Homenaje a Salvador Ferrer Esteve.

Soy rojo. Vengo de una familia de izquierdas. Mi abuelo, Salvador Ferrer Esteve, combatió en la Guerra Civil (1936-1939) en el bando republicano. Él era un buen hombre que luchó en defensa de la libertad. Sé bien que la izquierda ejecutó a muchas personas inocentes. Pero mi abuelo no era de los de gatillo fácil. De hecho, salvó a mucha gente de derechas de ser fusilada a manos del ejército rojo.

Uno de ellos era un rico hombre de negocios de Alzira. Tenía una empresa de camiones de transporte. Los republicanos querían matarlo por ser de derechas, pero mi abuelo les dijo que no lo hicieran, porque al fin y al cabo daba empleo a muchos trabajadores. Gracias a mi abuelo, aquel empresario salvó el cuello. Pero un tiempo después se giró la tortilla y el ejército fascista acabó venciendo la guerra.

Al acabar la contienda la familia recomendó a mi abuelo que se fugara a Alicante o a Argentina para evitar represalias. Pero él se negó a hacerlo porque la radio repetía sin cesar que quienes no tuviesen las manos manchadas de sangre inocente no tenían que temer. Y él tenía la conciencia muy tranquila de todo cuanto hizo. Incluso había salvado la vida de varios fachas. Así que ¿quién querría matarle?

Pero mi abuelo estaba afiliado a la CNT. No era activista ni participaba en política ni nada. Sólo tenía un carné de afiliado. Eso es todo. Así es que fueron a por él y lo detuvieron. Mi abuela fue a suplicar a aquel empresario que hablara con el gobierno para que salvara al hombre que antes le había salvado a él. Pero no quiso. Se limitó a decir que nada podía hacer y ni siquiera lo intentó. No movió un dedo.

Ferrer fue encarcelado, torturado, le arrancaron la piel a tiras, fue fusilado y arrojado a una fosa común. Y todo por un carné. Tenía 33 años. Los fascistas enviaron por correo a la viuda un paquete con los restos de su camisa hecha harapos manchada de sangre y de piel. Aquel empresario no sólo no ayudó a mi abuelo. Tampoco auxilió a su viuda e hijos, aunque hacía mucho dinero con el estraperlo.

No cuento todo esto para hacerme la víctima. He perdonado a aquel hombre. Si yo, que soy de izquierdas, no quiero para mí ni para los míos semejante injusticia ¿por qué debería desear el sufrimiento que padeció mi abuelo a los disidentes cubanos o chinos? No tengo inconveniente en condenar la dictadura de Cuba, Venezuela o China. Porque soy demócrata. Y porque soy cristiano por encima de todo.

Confieso que me gustaría mucho que hubiera más gente de derechas que fuese capaz de condenar el franquismo o el pinochetismo. Pero cada uno es dueño de sus silencios. Todo el mundo tiene derecho a tener la ideología que guste. Pero si piensa que una persona merece ser torturada y asesinada sólo por no tener sus mismas ideas políticas entonces  ¿que diferencia hay entre un terrorista de ETA y usted?

A favor d’enderrocar El Cabanyal i d’ampliar l’Avinguda Blasco Ibáñez.

Els primers enderrocs del barri d’El Cabanyal de Valéncia que s’han produït estos dies han acabat en una virulenta batalla campal entre policia i manifestants. Vaja per davant que soc partidari del dret d’autodeterminació, fins al punt de creure que les coses d’un barri deuen ser decidides fonamentalment  per les persones que viuen en ell. Yo no soc veí ni persona directament afectada, per lo qual la meua opinió deu llegir-se en distància i cautela.

Ara be, vist l’assunt des de fòra, yo personalment estic a favor dels enderrocs d’El Cabanyal i de l’ampliació de l’Avinguda Blasco Ibáñez fins a la mar. El progrés deu obrir-se pas i és preferible una bona avinguda d’edificis moderns i avantguardistes que un barri destartalat i fet pols. És una bona oportunitat empresarial i econòmica i no només això: aporta un benefici colectiu superior al que supondria restaurar un barri moribunt com ho és El Cabanyal.

L’esquerra fa molta demagògia. Quan governaven els socialistes volien ampliar Blasco Ibáñez, ara que estan en l’oposició estan en contra. Tot es una qüestió de vots. Fart estic de vore cóm plataformes de veïns de l’estil de Salvem s’organisen per a protestar per l’instalació de per eixemple un camp  de golf en un poble a on governa un alcalde popular mentres que si l’alcalde és socialiste, en eixe cas cap plataforma clama contra el camp de golf.

No és dir cap mentira que des de que el món és món una vivenda sempre s’ha construït sobre  les ruïnes d’una atra vivenda o sobre un territori verge. Si cada volta que volem fer un barri, haguérem d’atendre al supost interés històric d’un barri més antic o al supost interés ecològic d’una planície plena de matolls, encara viuriem en l’Edat de Pedra. Això ho entenen be els cabanyalers com demostra que la majoria de manifestants siguen de fòra del barri.

Yo he passat per una situació pareguda. Quan era menut, recorde que mon pare tenia un garaig impressionant. El més gran que ha tingut mai. Tant que es fea servir també com a Casal Faller. L’Ajuntament d’Alzira determinà que per allí s’havia de construir una carretera i que calia enderrocar el garaig, perque un cantó del mateix -només un chicotet cantó-  afectava al traçat. Mon pare no s’ho prengué malament  puix sabia que allò era per al be comú del poble.

El Cabanyal no és Florència ni Venècia ni Roma. Crec que alguns s’escuden de l’excusa de la cultura per la senzilla raó de que no volen perdre la seua vivenda. Estan en el seu dret. Ara be, els seus arguments no em convencen i opine que ampliar Blasco Ibáñez beneficia a la majoria de valencians. Pero a mi no m’afecta directament el tema.  Soc un simple espectador crític. Qui realment deuen decidir són els veïns del barri, que són els que viuen allí.

Aragón sucumbe ante el cáncer pancatalanista.

Hace unos días se aprobó en el Parlamento aragonés una inicua, infame, bastarda y villana Ley de Lenguas que considera como idiomas propios del Reino de Aragón el altoaragonés (de lo cual me alegro profundamente) pero también el catalán, aunque no concede rango de oficialidad a ninguna de las dos. La felona iniciativa ha salido adelante con los votos a favor del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Chunta Aragonesista (CHA), la oposición del Partido Popular (PP) y Partido Aragonés (PAR), y la abstención de los comunistas de Izquierda Unida (IU).

La infame noticia evidencia que Aragón ha sucumbido a las garras de ese cáncer pancatalanista que se expande sin freno ni remisión. En lugar de oficializar las dos lenguas aragonesas (la norteña y la oriental) han abierto las puertas de par en par no sólo a una lengua extranjera y colonialista sino también a los imperialistas Países Catalanes. De socialistas y CHA nos esperábamos esta postura (como lameculos oficiales de los catalanes, tienen la lengua desgastastada ya hacer tantas limpiezas rectales a los de Barcelona), pero de quien quiero hablar es del siempre cobarde PAR.

Me llama bastante la atención el rechazo a la ley por parte del fariseo PP (catalanista en el gobierno pero anticatalanista cuando está en la oposición) pero sobre todo la atención la bajada de pantalones del PAR. Porque el PAR está en el equipo de gobierno junto con los socialistas y la catalanista CHA. Si realmente el PAR estuviese por la cultura aragonesa, habría roto el pacto de gobierno con los socialistas abocándolos a un gobierno inestable y en minoría en lugar de traicionar a los votantes aragonesistas de forma miserable. Una vez más el PAR se ha vendido, cual puta barata.

Es la historia de siempre: no se puede servir a dos señores ni a dos patrias. Mientras que el pancatalanismo sólo ofrenda nuevas glorias a Cataluña y a nadie más, el aragonesismo, el balearismo o el valencianismo tienen el corazón dividido: la mitad es para su tierra y la otra mitad para España. Y cuando tienes el corazón dividido, se dan dobles lealtades, con lo cual acabarás traicionando a una de tus dos patrias tarde o temprano. Ésta es la razón fundamental por la que el catalanismo avanza y los demás no: los primeros tienen muy claro a quien sirven. Pero los otros no.

Quién le iba a decir al otrora poderoso y altanero Reino de Aragón, esa gran potencia europea que hizo suyo el Mar Mediterráneo y que expulsó a los musulmanes de Al-Andalus, que acabaría convertido en una colonia mansa, dócil y borreguil al dictado de Barcelona, en una marioneta de poca monta en manos de imperialistas catalanistas. Y lo más humillante: por voluntad propia. Desde luego, si el rey Jaime I el Conquistador levantase la cabeza, se volvía a morir del horror y la vergüenza que presenciarían sus ojos en el vencido y conquistado Aragón de 2009.

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