Colombia: en lucha contra la narcoguerrilla.

Bandera-Colombia

Colombia se llama así en honor a Cristóbal Colón. Llamada inicialmente Nueva Granada, adoptó este nombre en 1819, cuando aspiraba a unir desde México a Chile en un solo país. Tal proyecto se conoce hoy como Gran Colombia para evitar confusiones. En 1830 se rebautizó como Nueva Granada y en 1863 Colombia otra vez.

Este territorio fue poblado originalmente por las culturas caribe, arawak y muisca, hasta que los españoles lo colonizaron en el siglo XVI. Se independizó en el siglo XIX y actualmente es una república tropical, ubicada a caballo entre los Andes, el Amazonas, el Caribe, el Atlántico y Pacífico, con una gran diversidad de flora y fauna.

Los males endémicos que asolan Colombia son una herencia cultural de los españoles. Hasta mediados de siglo XX hubo un aluvión de golpes de estado, guerras civiles, dictaduras, corruptelas, centralismo y un catolicismo reaccionario. De 1946 a 1958 hubo unos 300.000 muertos en un período histórico llamado «La violencia».

En la segunda mitad del siglo XX Colombia tocó fondo. Surgió toda una legión de guerrillas y comandos paramilitares, tanto de extrema izquierda como de extrema derecha. La más poderosa era -y es- las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El terrorismo y el narcotráfico sumieron al país en un baño de sangre.

A comienzos del siglo XXI la situación ha mejorado algo: la economía repunta aunque aún hay gran pobreza y desigualdad; la violencia, los homicidios y el consumo de drogas caen; las lenguas indígenas han sido reconocidas junto con el idioma español; y el número de protestantes crece en un país tradicionalmente católico.

Colombia es una sociedad multiétnica, multicultural y multirracial. Los colombianos tienen fama de informales pero también de amar a su nación.  Son célebres por la belleza de sus mujeres, por tener el mejor café del mundo, y por ser la patria del escritor Gabriel García Márquez, máximo exponente del realismo mágico.

Gran Colombia: el sueño panamericano.

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Inmediatamente después de que el libertador Simón Bolívar lograra librar del yugo español a varias naciones latinoamericanas, se procedió a crear la Gran Colombia, que pretendía unir toda Hispanoamérica, desde México hasta Chile. Proyecto ideado por el ideólogo Francisco de Miranda cuyo gran impulsor fue Bolívar.

La Gran Colombia nace en 1821 con la unión de Nueva Granada (hoy Colombia) y Venezuela, se suma ese año Panamá (como parte de Nueva Granada); así como Quito y Guayaquil (que ahora forman Ecuador) en 1822. Se estudió incorporar el Haití español (actual República Dominicana), Bolivia y Perú, pero la cosa no fraguó.

Desde un primer momento hubo dos visiones antagónicas: la de Francisco de Paula Santander (federalismo, democracia, localismos) versus la de Bolívar (centralismo, autoritarismo, interés general). A eso se sumaron las malas comunicaciones, un excesivo centralismo y los distintos intereses de las oligarquías locales.

En 1825 el estado llegó a tener 2.500.000 habitantes y 2.500.000 km2. Era una nación multiétnica que vivía de la agricultura y el comercio y que contaba con moneda propia, el piastra. En 1828 Bolívar se erige en dictador vitalicio para dar estabilidad al país. Esto fue visto como un retorno a la monarquía y causó gran rechazo.

La Gran Colombia fue a la guerra contra Perú en 1828-1829. Ambos contendieron por el control de Guayaquil. Venezuela y Ecuador se separaron de la federación en 1830, el mismo año en que murió Simón Bolívar. La disolución efectiva del país llegó en 1830 y la formal en 1831. El sueño panamericano tan sólo duró una década.

Si toda Hispanoamérica se hubiese unido, hoy sería un estado de 11.500.000 km2 (segundo del mundo) y 400 millones de habitantes (tercero), pero no funcionó. La Gran Colombia inspiró otros proyectos federalistas como la República Federal de Centro América (1823-1841) y la Confederación Peruana-Boliviana (1836-1839).

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