¿Sabías que cuando Ausias March decía «oh folla amor» no se refería a lo que tú estás pensando ahora mismo?

Estàtua_d'Ausiàs_March_a_Gandia_crop

El poeta valenciano Ausias March (Gandia, 1397-Valencia, 1459) tuvo una agitada vida amorosa. Él se sentía dividido entre el amor espiritual hacia Dios y el amor carnal. En 1439 se casó con Isabel Martorell, hermana del escritor Joanot Martorell, pero a los dos años su esposa falleció. En 1443 se casó en segundas nupcias con Joana Escorna, quien falleció tras once años de matrimonio. March, no obstante, fue un mujeriego empedernido. Se cree que tuvo cinco hijos, mas todos ellos bastardos y ninguno legítimo. Probablemente la mujer de su vida fue su amante Teresa Bou, a quien dedicó muchos de sus cantos de amor.

Los cantos de amor son un conjunto de poemas de temática amorosa inspirada por mujeres a las que amó Ausias March. Él fue el mejor poeta del mundo en el siglo XV, el gran renovador literario europeo de su tiempo y de la vieja poesía trovadoresca sólo mantuvo la costumbre de dedicar sus obras a una dama, a la que se refiere mediante una «señal» para ocultar su nombre. Podemos dividir estos cantos en cinco señales que representan cinco etapas de la vida del autor: Plena de seny (Llena de sentido común), Llir entre cards (Lirio entre cardos), Mon darrer be (Mi último bien), Amor, amor (Amor, amor) y finalmente Oh folla amor.

Puede que alguna mente calenturienta esté pensando ahora mismo en una traducción literal al castellano pero Oh folla amor significa Oh loco amor. Esto se debe a que en el valenciano medieval los términos abstractos acabados en -or como por ejemplo tendror, llejor, blancor, foscor, tristor… (ternura, fealdad, blancura, oscuridad, tristeza…) eran de género femenino (y lo siguen siendo). Por entonces la palabra amor era femenina en lengua valenciana (pero actualmente es masculina) por lo que se le aplicaba el adjetivo  folla, que significa loca. Así, mi querido malpensado, que sepas que la traducción más literal sería «Oh loca amor» (sic).

Parabola del bon catalaniste.

samaritano

Un interpret de la Llei s’alçà i digue, per a provar-lo:

-Mestre ¿fent quina cosa heretare la vida eterna?

Ell le digue:

-¿Qué està escrit en la Llei? ¿Cóm lliges?

Aquell, responent, va dir:

-Amaras al Senyor el teu Deu en tot el teu cor, en tota la teua anima, en totes les teues forces i en tota la teua ment; i al proxim com a tu mateix.

Li digue:

-Be has respost, fes aço i viuras.

Pero ell, volent justificar-se a si mateix, digue a Jesus:

-¿I quí és el meu proxim?

Responent Jesus, digue:

-Un home que descendia de Valencia a Alzira caigue en mans de lladres, els quals el despullaren, el feriren i se n’anaren dixant-lo mig mort. Ocorregue que descendi un membre del Grup d’Accio Valencianista (GAV) per aquell cami, i al vore’l passà de llarc. Tambe un soci de Lo Rat Penat, arribant prop d’aquell lloc, al vore’l va passar de llarc. Pero un catalaniste afiliat al Bloc i a Accio Cultural del Païs Valencià (ACPV) que anava de cami, vingue prop d’ell i, al vore’l, senti misericordia. Acostant-se, vendà les seues ferides tirant-li oli i vi, el pujà al seu coche, el portà a l’hospital i cuidà d’ell. Un atre dia, a l’anar-se’n, trague dosmil euros, li’ls donà al doctor i li digue: «Cuida-me’l, i tot lo que gastes de més yo t’ho pagare quan torne». ¿Quí, per tant, d’estos tres et pareix que fon el proxim del que va caure en mans dels lladres?

Ell digue:

-El que va tindre misericordia en ell.

Llavors Jesus li va dir:

-Ves i fes tu lo mateix.

He trobat esta curiosa historia en la meua Biblia. Concretament en Lluc 10: 25-37. El catalanisme és un moviment odios i a voltes el seu odi pot arribar a contagiar-mos. Jesus mos ensenyà que cal odiar el pecat pero amar al pecador. I que cal amar al proxim, encara que siga algu tan detestable com un samarita. D’igual forma cal odiar el catalanisme pero amar als catalanistes. Jesus no fea acepcio de persones. Entre els seus apostols figuraven patriotes –valencianistes– com Simo pero tambe traïdors –catalanistes– com Mateu.  Sé que aço que dic pot sentar malament a més d’un llector, pero lo cert és que el dia que Deu mos haja de jujar, els valencianistes collirem lo que hajam sembrat. Si hem sembrat falta de perdo, no serem perdonats pels nostres pecats. Aixo no significa que hajam de ser uns panolis i dixar-mos chafar. Hem de defendre els nostres drets i la veritat, que  en este cas és el valencianisme. I pregar a Deu per la lliberacio de la nostra patria i la derrota definitiva dels nostres enemics, pero no perque mosatros sigam millors que ells, sino simplement  perque defenem una causa més noble i justa. Que Valencia i Catalunya estan en guerra és innegable. Mosatros som els invadits i Deu aprova el dret a la defensa propia. Pero no pergam de vista que mosatros, a ulls del Creador, no som millors que aquells contra qui combatem. Està be odiar una ideologia perversa i opressora -com el pancatalanisme- i millor encara destruir-la, pero és una gravissima equivocacio odiar a la persona, al ser huma.

FONT: SOM nº 259. Octubre 2013.

He sido padre.

Esta semana he tenido un tanto abandonado el bloc. Pero ha sido por una buena razón. El lunes 19 de noviembre de 2012 nació mi hija Esperança Ferrer Asenoguan. Muy sana, muy bondadosa, muy bella. Jamás creí que un pedacito de carne tan pequeño fuera capaz de generar una ilusión y una felicidad tan grandes.

Juan José Cortés: el nuevo Job.

«No es quererlo, es peor. Es mucho más fuerte. Si tuvieras hijos no haría falta decírtelo. No es joda cuando uno dice que es capaz de dar la vida por su hijo. Tenés miedo, no se puede controlar, tenés miedo a que le pase algo, querés estar siempre con él para cuidarlo… pero sabés que no puede ser. No es miedo a que se muera, es miedo a que le pase algo, a que sufra. No podés ni pensar en que se puede morir, te duele pensarlo, te da pánico porque sabés que si… eso llega a pasar… no vas a sufrir ni te va a doler… Te va a destruir. Vas a dejar de existir aunque sigas viviendo. Si se muere, te morís con él. Así de sencillo». Federico Luppi (actor), en Martín (hache).

Que un padre entierre a su hijo y no al revés es antinatural; atenta contra el ciclo mismo de la vida. Es lo más terrible que le puede ocurrir a una persona. Un castigo así  no lo deseo ni para el peor de los monstruos. Sin embargo, semejante desgracia la padeció en sus carnes el gitano Juan José Cortés, pastor evangélico. En 2008 desapareció su hija, Mari Luz, de tan sólo cinco años. Toda España se lanzó a las calles en su búsqueda. Tras dos largos y angustiosos meses, la niña apareció muerta. Por si fuera poco fue, muy posiblemente, abusada por un pederasta que vivía en el barrio. Lo más fuerte de todo es que se podría haber evitado porque una vergonzosa cadena de negligencias mantuvo en libertad al asesino.

Santiago del Valle García, que así se llama el monstruo -que por cierto es payo-, estaba libre desde el año 2006, aunque tenía dos condenas por abusos a menores y un largo currículum como pedófilo. Si hubiera estado en la cárcel nada habría pasado. Pero la falta de interés de los jueces y  policía hizo que estuviese en la calle. Ahora, Cortés recorre España entera en su lucha por legalizar la cadena perpetua para crímenes graves, pero los políticos sólo quieren aprovecharse de su imagen pública ya que no tienen la más mínima intención de reformar estas leyes  que siempre protegen al verdugo y no a la víctima. Cortés clama justicia pero nadie le escucha. Todo le sale mal. Es el colmo del infortunio. Es la guinda del pastel.

Juan José está desolado. No hay más que fijarse en su mirada, de una tristeza honda e infinita, para darse cuenta de que está roto. De esto uno no se recupera jamás en la vida. Pero lo realmente extraordinario es la paciencia y resignación con la que ha acusado el golpe. Jamás le hemos visto hablar en público de odio, de venganza. Jamás una mala palabra fuera de tono. Le han arrebatado lo que más quería pero acepta su calamidad con la santidad del mismísmo Job. ¿Por qué Dios nos someterá a veces a pruebas tan duras? Cuando alguien ve cómo ha encajado la brutal desgracia este pastor protestante se da cuenta de que esa naturaleza no es en absoluto humana sino la del Espíritu Santo que habita en él.

Tantas veces nos quejamos los payos ¡yo el primero, ojo! del comportamiento incívico de algunos gitanos, que sería injusto no quitarse el sombrero ante ellos cuando hacen las cosas bien. Cortés es un santo. El nuevo Job. Yo, sinceramente, no sé si podría sobrellevar una carga tan grande. Dios, a través de la Iglesia Evangélica, está haciendo una gran obra entre la población gitana; llevando por el camino recto a muchas personas que, por criarse en determinados barrios marginales, parecían predestinadas a ser carne de cárcel. ¡Gitano tenía que ser! -soltamos cuando uno de ellos roba una cartera-. Pues gitano es este pedazo de ser humano cuyo ejemplo intachable refleja que en su corazón rebosa el amor de Dios.

Homenaje a Salvador Ferrer Esteve.

Soy rojo. Vengo de una familia de izquierdas. Mi abuelo, Salvador Ferrer Esteve, combatió en la Guerra Civil (1936-1939) en el bando republicano. Él era un buen hombre que luchó en defensa de la libertad. Sé bien que la izquierda ejecutó a muchas personas inocentes. Pero mi abuelo no era de los de gatillo fácil. De hecho, salvó a mucha gente de derechas de ser fusilada a manos del ejército rojo.

Uno de ellos era un rico hombre de negocios de Alzira. Tenía una empresa de camiones de transporte. Los republicanos querían matarlo por ser de derechas, pero mi abuelo les dijo que no lo hicieran, porque al fin y al cabo daba empleo a muchos trabajadores. Gracias a mi abuelo, aquel empresario salvó el cuello. Pero un tiempo después se giró la tortilla y el ejército fascista acabó venciendo la guerra.

Al acabar la contienda la familia recomendó a mi abuelo que se fugara a Alicante o a Argentina para evitar represalias. Pero él se negó a hacerlo porque la radio repetía sin cesar que quienes no tuviesen las manos manchadas de sangre inocente no tenían que temer. Y él tenía la conciencia muy tranquila de todo cuanto hizo. Incluso había salvado la vida de varios fachas. Así que ¿quién querría matarle?

Pero mi abuelo estaba afiliado a la CNT. No era activista ni participaba en política ni nada. Sólo tenía un carné de afiliado. Eso es todo. Así es que fueron a por él y lo detuvieron. Mi abuela fue a suplicar a aquel empresario que hablara con el gobierno para que salvara al hombre que antes le había salvado a él. Pero no quiso. Se limitó a decir que nada podía hacer y ni siquiera lo intentó. No movió un dedo.

Ferrer fue encarcelado, torturado, le arrancaron la piel a tiras, fue fusilado y arrojado a una fosa común. Y todo por un carné. Tenía 33 años. Los fascistas enviaron por correo a la viuda un paquete con los restos de su camisa hecha harapos manchada de sangre y de piel. Aquel empresario no sólo no ayudó a mi abuelo. Tampoco auxilió a su viuda e hijos, aunque hacía mucho dinero con el estraperlo.

No cuento todo esto para hacerme la víctima. He perdonado a aquel hombre. Si yo, que soy de izquierdas, no quiero para mí ni para los míos semejante injusticia ¿por qué debería desear el sufrimiento que padeció mi abuelo a los disidentes cubanos o chinos? No tengo inconveniente en condenar la dictadura de Cuba, Venezuela o China. Porque soy demócrata. Y porque soy cristiano por encima de todo.

Confieso que me gustaría mucho que hubiera más gente de derechas que fuese capaz de condenar el franquismo o el pinochetismo. Pero cada uno es dueño de sus silencios. Todo el mundo tiene derecho a tener la ideología que guste. Pero si piensa que una persona merece ser torturada y asesinada sólo por no tener sus mismas ideas políticas entonces  ¿que diferencia hay entre un terrorista de ETA y usted?

A %d blogueros les gusta esto: