Valencia: antes muertos que catalanes.

Valencia es un reino muy antiguo. El primer rey de Valencia documentado fue el visigodo Leovigildo allá en el siglo VI, aunque popularmente se ve en la figura del rey  Jaime I el Conquistador al padre de la nación ya que él arrebató el país a los musulmanes en el año 1238 liberando al pueblo del yugo perverso del islam.

En el siglo XV el Reino de Valencia tuvo su máximo esplendor. Por entonces era el faro de la civilización, la Nueva York de la época. Pero fue entablar relación con los castellanos y llegar la decadencia. En 1707 el rey Felipe V de Borbón suprimió los fueros y así Valencia despareció como un estado soberano en el mundo.

El valenciano fue la primera lengua neolatina en tener un siglo de oro literario, un diccionario y una Biblia. En valenciano se escribió el primer libro impreso en la Península Ibérica. En la ciudad de Xàtiva se instaló la primera fábrica de papel de Europa y en Elche se logró el hallazgo del busto ibérico de la sin par Dama de Elche.

Su legado cultural es colosal: el colegio más antiguo del planeta, el tribunal más añoso de Europa, inventos como la banca y el comercio modernos, el defensor del pueblo, el derecho marítimo internacional, el ajedrez moderno, la radio, la Coca-Cola, el manicomio, el descubrimiento de la Antártida, la pelota valenciana, etc.

Es un pueblo próspero, conservador, liberal y emprendedor pero demasiado abierto, individualista y pasota. Su falta de unidad y patriotismo le ha hecho caer en las garras del pancatalanismo. Pese a ello, existe la consciencia de que el idioma valenciano no es catalán. «¡Antes muertos que catalanes!» -claman en el reino-.

Ausias March, Joanot Martorell, Lluís Vives, Sant Vicent Ferrer, Josep Ribera, Joaquim Sorolla, Lluís García Berlanga… Fábrica de genios, Valencia es hoy la sombra de lo que fue: un país acomplejado, dividido y sometido desde Madrid y Barcelona; un pueblo noble y herido que necesita recobrar su identidad.

25 d’Abril: ¿Catalans «per just dret de conquista»?

El 25 d’Abril és un dia gran per als valencians. És un dia històric en que reivindiquem llibertats nacionals i en que conmemorem la derrota que patírem en la Batalla d’Almansa contra les tropes borbòniques del rei Felip V, qui suprimí els nostres Furs i en conseqüència acabà ab el Regne de Valéncia com un estat independent, lliure i sobirà en Europa. Aixina passàrem de ser nacionalment valencians a ser nacionalment espanyols de la nit al matí. Fa més de 300 anys ya. I tot per la força salvage de les armes.

Lo que em crida l’atenció és que el pancatalanisme pretenga apoderar-se  d’esta cita. Cada 25 d’Abril uns pocs mils de renegats ¿valencians? es manifesten en favor de que Valéncia siga anexionada cultural i territorialment per Catalunya.  Es queixen de que mos feren espanyols «per just dret de conquista» pero ells volen que sigam catalans ab els mateixos arguments. Diuen voler l’independència pero… ¿cóm podriem ser independents els valencians depenent de Barcelona? El catalanisme no té ni cap ni peus.

Que uns pocs traïdors antivalencians se vullguen apoderar de l’ideologia progressita promou paradoxes tan increïbles com que una manifestació antiglobalisació que en una atra autonomia tindria decenes de mils de manifestants ací només tinga 500. O que el poble valencià acodixca massivament  al 9 d’Octubre pero rebuge el 25 d’Abril, per haver-se convertit en niu de rates catalanistes. El pancatalanisme s’ha convertit en el primer obstàcul per a que sorgixca un nacionalisme valencià arrelat i fort.

Perque si algun dia ha d’haver d’algun nacionalisme fort serà d’estricta obediència valenciana i no un moviment que en el fondo amaga un regionalisme valencià dins d’uns utòpics països catalans rebujats pel 99% de la societat. L’independentisme només pot vindre de l’orgull de ser valencians, no d’un complex d’inferioritat de voler ser lo que no som. Si este 25 d’Abril els catalanistes ¿valencians? realment volen fer algo útil per la seua terra, que facen les maletes, que emigren a Barcelona i que mos deixen en pau.

Aragón sucumbe ante el cáncer pancatalanista.

Hace unos días se aprobó en el Parlamento aragonés una inicua, infame, bastarda y villana Ley de Lenguas que considera como idiomas propios del Reino de Aragón el altoaragonés (de lo cual me alegro profundamente) pero también el catalán, aunque no concede rango de oficialidad a ninguna de las dos. La felona iniciativa ha salido adelante con los votos a favor del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la Chunta Aragonesista (CHA), la oposición del Partido Popular (PP) y Partido Aragonés (PAR), y la abstención de los comunistas de Izquierda Unida (IU).

La infame noticia evidencia que Aragón ha sucumbido a las garras de ese cáncer pancatalanista que se expande sin freno ni remisión. En lugar de oficializar las dos lenguas aragonesas (la norteña y la oriental) han abierto las puertas de par en par no sólo a una lengua extranjera y colonialista sino también a los imperialistas Países Catalanes. De socialistas y CHA nos esperábamos esta postura (como lameculos oficiales de los catalanes, tienen la lengua desgastastada ya hacer tantas limpiezas rectales a los de Barcelona), pero de quien quiero hablar es del siempre cobarde PAR.

Me llama bastante la atención el rechazo a la ley por parte del fariseo PP (catalanista en el gobierno pero anticatalanista cuando está en la oposición) pero sobre todo la atención la bajada de pantalones del PAR. Porque el PAR está en el equipo de gobierno junto con los socialistas y la catalanista CHA. Si realmente el PAR estuviese por la cultura aragonesa, habría roto el pacto de gobierno con los socialistas abocándolos a un gobierno inestable y en minoría en lugar de traicionar a los votantes aragonesistas de forma miserable. Una vez más el PAR se ha vendido, cual puta barata.

Es la historia de siempre: no se puede servir a dos señores ni a dos patrias. Mientras que el pancatalanismo sólo ofrenda nuevas glorias a Cataluña y a nadie más, el aragonesismo, el balearismo o el valencianismo tienen el corazón dividido: la mitad es para su tierra y la otra mitad para España. Y cuando tienes el corazón dividido, se dan dobles lealtades, con lo cual acabarás traicionando a una de tus dos patrias tarde o temprano. Ésta es la razón fundamental por la que el catalanismo avanza y los demás no: los primeros tienen muy claro a quien sirven. Pero los otros no.

Quién le iba a decir al otrora poderoso y altanero Reino de Aragón, esa gran potencia europea que hizo suyo el Mar Mediterráneo y que expulsó a los musulmanes de Al-Andalus, que acabaría convertido en una colonia mansa, dócil y borreguil al dictado de Barcelona, en una marioneta de poca monta en manos de imperialistas catalanistas. Y lo más humillante: por voluntad propia. Desde luego, si el rey Jaime I el Conquistador levantase la cabeza, se volvía a morir del horror y la vergüenza que presenciarían sus ojos en el vencido y conquistado Aragón de 2009.

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