Por qué dejé de ser ateo (Nueva edición ampliada) (Amazon).

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Título: Por qué dejé de ser ateo.

Autor: Josué Ferrer.

Prólogos: José Grau y José de Segovia.

Edita: Editorial Dinámica.

Primera edición: Pembroke Pines, Florida, Estados Unidos, mayo de 2009.

Nueva edición ampliada: Buenos Aires, Argentina. Junio de 2014.

Formato: Mobi.

Precio: 3,02 € (Amazon España, Italia, Francia y Alemania), 2,42£ (Amazon Reino Unido), 4,12$ (Amazon Estados Unidos).

Sinopsis:

Este libro revolucionará completamente tu mundo. Las evidencias explícitas sobre la existencia de Dios y cómo comprobarlas son tan aplastantes, que no volverás a ser la misma persona al finalizar la última página. ¿Perdiste la fe y no sabes cómo recuperarla? ¿Tienes fe, pero te falta fundamento? ¿No tienes fe en nada ni en nadie? ¿Eres o conoces a alguien que dice ser ateo? Acepta hoy el desafío bajo la magistral pluma de Josué Ferrer y comprobarás que no todo es lo que parece. ¡Garantizado!

¡Nueva edición corregida y ampliada! ¡Incluye los cien mayores argumentos del ateísmo refutados por un ex-ateo!

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Edito:

Le invito a que lea la noticia que publicó Protestante Digital.

NOTICIA CRISTIANA: http://www.protestantedigital.com/ES/Cultura/articulo/18591/Por-ue-deje-de-ser-ateo-cien-razones-y-respuestas

 

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Falacia atea: Todas las experiencias religiosas son falsas.

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Cuando me preguntan por qué creo en Dios, se me viene a la cabeza una catarata de buenos motivos por los que hacerlo. Pero la principal razón es que lo he sentido en mi vida. Sé bien que esto es una experiencia subjetiva, y por tanto discutible. A menudo los ateos dudan acerca de si esa experiencia religiosa es real y aducen que hay testigos de Jehová, mormones o budistas que afirman lo mismo de sus respectivas experiencias. Puede ser, pero yo sólo puedo hablar de lo que yo he sentido.

«¿Cómo puedes saber que esa experiencia que has sentido es real? ¿No puede ser una imaginación o que estés loco?» -me preguntan-. Bueno, considerar que un cristiano nacido de nuevo está loco «por creer en la existencia de seres imaginarios» es insultar la inteligencia de millones de personas en todo el mundo, algunas de ellas de deslumbrante intelecto como el escritor Josh McDowell, el filósofo William Lane Craig o el genetista Francis Collins, entre muchos otros.

Otros ateos, como el autor Richard Dawkins, apelan a la falacia genética; esto es, que si soy cristiano es porque nací en un país cristiano pero si hubiese nacido en India sería hindú. Esto es falso. Yo soy una prueba viva de que no es así porque he nacido en un país católico y crecido en una familia católica y soy protestante. Lo mismo podría haberme ocurrido en India o Pakistán por ejemplo. De hecho, hay pastores evangélicos que se han criado en una familia musulmana o una hindú.

He de aclarar que para mí lo realmente importante no es ser católico, protestante, ortodoxo, judío mesiánico o de alguna otra denominación. Para mí eso son nomenclaturas, apellidos. Lo importante es ser cristiano y ser cristiano es ser discípulo de Cristo, tener la Santa Biblia como la Palabra de Dios y tratar de caminar en la vida rectamente, de acuerdo a lo en ella establecido, aunque en ocasiones sucumbamos a la tentación porque todos somos pecadores, yo el primero.

El Dios de la Biblia es un Dios vivo que ha cambiado radicalmente la vida de millones de personas a lo largo de la historia. Como el apóstol Pablo, que pasó de perseguidor de la iglesia a predicar el Evangelio. Como la hija del dictador Josip Stalin, Svetlana Alilúyeva, quien pese a crecer en un hogar comunista, ateo y anticlerical creía en el Señor. O como yo mismo, un antiguo ateísta que trataba de destruir la fe de los creyentes y que ahora clama al mundo entero que Jesús es el mesías.  

Cuando era ateo el odio era el motor de mi vida y ahora es el amor. Antes discutía mucho con mi madre y ahora mis relaciones familiares están restablecidas. Pensaba en el suicidio y ahora quiero vivir. Miraba a la gente por encima del hombro y ahora he aprendido a ser más humilde. Y cuando llegan los problemas no me desespero pues los pongo en manos de Jesús. Me siento amado y soy feliz. No digo que a todos los ateos les pase igual. Sólo cuento mi experiencia. Ni más ni menos.

Jesús ha transformado mi vida por completo. No lo cambiaría ni por todo el oro del mundo. Hay ateos que tienen curiosidad y pretenden saber qué se siente. Pero es algo inenarrable. Es como subir al Everest. Por más que te expliquen lo que se siente allá arriba, nunca podrás saberlo salvo que lo escales. No exijas pruebas ni demandes milagros porque si tú realmente buscas al Padre Él se va a manifestar en tu vida, se revelará a ti. Cuando Jesús llame a tu puerta, no endurezcas tu corazón.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: Los grandes científicos son ateos.

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«Aunque no soy creyente, no hay conflicto entre el Dios creador y lo que hemos descubierto del Universo, es perfectamente posible tener creencias religiosas y ser a la vez científico». Peter Higgs (Premio Nobel de Física de 2013).

A veces los escépticos te dicen que la ciencia y el cristianismo son incompatibles, pero lo cierto es que si no fuera por los cristianos no existiría ni la mitad de inventos y avances de los que disfrutamos en la actualidad. Veamos una pequeña lista de grandes científicos creyentes de las últimas centurias. En el Renacimiento (siglos XV y XVI), pese a ser un fenómeno esencialmente humanista y artístico, surgieron talentos como Leonardo da Vinci (padre precursor del helicóptero, el carro de combate, el submarino y el automóvil) o Nicolás Copérnico (Teoría del Heliocentrismo). Y del siglo XVII eran por ejemplo Galileo Galilei (padre de la astronomía moderna), Blaise Pascal  (autor del Principio, el Triángulo, el Teorema y la Apuesta que llevan su nombre) y Johannes Kepler (quien formuló leyes sobre el movimiento de los planetas sobre su órbita alrededor del Sol), entre otros.

En los siglos XVIII y XIX se dio la Ilustración y la Revolución Industrial. Algunos creyentes científicos fueron Isaac Newton (Ley de la Gravitación Universal), Robert Boyle (Ley de Boyle), Gottfried Wilhelm Leibniz (cálculo infinitesimal y sistema binario), Carl von Linné (padre de la taxonomia moderna), Leonhard Euler (Número e Identidad de Euler y la Característica de Euler), Charles Coulomb (Ley de Coulomb), James Watt (máquina de vapor), Alexander Graham Bell (teléfono), Alessandro Volta (corriente eléctrica continua y pila eléctrica), André Marie Ampère (telégrafo eléctrico y el electroimán), Michael Faraday (padre del electromagnetismo y de la electroquímica), Samuel Morse (telégrafo Morse y Código Morse), James Clerk Maxwell (Teoría Electromagnética y Teoría Cinética de Gases), Gregor Mendel (Leyes de Mendel).

Del siglo XX podemos destacar a William Thomson (Lord Kelvin) (padre de la escala de temperatura Kelvin), Louis Pasteur (pasteurización), Nikola Tesla (motor de corriente alterna entre otros muchísimos inventos), Guglielmo Marconi (radiotelegrafía sin hilos), Alexander Fleming (penicilina), Max Planck (padre de la física cuántica y de la Constante de Planck), Arthur Stanley Eddington (Límite de Eddington), Niels Bohr (padre del Modelo Atómico Bohr), Erwin Schrödinger (Ecuación y el Modelo Atómico de Schrödinger y Efecto Tunel), Werner Karl Heisenberg (Principio de Indeterminación de Heisenberg y Teoría de Matrices), Georges Lemaître (Teoría del Big Bang), John von Neumann (Teoría de Juegos), Wolfgang E. Pauli (Principio de Exclusión), Howard Hathaway (cerebro electrónico), etcétera.

En la actualidad los ateos aseguran que todo esto es cosa del pasado, que el 90% de los grandes científicos de hoy día no cree en Dios aunque no publican sus nombres ni sus descubrimientos para probar cómo de grandes son. Deshagamos este mito citando unos cuantos cristianos vivos a principios de este siglo XXI: Arno Allan Penzias (radiación cósmica de fondo de microondas), William D. Philips (refrigeración mediante láser), Francis Collins (director del Proyecto Genoma Humano), Donald E. Kuth (análisis de algoritmos), Charles Hard Townes (estudio del láser y máser), Richard E. Smalley (fullerenos), etc. La lista de científicos creyentes de ayer, hoy y siempre podría ser mucho mayor pero baste con esta pequeña muestra. Y eso que hemos excluido a literatos, filósofos, humanistas, artistas, músicos, cineastas y otros intelectuales cristianos de gran talento.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: Los ateos son más inteligentes que los creyentes.

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Recientemente leí en la prensa que una serie de 63 estudios científicos que se remontan a 1928 han sido analizados por psicólogos de la Universidad de Rochester Northestern y que el trabajo, dirigido por el profesor Miron Zuckerman, es claro: las personas creyentes son menos inteligentes que las ateas.

Siempre me ha llamado la atención esos estudios que cuantifican la inteligencia humana, como si ésta pudiera expresarse en metros o en kilos. Me pregunto también a qué le llamamos inteligencia, porque uno puede ser un genio de las matemáticas pero torpe en la escritura o gobernar una nación sin saber tocar el violín.

De hecho, según la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner existen ocho tipos distintos de inteligencias (lingüístico-verbal, lógica-matemática, espacial, musical, corporal cinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista), lo que explicaría por qué uno puede ser muy bueno en algo pero malo en otra cosa.

A veces algunos ateos se creen en la vanguardia de la intelectualidad, como una especie de superhombres que ha de guiar a la humanidad hacia un nuevo mañana. Se creen superiores intelectualmente y miran por encima del hombro a los creyentes, como a tarados prisioneros de la superstición y la ignorancia. Dan risa.

Creerse más inteligente por ser ateo es tanto como creerse más inteligente por ser pelirrojo o del Manchester United. Si son tan brillantes ¿cómo es que no han descubierto la cura contra el Sida ya? Algunos extremistas ateos me recuerdan a esos neonazis que se creen de una raza superior cuando no tienen ni el graduado escolar.

Si es verdad que los ateos son más listos ¿por qué entonces no acaparan masivamente los Premios Nobel? Sólo los judíos han ganado casi 200 y entre cristianos y judíos han ganado en torno al 75% de Premios Nobel. ¿Por qué fue un cristiano el que inventó el ordenador? ¿Por qué la penicilina no la descubrió un ateo?

Uno podría esperar de estos incrédulos que tanto se vanaglorian de intelectuales, racionales y científicos los más grandes inventos, libros y obras de arte… Pero sólo destacan en arrogancia. No voy a negar la gran inteligencia de algunos ateos pero por lo general quien no tiene nada de lo que enorgullecerse se enorgullece de ser ateo.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: Los creyentes se apoyan en la fe y los ateos en hechos probados.

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Agradecimientos a Adrián Varela (Buenos Aires).

Supongamos que Dios no existe. Al principio de todo no había nada y de la nada surgió todo. Parece de risa ¿verdad? Pues esto es lo que sostiene el físico ateo Stephen Hawking, quien considera perfectamente posible que el Universo surgiera de la nada. No importa que la generación espontánea no esté probada. O que nunca hayamos visto un árbol, un mosquito o incluso un diminuto microbio formarse a partir de la nada porque el Universo es la excepción que confirma la regla.

Según el físico P.C. Davies la probabilidad de que las condiciones iniciales del Cosmos fueran favorables para la formación de estrellas (sin las cuales los planetas no podrían existir) es 1 seguido por mil billón de billones de ceros. Los profesores Frank Tipler y John Barrow estiman que un cambio en la fuerza de gravedad o en la fuerza débil del orden de 1 en 10 a la potencia de 100 no hubiera permitido la vida en nuestro Universo. Así que si vivimos es por casualidad pura y dura.

¿Cómo se pasa de un mundo no orgánico a uno orgánico? El océano era un revoltijo de oxígeno, nitrógeno, minerales y otros elementos varios. A esto lo llaman sopa primordial. Con las condiciones de temperatura adecuadas, cae un rayo del cielo y ¡tachán! ¡ya se ha formado el primer ser unicelular de la historia! ¡Dotado de vida además! No importa que los científicos lleven décadas intentando reproducir esto pero todos los experimentos hayan sido un fracaso absoluto hasta hoy.

Fíjate que curioso; si lees una novela como Frankenstein, en la que un científico loco quiere que un cadáver -es decir, un ser orgánico- cobre vida mediante descargas eléctricas, a eso lo llaman ciencia ficción. Pero si en un planeta no hay nada orgánico y cae un rayo del cielo y se forma una célula dotada de vida a eso lo llaman ciencia. Otros científicos ateos afirman que el primer ser unicelular terrícola surgió a partir de los dorsos de los cristales o que fue diseñado por los aliens.

Una vez tenemos nuestro ser unicelular vivo, pasan muchos millones de años y sus descendientes se convierten en pececitos, a los que luego les salen patitas y en un afán aventurero quieren salir a la playa y conocer mundo. Pero yo me pregunto ¿estos seres tenían pulmones o tenían branquias? Si tenían branquias ¿cómo es que no les faltaba la respiración al salir a la playa y no regresaban de inmediato al agua? Y si tenían pulmones ¿cómo demonios respiraban bajo el agua? ¿Eran anfibios?

Miss Universo y la mona Chita tienen antepasados comunes. Los evolucionistas antes decían que de una especie A a una C se pasaba a través de una serie de pequeñas mutaciones espaciadas en el tiempo. Ahora que con una mutación, pero muy gorda. Para ello necesitan una especie intermedia, el eslabón perdido, así llamado porque nunca aparece. Nadie nos da un ejemplo de mutación genética o proceso evolutivo en que se pueda ver un incremento de información en el genoma.

Para presumir de creer sólo en aquello que está científicamente demostrado, algunos ateos hacen gala de un candor digno de parvulitos. Porque no negarás que todo esto es un cuento de hadas para adultos. El escritor André Frossard dijo: «La doctrina de la Creación no pedía más que un solo milagro de Dios. La de la autocreación del mundo exige un milagro cada décima de segundo». Definitivamente, hace falta mucha fe para ser ateo. Mucha más que para creer en Dios.

Quiero dejar muy clara una cosa: yo no estoy en contra de la ciencia. De hecho, estoy tan a favor que pienso que todo dólar que se invierta en investigación me parece poco. Yo tampoco estoy diciendo que una determinada teoría científica X sea verdadera o sea falsa; lo único que digo es que no está probada. Y que me parece contradictorio cuanto menos que los ateos descalifiquen a los cristianos por creer en hechos no probados cuando ellos mismos son los primeros que lo hacen.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: Dios no puede ser omnipotente y bueno al mismo tiempo.

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El eterno problema del mal provoca este dilema: o Dios puede impedir el mal y en tal caso no es bueno porque no lo impide o Dios no puede impedir el mal y en tal caso no es omnipotente. Sea como sea, un Dios omnipotente y bueno a la vez no puede existir. ¿Cómo respetar  a un Creador que incluyó en su sistema el cáncer, la locura o el retraso mental? El periodista Vittorio Messori descubre que el Señor no escamotea las dificultades. La Biblia es un gran tratado sobre el sufrimiento donde hay guerras, enfermedades, infidelidad, traición y otras tragedias. El propio Cristo vino al mundo y aceptó ser sacrificado como un cordero en una muerte de cruz por amor a nosotros. Nuestro Padre no es ajeno al dolor.

Este tema es sensible porque tiende a la demagogia. Todos hemos escuchado alguna vez preguntas banales del estilo de «Si Dios es omnipotente ¿puede hacer un círculo cuadrado?» o «¿Puede Dios hacer una piedra tan pesada que ni siquiera Él mismo pueda levantarla?». Interrogantes de este calibre me parecen filosofía de almacén, razonamientos propios de Homer Simpson, por lo que no voy a perder ni un minuto más con ellos. El Diseñador de las galaxias y del ADN humano tiene poder para hacer lo que crea oportuno, pero se limita a sí mismo: no puede cometer pecado o contradecirse o arrebatarnos nuestra libertad de acción, entre otros, simplemente porque no va con su carácter y porque no es su plan.

Si el Altísimo es todopoderoso ¿no podría habernos creado al margen de toda maldad? Por poder podría, pero entonces nos privaría de nuestro libre albedrío. Si estamos obligados a hacer siempre el bien ¿no seríamos como robots? También podría, respetando nuestra libertad, impedir el mal y hacer triunfar el bien y la felicidad entre los hombres, pero según el autor C.S. Lewis cuesta imaginar un mundo en el que Dios corrigiera los continuos abusos cometidos por el libre albedrío de sus criaturas, por ejemplo un mundo en el que el bate de béisbol se convirtiera en papel cuando lo empleáramos como arma o que el aire se negara a obedecer cuando intentáramos emitir ondas sonoras portadoras de mentiras e insultos.

La verdad es que debemos dar muchas gracias a Dios por las cosas buenas y aun por las malas. Porque las buenas nos bendicen pero las malas son útiles para aprender, para dotarnos de experiencia, para hacernos madurar y prepararnos para nuevas etapas y desafíos en la vida. Y también son un claro indicativo de que algo estamos haciendo mal y debemos cambiar nuestra actitud. Si no existiera el sufrimiento, no apartaríamos la mano de una plancha caliente y no nos daríamos cuenta de que el alcoholismo está echando a perder nuestras vidas. A veces, el dolor es el megáfono del Señor, el tirón de orejas que nos da nuestro Padre para que espabilemos y nos apartemos de una vida de pecado y corrijamos nuestro error.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: Las cinco vías tomistas son falsas.

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Las cinco vías son cinco argumentaciones racionales a favor de la existencia de Dios incluidas en el libro Suma de Teología, la obra maestra del teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino. Muchos son los pensadores y eruditos ateos que han tratado de desacreditarlas con el transcurrir de los siglos mas todos sin éxito pues las cinco vías tomistas siguen siendo todo un clásico muy utilizado aún hoy. Todas ellas son muy razonables y de un sentido común aplastante. A pesar de ser archiconocidas, he creído oportuno recordarlas aquí, como otra argumentación más -cargada de sensatez- que refuerza la idea de que sí existe el Señor.

Primera Vía: Argumento del Primer Motor Inmóvil. La primera prueba, que tiene su origen en el filósofo Aristóteles y que Tomás ha utilizado por primera vez en la escolástica, parte del hecho de experiencia de movimiento en el mundo; dice que todo lo que está en movimiento debe ser movido por otro, pues nada puede moverse a sí mismo y como no se puede retroceder hasta el infinito en la dependencia de los movidos respecto de sus motores, ha de admitirse finalmente un primer motor que a su vez no sea movido por otro, sino que sea por él por sí mismo movimiento, fuente de movimiento. A este primer motor lo denominamos Dios.

Segunda Vía: Argumento de la causa eficiente. La segunda prueba ve que toda causa en este orden cósmico es a su vez causada; ésta a su vez por otra y así siempre; pues nada puede ser causa de sí mismo. En el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. De nuevo se asienta la imposibilidad de una regresión hasta el infinito en la serie de las causas, que nada explicaría. Por lo tanto debe existir un agente causal, del cual se derivan todas las demás cosas. A esa primera causa es a la que llamamos Dios.

Tercera Vía: Argumento de la contingencia. Todo lo que existe podría no haberlo hecho. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si no hubiera más que ser contingente, ahora no habría nada. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Ese ser necesario es Dios. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como vimos en el punto dos.

Cuarta Vía: Argumento de los grados de perfección. Existen en la naturaleza seres que son más o menos buenos, más o menos inteligentes, más o menos nobles; hay cosas más o menos calientes o más o menos verdaderas. El más o menos se dice tanto de los objetos en sí como de los seres que se aproximan a ellos. Así un objeto está más caliente cuando se acerca al máximo de calor, que es el fuego, y menos cuando se aleja de él. Así como el fuego es lo máximo en calor y la causa de todo lo cálido, igualmente debe existir un ser llamado Dios, que es el máximo grado de bondad, y la causa de que haya bondad, nobleza y otras virtudes en los demás seres.

Quinta Vía: El argumento teleológico. Fue dada ya a conocer por los estoicos y más concretamente por Cicerón y Séneca. Su sentido es: se da orden y finalidad en el mundo; luego debe una suprema inteligencia que explique esta finalidad. Y es que vemos que los cuerpos naturales y los celestes obran de forma ordenada y no caótica, no por azar, sino que intencionadamente buscan un fin concreto. Todas las cosas carentes de inteligencia no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento, como la fecha por el arquero. Por tanto existe alguien inteligente por quien todas las cosas son dirigidas al fin. Y éste no es otro que el Señor.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: El cristianismo es una lacra para la humanidad.

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Las distintas iglesias cristianas -con la Iglesia Católica a la cabeza- han cometido auténticas barbaridades en nombre de Dios. Ahí tenemos casos como la Inquisición, las Cruzadas, el juicio al astrónomo Galileo Galilei, el apoyo a las dictaduras fascistas o la nefasta teología de la prosperidad, entre otros. Todos los cristianos -seamos católicos, protestantes, ortodoxos, judíos mesiánicos o de otras denominaciones- tenemos mucho de lo que avergonzarnos y por lo que pedir perdón. Esto es innegable. Pero es que aunque cristianos somos también humanos, y por tanto pecadores, por lo que no logramos estar a la altura de Cristo.

A mí me gusta ir a la iglesia los domingos. Pero voy no porque me crea mejor persona que un ateo, un gay o un adúltero. Asisto precisamente porque soy muy consciente de mi condición de pecador. Nunca he atracado un banco ni he matado a nadie, cierto, pero todos los días peco de pensamiento, palabra, obra u omisión. Y me duele profundamente fallarle a mi Dios. Por eso mismo, porque Jesús vino a por los enfermos y no a por los sanos, es que acudo a su llamada. Dicho de otro modo: la Iglesia no es un museo de santos sino un hospital de pecadores. Yo me reconozco enfermo y es por ello que necesito de la Iglesia y del Señor.

Aun reconociendo que muchas veces los cristianos no damos la talla, demasiado a menudo se juzga de forma injusta y demagógica a las iglesias. Si hay un cura pedófilo saldrá en las noticias pero nunca sacan a esos miles de curas que van a visitar a los enfermos. Se critica a los pseudopastores que se hacen ricos a base de esquilmar a sus ovejas, pero nunca se habla de esos pastores -la inmensa mayoría- que no llegan a final de mes pero aún así sirven gozosos a Dios. La verdad, la pura verdad, es que el cristianismo es una bendición para la humanidad, incluso a pesar del mal ejemplo de algunos cristianos que manchan el santo nombre del Señor.

El cristianismo ha cambiado positivamente la historia universal. El cristianismo condenó firmemente el infanticidio, el incesto, el divorcio (aunque éste con matices), el adulterio y la poligamia, todas ellas prácticas comunes y aceptadas en la Roma pagana y reclamó la castidad y la fidelidad (para ambos sexos), un trato humano para los esclavos (la esclavitud, recordemos, fue instituida por humanos, no por Dios) y a menudo su libertad a través de sus amos convertidos a la nueva fe y defendió a las mujeres, muy en especial a las viudas. Reclamó la igualdad para nacionales y extranjeros,  libres y esclavos, varones y féminas (léase Gálatas 3:28).

El cristianismo apoyó a los más débiles y necesitados, como enfermos, viudas, mujeres, esclavos y desdichados. Dio de comer a los pobres y promovió un cambio de mentalidad. El emperador Carlomagno, por ejemplo, promovió una insólita obra social fruto de sus creencias. El cristianismo fomentó la cultura, con la apertura de bibliotecas, la traducción de los clásicos, la redacción de grandes obras literarias -como las Etimologías de Isidoro de Sevilla o La Ciudad de Dios de Agustín de Hipona-, la recuperación y fomento de las artes y la instrucción elemental gratuita para los niños y la creación de Universidades, entre otros.

La Reforma Protestante introdujo la modernidad en el mundo, recuperó los valores morales bíblicos, tradujo la Palabra de Dios a las lenguas vernáculas e insistió en la separación de iglesia y estado, sin lo cual no habría sido posible la democracia moderna o la Revolución Americana. Y recordemos que un protestante, Henri Dunant, fundó la Cruz Roja. Y aunque se critica mucho a las confesiones cristianas por su supuesta opulencia, ellas son las que más caridad hacen en el Tercer Mundo pese a no tener la culpa de su pobreza. Somos pecadores pero pese a ello la labor de la Iglesia de Cristo es una bendición para el mundo.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: Es preferible ser feliz viviendo la vida a tu manera y olvidarte de Dios.

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Tengo un conocido que está casado y frecuenta los prostíbulos con asiduidad. Dice que no es feliz en su matrimonio y en lugar de tratar de arreglarlo busca la felicidad fuera de casa. Tengo un amigo que es gay. Salió del armario hace muchos años y mantiene prácticas homosexuales con otros hombres. Ambos tienen una cosa en común: son ateos. No quieren ni oír hablar de Dios, de la religión o de la iglesia ni tampoco tienen intención alguna de cambiar su estilo de vida.

Ellos prefieren ser ateos porque si creen que existe una autoridad espiritual a la que van a tener que rendir cuentas no tendrán más remedio que creer también que van a enfrentar un juicio final cuyo veredicto último será el infierno. O, en su defecto, arrepentirse de sus pecados, dejar de hacer lo que a ellos les gusta hacer para así lograr ir al cielo. Ambas opciones son incómodas, así que a priori la solución más rápida es negar que haya Creador y seguir haciendo lo que les da la gana.

El gran matemático francés Blaise Pascal afirmó: «Si Dios no existe, nada pierde uno por creer en Él. Mientras que si existe, lo perderá todo por no creer». Es mejor creer en Dios porque si estás en lo cierto, puedes alcanzar la dicha eterna, y estar equivocado no supone diferencia alguna. Por otro lado, si no crees en Dios y resulta que estás equivocado te condenarás para toda la eternidad, mientras que si estás en lo cierto no supone diferencia alguna. Es lo que se llama la apuesta de Pascal.

Algunos ateos sostienen que esta apuesta no es tan sencilla como parece. Si por ejemplo tienes algún vicio que realmente te encanta y debes abandonarlo por seguir a Jehová pues estás renunciando a hacer lo que te gusta. Eso por no hablar de tener que levantarse temprano los domingos para ir a la iglesia o cumplir con otras obligaciones. Si finalmente haces todo esto y resulta que el Señor no existe, habrás renunciado a vivir tu vida como a ti te gustaba para al final conseguir nada.

El sacerdote jesuita Jorge Loring explica: «La Iglesia impone una moral, pero no para reprimirte. Te quita libertad para lo malo, no para lo bueno. Es como las vías del tren. Las vías del tren ayudan al tren a avanzar, a llegar, te quitan libertad para despeñarte, porque si el tren se sale de la vía se despeña. La vía obliga al tren a ir por aquí y de este modo avanza y llega, porque si tienes libertad para despeñarte eso es un mal, no es un bien» -dice sobre la falta de libertad para pecar-.

Aun admitiendo que la apuesta de Pascal signifique renunciar a algo… ¿Qué es mejor? ¿Renunciar a una vida de fiestas y adulterios o a la salvación de tu alma? ¿Renunciar a las borracheras para acabar viviendo para siempre en el cielo o disfrutar de la discoteca tus años de vida para acabar ardiendo eternamente en el infierno? ¿Renunciar a la esclavitud del pecado o a la libertad que es Cristo? ¿Qué renuncia es mayor? Apostar contra el Todopoderoso no parece una muy buena jugada.

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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Falacia atea: El ateísmo es la respuesta.

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Algunos descreídos aseguran que el cristianismo no es el camino correcto y que el ateísmo es la respuesta. Pero en verdad, no sólo no ofrece mejores respuestas que el cristianismo a los grandes interrogantes de la vida sino que, de hecho, no es la respuesta para absolutamente nada. En palabras de José María Ciurana, escritor y doctor en Derecho: «El ateísmo, como solución negativa que es, deja sin resolver todos los problemas que tenemos planteados. Continuamos en la incertidumbre, en la duda y en la interrogación. Preguntémonos de nuevo poniéndonos en el lugar del ateo: ¿por qué existimos? No lo sabemos. ¿Qué significado tiene el mundo que nos rodea? También lo ignoramos. ¿Existe otra vida, además de la presente? Lógicamente el ateo tiene que inclinarse por la negativa. Pero en este caso, si todo se acaba con esta vida temporal ¿da igual que hagamos el bien o que hagamos el mal? ¿Es justo que reciba el mismo trato la persona honrada que el sinvergüenza más empedernido? El afán de vivir, de ser; el afán de felicidad,   tan innata a la naturaleza humana ¿son sueños vanos y fantasías absurdas? Si el fin de todos los humanos es volver a la nada de donde hemos salido, a la total aniquilación del ser, hay que reconocer en el ateísmo una de las doctrinas más amargas y sombrías que la imaginación pueda haber pensado. ¿Vivir y morir de una forma análoga a como viven los seres irracionales? ¿Ésta es la perspectiva que se nos ofrece? ¿Ésta es la esperanza para el día de mañana?»

 

FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.

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