¿Sabías que Lluís Fullana fue académico de la RAE en representación del idioma valenciano?

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Puede que hoy la Real Academia Española (RAE) considere el valenciano una variante del catalán. Pero no ha sido éste siempre su criterio. En 1926, el artículo 1 del Real Decreto de 26 de noviembre, señala que la RAE «se compondrá de cuarenta y dos académicos numerarios, ocho de los cuales deberán haberse distinguido notablemente en el conocimiento de las lenguas españolas distintas de la castellana, distribuyéndose de este modo: dos para el  idioma catalán, uno para el valenciano, uno para el mallorquín, dos para el gallego  y dos para el vascuence».

Esa consideración del valenciano como “lengua española distinta de la castellana”, primero, y como “idioma”, después, fue ratificada dos meses después por el religioso y erudito Lluís Fullana, que ocupó el sillón correspondiente al valenciano en la RAE. En su discurso de ingreso en la Academia (11 de noviembre de 1928), el Pare Fullana hacía referencia a la pretensión “de muchos catalanes y también de algunos valencianos de querer llamar lengua catalana al lenguaje valenciano” y  consideraba tal cosa una “pretensión sin sentido y muy fuera de razón”.

¿Sabías que la RAE cambió la definición de «valenciano» de forma anticientífica?

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La actual definición que de la voz «valenciano» hace en su diccionario la Real Academia Española (RAE) es un asunto turbio. Pero antes de entrar en detalles, hagamos un poco de memoria. En el Boletín de la Real Academia Española, Tomo XXXIX.- Cuaderno CLVIII – Septiembre-Diciembre de 1959, pág 494, el Secretario Perpetuo de la RAE, Julio Casares, comunica a los académicos y a todos los lectores del boletín unas deliberaciones de la Academia que dicen lo que sigue:

«También ha estado en cierto modo presente la política en las recientes deliberaciones de la Academia. Se ha dado el visto bueno a totalitarismo (…). Y no está exenta de alcance político la rectificación que se ha hecho en las definiciones del catalán, valenciano, mallorquín y balear con el fin de ajustarlos a las exigencias de la lingüística moderna, dando de paso espontánea satisfacción a los naturales de las respectivas regiones. De valenciano, por ejemplo, se decía «dialecto de los valencianos». Ahora se le reconoce la categoría de lengua y se añade que es la hablada «en la mayor parte del antiguo Reino de Valencia»; y la nueva definición del catalán pondrá término a las consultas que recibo un día sí y otro no para que diga si es lengua o dialecto. Hela aquí: Lengua romance vernácula que se habla en Cataluña y en otros dominios de la antigua corona de Aragón».

Es decir, que según lo dicho por este comunicado, para la RAE la definición de «valenciano» era  «De Valencia. // Lengua hablada en la mayor parte del antiguo Reino de Valencia». Esta decisión se había tomado en un acuerdo de la Real Academia Española, tras «deliberaciones» de los académicos, es decir, tras un acuerdo científico. Tal definición fue recogida por otros diccionarios, como el Espasa-Calpe, el Éverest Cúpula o la Enciclopedia Universal Sopena, entre otros muchos.

Pero en el diccionario de la RAE, en su edición de 1970, se modificó la descripción de «valenciano» para dejarla de este modo: «Variedad del catalán, que se usa en gran parte del antiguo reino de Valencia». Esto causó un gran malestar en Valencia y fruto de las quejas y protestas de los ciudadanos, encabezados por el profesor Vicent Giner Boira, la RAE modificó en su edición de 1992 la entrada «valenciano» añadiendo la coletilla «y se siente allí comúnmente como lengua propia».

Con esta modificación, la RAE quería contentar a tirios y a troyanos (por un lado el valenciano era catalán y por otro los valencianos lo sentían como su lengua propia) pero no lo consiguió. Así pues, un colectivo sociocultural de Burriana (La Plana) -el Colectiu Valldaura- se puso en contacto con la Academia para saber en qué momento exacto ésta hizo un estudio para derogar la definición de valenciano, invalidando así el único acuerdo científico tomado al respecto, el de 1959.

Hizo tres preguntas: 1) Si la lengua hablada en el antiguo Reino de Valencia es dialecto del catalán ¿podría indicarnos quién dictaminó tal acuerdo y cuándo se tomó? 2) Siendo este «asunto (el de la lengua valenciana) científicamente aclarado desde hace muchos años» ¿querría informarnos dónde encontrar algún documento científico que confirme tal aclaración? 3) ¿Podría decirnos, también, quién o quienes trazaron los límites del área idiomática y cultural catalana o del catalán?

Ningún académico fue capaz de contestar coherentemente. Nadie explicó por qué la RAE había cambiado la definición sin consultar a la Real Academia de Cultura Valenciana (RACV), desobedeciendo la normativa de El Instituto de España, a la que ambas pertenecen, de hacer «consultas previas» entre academias en materia propia de cada una de ellas. Todo esto puede leerse en el libro del Colectiu Valldaura La Real Academia Espanyola front a la Llengua Valenciana (1997).

El secretario Alonso Zamora Vicente mintió al decir que la vieja definición de valenciano fue una decisión personal de Casares y no un acuerdo tomado por la RAE. El secretario accidental, Rafael Alvarado, desmintió a Zamora, confesó que la nueva definición de valenciano respondía a la «opinión» de los académicos -no a un estudio científico- y al final concluyó: «No es competencia de esta Real Academia Española dictaminar sobre cuestiones ajenas a la lengua española o castellana».

A la RAE ni caso.

«De las epidemias, de las blasfemias y de las academias, líbranos Señor«.

Rubén Darío (poeta).

Los payasos de la Real Academia Española (RAE) han vuelto a liarla. Ese nido de pedantes dirigidos por un pigmeo intelectual como Víctor García de la Concha (no hay más que verle la cara para darse cuenta de que muchas luces no tiene) han vuelto a hacer el ridículo con sus absurdas reformas. A la palabra «guión» -aguda de toda la vida- ahora se le retira la tilde por monosílaba. Igual «truhán».  Hace unos años suprimieron la tilde al adverbio «sólo», aunque servía para diferenciarlo de «solo» (sin compañía). Incluso se elimina la tilde de la disyuntiva entre cifras… con lo que útil que resulta. «Este» y «esta» tampoco llevarán el acento gráfico nunca. La RAE siempre adelante como los patos… con una cagada a cada paso.

Y todo lo hacen en pro de la supuesta unidad del idioma. Parece que hemos pasado de la «España se rompe» de la derecha más casposa a la de «el español se rompe» de los lisiados mentales de la RAE. ¿Es que no conocen el concepto de «unidad en la diversidad»? ¿Qué problema hay en que a la «V» se le diga «uve» en España y «be baja» en América? ¿Por qué la «Y» pasará de llamarse «i griega» a llamarse «ye»? ¿Por qué todos igual? La lengua no evoluciona con prohibiciones. No se le puede controlar como a un animal domado, como si pudieran ponerle un bozal. A cada minuto nacen y mueren palabras. La RAE sólo debiera limitarse a tomar nota. Pero ni limpia, ni fija ni da esplendor. Si acaso marea más que otra cosa.

Antes, la RAE era una cueva de dinosaurios lingüísticos incapaces de cualquier reforma. Ahora las que hacen son todas surrealistas. ¿De qué sirven todos estos cambios? ¿No ven que empobrecen el idioma? Yo hace años que a la RAE no le hago ni caso y animo a mis alumnos a que hagan lo mismo. Y eso que soy profesor de castellano. Porque el amo de la lengua es el pueblo, no cuatro intelectuales de salón. A ver si se fijan en el inglés, una lengua dinámica y viva, siempre en constante evolución creadora. Es la más importante del mundo y no tiene un ente oficial que la regule. Queridos academierdos, tomen ejemplo del inglés y disuelvan ese disparate que es la RAE… será el mejor servicio que puedan prestar al género humano.

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