continua sent «un gran president». Inclús després de dimitir.

Ha dimitit un malparit, i que em perdonen la rima. L’emperador se’n va pero dixa 600.000 desocupats, 24% de paro i 32.000 millons d’euros de deute. És el mateix rei que es fea la foto en els bisbes i anava a totes les provessons mentres s’abortaven chiquets a diari, el que blindà una acadèmia que diu que la llengua dels seus súbdits no existix, el monarca que pogué haver governat un regne i preferí governar una colònia. El juge ha despullat a l’emperador pero ell continua caminant orgullós pel seu regne bananer. Va en pilota picada pero ningú ho veu. Este regne d’apardalats li aplaudix al vore’l passar i admira el trage màgic que diu portar. Encara que en el fondo es passeje com sa mare el portà al món… ¡Vixca el rei!

No es país para honrados.

Me doy una vuelta por Vinaroz por la noche durante sus fiestas locales. Hay una feria donde la gente se divierte. Veo que hay varios comerciantes que han puesto un tenderete para vender sus productos pero el Ayuntamiento los coloca en un rincón marginal donde apenas pasa el personal y no venden nada. Después paso por la zona donde más gentío hay y encuentro un montón de  africanos ilegales vendiendo sus productos en medio del paseo, en una zona rebosante de público y la policía local no hace nada. CONCLUSIÓN: Si pagas impuestos y cumples la ley te mueres de hambre. Si pasas del Ayuntamiento te dejan situarte en la mejor zona, ganas más dinero y encima no pagas ni un euro. Todo lo que ganas es para ti.

El sistema educativo es curioso. A los alumnos de secundaria obligatoria que estudian y se esfuerzan les ponen exámenes de nivel. A los que se pasan todo el curso rascándose la barriga, los destinan el último curso a «diversificación»; es decir; un curso con un nivel mucho más bajo pero que si lo aprueban obtendrán el graduado de la ESO exactamente igual que los alumnos de otros grupos que han estado trabajando duro durante cuatro años. CONCLUSIÓN: Ya que al final de la corrida el tonto obtiene el mismo título que el  inteligente, y el vago el mismo  que el trabajador ¿para qué esforzarse?  Tan válido es trabajar duro y hacer los deberes como no dar ni golpe en cuatro largos años… ¡Al final, el resultado es el mismo!

Salgo a la calle. Veo a la gente marchando de aquí para allá, trabajando. Entro a una tienda a comprar una cosa y casi no tengo dinero en el bolsillo. Entre el alquiler, los impuestos y la gasolina cada vez cuesta más llegar a final de mes. Salgo de la tienda y miro la barriada gitana. Un montón de gitanos gordos que no han pegado un palo al agua en su vida, sentados en sillas de plástico, tomando el sol y rascándose la barriga. Tienen una vivienda social por la cara y ayudas de todo tipo. Sin trabajar. Y encima venden droga. CONCLUSIÓN: Si eres honrado los impuestos que pagas mantendrán a los parásitos. Si eres un caradura y no declaras nada a Hacienda, el Estado te premiará y recibirás todas las ayudas del mundo.

Un amiguete me cuenta que si unos okupas se apoderan de una vivienda de tu propiedad y quieres desalojarlos, ni se te ocurra denunciarlos a la policía. No sólo no los expulsarían de tu propia casa sino que encima el asunto se podría demorar en los tribunales durante años. Y para cuando tuvieras una sentencia del juez para echarlos del piso, estaría arrasado. Lo que hay que hacer es asegurarse de que no haya nadie en casa y entonces que un cerrajero te abra la puerta, cambie el paño y así te metes tú dentro. Luego, cuando regresen los okupas, llamas a la poli y dices que unos tipos quieren entrar en tu propiedad y niegas que hayan estado viviendo allí. CONCLUSIÓN: No confíes en las autoridades, mejor confía en ti mismo.

Unos ladrones entran por la noche al chalet de un tío para robarle. Pero tiene un perro que les sorprende con las manos en la masa y les ataca. Los ladrones denuncian al propietario del perro y van a juicio. Al final, el perro es sacrificado y encima el tío debe compensar con una indemnización millonaria a los asaltantes. No te cuento la que se habría liado si la víctima se hubiera defendido con un arma de fuego. CONCLUSIÓN: Vivimos en un paraíso penal donde las leyes protegen a los criminales y no a los ciudadanos honrados. No por casualidad las mafias y escoria de los cuatro rincones de la Tierra emigran en masa a este su particular El Dorado. Habrán oído eso que dicen de que mejor en España no se vive en ningún sitio.

Juan José Cortés: el nuevo Job.

«No es quererlo, es peor. Es mucho más fuerte. Si tuvieras hijos no haría falta decírtelo. No es joda cuando uno dice que es capaz de dar la vida por su hijo. Tenés miedo, no se puede controlar, tenés miedo a que le pase algo, querés estar siempre con él para cuidarlo… pero sabés que no puede ser. No es miedo a que se muera, es miedo a que le pase algo, a que sufra. No podés ni pensar en que se puede morir, te duele pensarlo, te da pánico porque sabés que si… eso llega a pasar… no vas a sufrir ni te va a doler… Te va a destruir. Vas a dejar de existir aunque sigas viviendo. Si se muere, te morís con él. Así de sencillo». Federico Luppi (actor), en Martín (hache).

Que un padre entierre a su hijo y no al revés es antinatural; atenta contra el ciclo mismo de la vida. Es lo más terrible que le puede ocurrir a una persona. Un castigo así  no lo deseo ni para el peor de los monstruos. Sin embargo, semejante desgracia la padeció en sus carnes el gitano Juan José Cortés, pastor evangélico. En 2008 desapareció su hija, Mari Luz, de tan sólo cinco años. Toda España se lanzó a las calles en su búsqueda. Tras dos largos y angustiosos meses, la niña apareció muerta. Por si fuera poco fue, muy posiblemente, abusada por un pederasta que vivía en el barrio. Lo más fuerte de todo es que se podría haber evitado porque una vergonzosa cadena de negligencias mantuvo en libertad al asesino.

Santiago del Valle García, que así se llama el monstruo -que por cierto es payo-, estaba libre desde el año 2006, aunque tenía dos condenas por abusos a menores y un largo currículum como pedófilo. Si hubiera estado en la cárcel nada habría pasado. Pero la falta de interés de los jueces y  policía hizo que estuviese en la calle. Ahora, Cortés recorre España entera en su lucha por legalizar la cadena perpetua para crímenes graves, pero los políticos sólo quieren aprovecharse de su imagen pública ya que no tienen la más mínima intención de reformar estas leyes  que siempre protegen al verdugo y no a la víctima. Cortés clama justicia pero nadie le escucha. Todo le sale mal. Es el colmo del infortunio. Es la guinda del pastel.

Juan José está desolado. No hay más que fijarse en su mirada, de una tristeza honda e infinita, para darse cuenta de que está roto. De esto uno no se recupera jamás en la vida. Pero lo realmente extraordinario es la paciencia y resignación con la que ha acusado el golpe. Jamás le hemos visto hablar en público de odio, de venganza. Jamás una mala palabra fuera de tono. Le han arrebatado lo que más quería pero acepta su calamidad con la santidad del mismísmo Job. ¿Por qué Dios nos someterá a veces a pruebas tan duras? Cuando alguien ve cómo ha encajado la brutal desgracia este pastor protestante se da cuenta de que esa naturaleza no es en absoluto humana sino la del Espíritu Santo que habita en él.

Tantas veces nos quejamos los payos ¡yo el primero, ojo! del comportamiento incívico de algunos gitanos, que sería injusto no quitarse el sombrero ante ellos cuando hacen las cosas bien. Cortés es un santo. El nuevo Job. Yo, sinceramente, no sé si podría sobrellevar una carga tan grande. Dios, a través de la Iglesia Evangélica, está haciendo una gran obra entre la población gitana; llevando por el camino recto a muchas personas que, por criarse en determinados barrios marginales, parecían predestinadas a ser carne de cárcel. ¡Gitano tenía que ser! -soltamos cuando uno de ellos roba una cartera-. Pues gitano es este pedazo de ser humano cuyo ejemplo intachable refleja que en su corazón rebosa el amor de Dios.

Kosovo: una bomba de relojería en el corazón de Europa.

La declaración de independencia de Kosovo respecto de Serbia el 17 de febrero de 2008 marcó un antes y un después en el derecho internacional: por primera vez en la historia la Comunidad Internacional aceptó la secesión unilateral de un territorio no colonial en tiempos de paz. Ahora, los tribunales avalan dicha liberación.

La sentencia del 22 de julio de 2010 del Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) -también conocido como Tribunal de La Haya- fue realmente histórica: la declaración unilateral de independencia de un territorio es un acto político, no uno jurídico, por lo que, de acuerdo al derecho internacional, ésta no puede ser ilegal.

En dicha sentencia el Tribunal añadió que la inviolabilidad e intangibilidad de las fronteras de un estado es siempre respecto del exterior (es decir, que un país no debe invadir a otro), pero permite que, a nivel interno, se puedan modificar las fronteras de un estado, por ejemplo a través de la secesión de alguna de sus regiones.

Kosovo, un país del tamaño de Murcia y menos de 2 millones de habitantes, es una bomba de relojería que los Estados Unidos han puesto en el corazón mismo de Europa para hacerla saltar por los aires… Kosovo abrirá las puertas de la libertad a numerosos pueblos oprimidos: Flandes, Escocia, Córcega, Euskadi, Valencia…

Puede que Kosovo no sea un país ejemplar: es una sociedad musulmana que se amparó en el terrorismo, que ha sufrido mucho por culpa de los serbios y que después los ha represaliado, una nación de albaneses que reclamó un estado cuando ya disponía de uno (Albania), una república empobrecida por incontables guerras.

Pero Kosovo es también un precedente jurídico jamás visto antes. Los que creemos en la autoterminación y en la democracia, en la Europa de los pueblos y en la libertad, tenemos mucho que agradecer a Estados Unidos, al Tribunal de la Haya y al épico pueblo kosovar. Su pírrica victoria es todo un rayo esperanza para millones.

Inmigración salvaje no, solidaridad sí.

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Me opongo frontalmente a la inmigración ilegal, que no a la legal, por considerarla una salvaje y descontrolada avalancha de personal que no solamente no resuelve el problema de la miseria en su raíz sino que además constituye una amenaza para la sociedad de acogida. Delincuencia, degradación del sistema del bienestar o un desplazamiento de la cultura local en favor de los recién llegados son algunos de los problemas que suele generar este fenómeno.

No obstante, con ello no abogo por abandonar a los más necesitados a su suerte. Ni me desentiendo de la agonía que padece el Tercer Mundo. Soy cristiano y creo en el mandato divino de amar al prójimo como a mí mismo. También en que todas las personas tenemos la obligación de tratar de mejorar nuestro entorno en la medida de nuestras posibilidades y de intentar dejar a nuestros herederos un mundo mejor. Es por ello que propongo algunas medidas:

1) Un Plan Marshall para África y para el Tercer Mundo. Simplemente con que las potencias occidentales destinasen la mitad del dinero que se ha entregado a los bancos o que un año redujeran el gasto en armamento militar a la mitad, habría dinero más que de sobra para acabar con el hambre en todo el planeta. De lo que se trata es de que la gente pueda vivir dignamente en sus naciones de origen, no de que haga las maletas para marchar a otro país.

2) Un Tribunal Penal Internacional auténticamente operativo capaz de juzgar y encarcelar a todos los dictadores, genocidas, políticos corruptos, ladrones y asesinos que saquean las arcas de sus estados o que fusilan a inocentes. También a aquellos gobiernos y multinacionales que fomentan guerras y golpes de estado en el Tercer Mundo. En la medida en que acabemos con la impunidad de los criminales, podremos tener una sociedad realmente justa.

3) Impulsar las democracias en todo el mundo. No se trata de imponerlas a base de bombas, como en Irak o Afganistán, ya que eso no funciona. Más bien de aislar política y diplomáticamente a los regímenes totalitarios hasta hacerlos claudicar, como tan eficientemente se hizo en la Sudáfrica del Apartheid. Tan sólo apunto un dato: hasta la fecha nunca en toda la historia ha habido una guerra entre dos democracias. Si acabamos con la dictaduras, tendremos un mundo en paz.

En fin, que existen otros medios más efectivos que la inmigración para ayudar a la gente. Ni las fronteras abiertas ni el papeles para todos van a resolver nada. Son sólo demagogia. Estar en contra de un aluvión de extranjeros no significa ni mucho menos ser una persona insolidaria o insensible al dolor ajeno. Todos tenemos el deber moral de ayudarnos unos a otros. Yo tan sólo discrepo de que una inmigración salvaje sea el método más adecuado para ello.

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