Bougainville: la Revolución de los Cocos.

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Bougainville es la isla más grande del archipiélago de las Islas Salomón. Descubierta en 1768 por Louis Antoine de Bougainville, siempre fue usada como moneda de cambio entre potencias extranjeras. Pasó por manos alemanas, australianas, japonesas y actualmente pertenece al Estado de Papúa-Nueva Guinea.

En 1967, bajo mandato australiano, la empresa británica Rio Tinto Zinc abrió en la isla la mina al aire libre más grande del mundo. Mientras la minera ganaba miles de millones de dólares, la gente fue desplazada, reasentada en tierras yermas e indemnizada con cantidades ridículas y se causó un desastre ecológico bestial.

El 1 de septiembre de 1975 se independizó de Australia con el nombre de República Salomón del Norte. Quince días después, Papúa-Nueva Guinea consiguió la independencia, incluyendo formalmente a Salomón del Norte. Fruto de un pacto, Papúa se anexionó Salomón del Norte, a cambio de autonomía política.

Pese a las protestas masivas, la empresa minera seguía perforando a su antojo. Francis Ona, un líder local, formó el Ejército Revolucionario de Bougainville, una guerrilla que sin ayuda ni financiación de nadie, y con primitivísimas armas de fabricación casera, venció al ejercito papuano en las frondosas selvas de la ínsula.

De 1990 a 1997 Papúa y Australia sometieron a la isla a un férreo bloqueo. Sin medicinas ni recursos, los locales agudizaron el ingenio: cultivaron huertos para sobrevivir; produjeron electricidad con piezas y motores viejos; y con los cocos se construyeron utensilios, se hicieron funcionar lámparas, se fabricó jabón y hasta gasolina.

La pequeña isla fue estado de facto de 1990 a 1997 y adoptó el nombre nativo de Meekamui. En 1998 Papúa admitió su derrota y Bougainville hará un referéndum de autodeterminación antes de 2020. La Revolución de los Cocos, la primera de tipo ecológico del globo, es todo un milagro; una historia admirable de fe, coraje y honor.

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Sri Lanka: tamiles contra cingaleses.

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Por miles de años esta isla estuvo dividida en pequeños reinos de taifas. Luego llegaron los colonos chinos, portugueses, holandeses y británicos. Ceilán -como era conocida en tiempos coloniales- se independizó de Londres en 1948 y pasó a llamarse Sri Lanka. Ubicada en pleno Golfo de Bengala, la llaman «la lágrima de India».

Durante el colonialismo, su economía se basó en la agricultura. Destacaba en canela, caucho y té. Tras la independencia, entre 1948 y 1977, tuvo una economía planificada de corte socialista con un estado benefactor. Ahora trata de transitar hacia una economía de libre mercado. Es una república democrática con sufragio universal.

Sri Lanka es una nación muy hermosa. A nivel cultural, es un referente internacional del budismo theravada, con históricos templos y monumentos. Cuenta con frondosos bosques, magníficos paisajes y paradisíacas playas de aguas azul celeste. La ínsula sería conocida por su belleza de no ser por sus conflictos internos.

El país es un un puzzle multicultural. Simplificando mucho las cosas podemos decir que la mayoría de la sociedad habla cingalés y profesa el budismo. La minoría principal procede de India, habla tamil y es hindú. También hay dos minorías más: árabes musulmanes que hablan tamil y los cristianos, que hablan inglés.

Por desgracia, tamiles y cingaleses son enemigos acérrimos. Durante el colonialismo británico la minoría tamil disfrutó de grandes privilegios, pero tras la independencia, la mayoría cingalesa comenzó a hostigarla. Los secesionistas tamiles fueron a una guerra de guerrillas contra el Estado, que duró de 1983 a 2009.

La zona tamil (Tamil Eelam) llegó a ser un estado independiente de facto entre 1990 y 2009, pero los tigres tamiles perdieron la guerra civil. Aún hay algunos conflictos esporádicos, pero el país trata de avanzar hacia la reconciliación. El gran problema de Sri Lanka es que genera mucha más historia de la que puede consumir.

Bangladesh: el país más machista del mundo.

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Decía el político Nelson Mandela que una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada. Desde luego, Bangladesh no sale muy bien parado porque trata a sus ciudadanos más débiles -los pobres, las mujeres y los niños- como a basura humana.

Éste es uno de los estados más poblados del mundo, con 170 millones de almas. La mayoría habla bengalí y practica el islam suní, aunque hay cerca de un 10% de hindúes y el país es un mosaico de etnias y lenguas. Bangladesh se independizó de Pakistán tras la guerra de 1971, porque era discriminado en lo lingüístico y lo político.

Bangladesh es el país de las calamidades. Tras la independencia, el nuevo estado democrático sufrió de hambrunas, desastres naturales, pobreza generalizada, desigualdades, superpoblación, agitación política, golpes militares y dictaduras. Con el retorno de la democracia en 1991 llegó un cierto progreso y paz.

Bangladesh es, posiblemente, el país más machista del mundo. Las niñas son obligadas a casarse en matrimonios concertados por sus padres. Las violaciones son comunes, así como arrojar ácido sulfúrico en la cara a las mujeres, por ejemplo por rechazar una propuesta de matrimonio o incluso un requerimiento sexual.

Por supuesto, crímenes como violaciones o desfiguraciones están castigados severamente por la ley (desde varios años de cárcel a la pena de muerte), pero en la práctica existe una cierta impunidad, a causa de la corrupción generalizada de la administración, el gobierno y la policía, que demasiado a menudo hacen la vista gorda.

Peor suerte que las mujeres tienen los niños, semiesclavos en las fábricas de textil. Todos los ríos de Bangladesh llegan contaminados desde India; y encima sufre inundaciones por los monzones y ciclones… Todo el mundo se quiere marchar de este país maldito… Para impedirlo, India ha construido una gigantesca valla en la frontera.

Bután: felices por decreto.

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El Reino de Bután es un país enclavado en el Himalaya, un estado tapón sin salida al mar entre India y China. Shabdrung Ngawang Namgyal fundó esta patria en el siglo XVII, al unir un sinfín de taifas hasta entonces enfrentadas entre sí. Es un país pintoresco, agrícola y medieval que aún practica la poliginia y la poliandria.

Ha sobrevivido a las invasiones de mogoles, subédares, tibetanos y británicos, lo cual tiene mucho mérito para ser pequeño y débil. Precisamente lo ha logrado por lo escarpado de sus montañas, la mayoría de cuatro mil metros de altitud. De mayoría budista tibetana (y de minoría hindú), Bután se independizó de India en 1949.

En los años 60 llegaron el teléfono y la moneda propia. En 1999 desembarcaron la televisión e internet, aunque bajo el yugo de la censura. En 2008 llegó por primera vez la Constitución y la democracia. A día de hoy apenas hay carreteras, los ríos no son navegables y no existen los semáforos, ni tan sólo en la capital, Timbu.

El Estado mide la «felicidad interior bruta» de su pueblo, que se basaría en una mezcla de valores budistas y bienes materiales. Para el Gobierno, su pueblo es el más feliz del mundo. Esta imagen idealizada ha calado entre los occidentales, que sólo ven en Bután un paraíso de paisajes y monasterios espectaculares y gente alegre.

Esa supuesta felicidad, por supuesto, es sólo aparente. Cuando le preguntas a los locales, la respuesta es otra bien distinta. El pueblo vive en la extrema pobreza, y existe discriminación por motivo de etnia, religión e ideología política. También hay muchos butaneses que viven en el exilio, a los cuales nadie pregunta por su felicidad.

Bután fue hasta hace poco uno de los reinos más herméticos del mundo, cerrado a cal y canto a cualquier influencia extranjera. Ahora trata de incorporarse a la modernidad. El joven rey Jigme Khesar Namgyal Wangchuck,  educado en Oxford, es el primer monarca no absolutista de la historia del país del dragón del trueno.

Malvinas: crónica de un delirio.

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La historia de las Malvinas -o Falkland, como dicen los británicos- es digna de un culebrón. Estas pequeñas y deshabitadas islas fueron descubiertas por los españoles en el siglo XVI, pero no fue hasta 1764 que fueron colonizadas por europeos, en este caso por franceses. España protestó y en 1767 Francia se fue de allí.

Paralelamente, en 1765, los británicos realizaron sus primeros asentamientos coloniales. En 1770 la flota española los obligó a rendirse, pero Londres amenazó con una gran guerra así es que se llegó a una solución salomónica: España no renunciaba a la soberanía de las islas pero permitía a los británicos permanecer en ellas.

En 1774 los británicos abandonaron Malvinas, consideradas inútiles y miserables, por lo que la soberanía española quedó indiscutida. La Convención de Nutka (1790) supuso, por parte de Londres, el reconocimiento de la soberanía hispana. Los españoles estuvieron allí hasta 1811, fecha en que dejaron deshabitadas las islas.

En 1816 Argentina se independizó de España y reclamó la soberanía sobre Malvinas como estado sucesor. En 1831, las autoridades argentinas detuvieron barcos pesqueros norteamericanos que faenaban sin permiso en la zona. En represalia, un buque estadounidense destruyó las escasas defensas militares de Malvinas.

En 1833 Londres aprovechó la confusión y otra vez colonizó el archipiélago, que estaba desarmado y casi despoblado. Los marinos argentinos – superados en número- abandonaron las islas, que fueron tomadas a placer por los británicos. En 1982 Argentina fue a la guerra contra Reino Unido por las Malvinas pero perdió.

Y hasta aquí llega la surrealista historia de un páramo baldío por el que todos se pelean; un archipiélago  donde hace un frío de muerte y apenas viven 3000 personas, sin contar con los pingüinos; una colonia inhóspita centro de agrias disputas. ¡El reciente descubrimiento de petróleo promete echar más leña al fuego!

Santa Lucía: entre montañas y volcanes.

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Santa Lucía es un diminuto estado insular ubicado en el Nuevo Mundo, más concretamente en el Mar Caribe. Se independizó de Reino Unido en 1979 aunque la jefatura de Estado todavía recae en la reina de Inglaterra, Isabel II. Es, por tanto, una monarquía constitucional. Su nombre proviene de Santa Lucía de Siracusa.

Antiguamente, esta ínsula fue poblada por siglos por arawaks y caribes, hasta que España la descubrió en el siglo XVI. Pese a su pequeño tamaño, fue disputadísima tanto por colonos franceses como británicos y cambió de manos catorce ocasiones (siete para cada potencia), hasta que finalmente el Reino Unido fue quien se la apropió.

La influencia de los franceses, que ocuparon la isla doscientos años, se mantiene en la hegemonía del catolicismo y en el francés criollo que aún habla mucha gente. El inglés, no obstante, es el idioma oficial, y también hay protestantes. La inmensa mayoría de la población desciende de los esclavos negros traídos de África.

Santa Lucía mezcla en su idiosincracia elementos europeos, caribeños y africanos. La música y la danza son dos de sus principales manifestaciones culturales. Destaca el carácter afable y hablador de sus habitantes, entre los que sobresale el Premio Nobel de Literatura Derek Walcott y Nobel de Economía Arthur Lewis.

A nivel económico, la mayoría de la gente es pobre y mucha debe emigrar. Pese a ello, la alta natalidad empuja la demografía al alza. El turismo y la ingeniería fiscal son las dos principales fuentes de riqueza, pero no están tan desarrollados como en otras islas de la región. El volcán La Soufrière es una fuente de energía geotérmica.

Santa Lucía tiene un origen volcánico y está atravesada de norte a sur por una cordillera montañosa cubierta de bosque tropical. De sus bellas montañas descienden numerosos riachuelos que constituyen valles fértiles que, combinados con la selva tropical y las playas, hacen del reino de Santa Lucía una paradisíaca isla.

Barbados: estabilidad y democracia.

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Poblada durante siglos para taínos, arawaks y caribes, esta ínsula caribeña fue descubierta por los españoles en el siglo XV. Su etimología es un misterio. No se sabe muy bien de dónde deriva su curioso nombre, pero parece que es debido a las ramas y hojas que, a modo de barbas, colgaban de la mayoría de los árboles de la isla.

En 1627 se convirtió en colonia inglesa. Allí se establecieron unas muy rentables plantaciones de tabaco, azúcar y algodón para las que se trajeron esclavos africanos. Entre 1958 y 1962, Barbados se unió a la Federación de las Indias Occidentales (que era una colonia británica). La plena independencia llegó en 1966.

Desde entonces el país ha disfrutado de un gobierno democrático estable, y una alternancia en el poder entre los dos partidos mayoritarios. Actualmente la democracia está sólidamente establecida. El Reino de Barbados es una monarquía constitucional y su Jefa de Estado es Isabel II de Inglaterra, quien ostenta la corona.

Con el paso de los años, Barbados ha pasado de tener una economía agrícola basada en la caña de azúcar a una fundamentada en el turismo y la ingeniería contable. Este reino es un paraíso fiscal y turístico muy popular para viajeros y empresarios. Es uno de los estados más libres, prósperos y desarrollados de América.

La cultura combina las costumbres y modos británicos, que se desarrollaron a lo largo de más de tres siglos de dominación, con una cultura popular de origen africano. Los esclavos negros trajeron consigo sus ritmos y creencias. Esta influencia se palpa en la música y los bailes, tal y como ocurre en el resto del Caribe.

Más del 90% de la población local se compone de negros y mulatos. La gente habla inglés y criollo y es abrumadoramente protestante y anglicana. En líneas generales, se trata de un pueblo muy conservador que huye de los sobresaltos, muy consciente de que más vale no cambiar nada cuando las cosas funcionan bien.

Granada: orgullo negro.

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Granada comprende la isla homónima y las Granadinas del sur. Originalmente llamada Concepción pasó a su nombre actual por su parecido con Sierra Nevada, Granada, España. Por allí han pasado arawaks, caribes, españoles, franceses y británicos. Y por supuesto, muchos esclavos africanos para cultivar la caña de azúcar.

Este país se independizó de Reino Unido en 1974 y en 1979 llegó al poder Maurice Bishop, quien trajo el comunismo y se acercó a Cuba y la Unión Soviética. En 1983 Bishop fue ejecutado tras un golpe de estado y seis días más tarde Estados Unidos invadió la isla y puso fin a la amenaza de la hoz y el martillo.

El comunismo fue abortado pero pronto pasó a ser sustituido por una suerte nacionalismo que reivindica las raíces africanas de la patria. La lucha por el reconocimiento de los derechos de los esclavos se constata en el resurgimiento general del orgullo negro y la práctica común de poner nombres africanos a los niños.

Aunque independiente, Granada sigue siendo un reino e Isabel II de Inglaterra quien ostenta la corona. No se puede descartar que en el futuro se convierta en una república, habida cuenta de la creciente desafección hacia Londres. La población trabaja en la agricultura y el turismo y en líneas generales vive en la pobreza.

Ésta es una sociedad multicultural en la que se mezcla lo africano con lo británico y lo francés, lo católico con lo anglicano. Como pueblo que es de orígenes predominantemente africanos, los granadinos son de sangre caliente y les apasiona cantar, bailar y escuchar música al son del calipso, la salsa, el reggae o el limbo.

Granada es el segundo estado más pequeño de América, así que difícilmente puede atesorar una gran historia. No obstante, ha tenido algunos hijos ilustres como el atleta Kirani James, campeón mundial y olímpico de 400 metros, o el pintor naïf Canute Caliste, famoso por sus llamativos cuadros de sirenas y veleros.

San Vicente y las Granadinas: mestizaje caribeño.

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Poblado originalmente por los nativos caribe, este archipiélago fue descubierto por los españoles en el siglo XV. El explorador Cristóbal Colón llamó San Vicente a la isla principal por haberla descubierto en el día de ese santo, y Granadinas a las demás (no confundir con la isla de Granada), en honor a la ciudad andaluza de Granada.

Los caribe impidieron la colonización europea hasta el siglo XVIII. Esclavos negros africanos procedentes de otras islas buscaron refugio en San Vicente y se cruzaron con los nativos, dando lugar a mestizos. Finalmente fue tomado por los colonos franceses primero, y por los británicos después, quienes esclavizaron a los locales.

El 27 de octubre de 1969 la colonia se convirtió en un Estado libre asociado al Reino Unido. Fue sólo un alto en el camino. Ya que el mismo día pero diez años después, San Vicente y las Granadinas proclamaron su independencia definitiva. La forma de gobierno es la monarquía y la jefa de Estado es la reina Isabel II de Inglaterra.

La economía del país es agrícola y por tanto la población es pobre. A eso se suma que las erupciones volcánicas, los huracanes y otros desastres naturales lastiman las islas cada cierto tiempo. El turismo, así como la ingeniería fiscal, están en un estadio incipiente pero llamadas a ser las principales fuentes de ingresos en el futuro.

De las poco más de cien mil almas que pueblan el lugar, la mayoría corresponde a negros, aunque también hay bastantes mestizos. El inglés es el idioma oficial aunque la gente prefiere hablar en criollo. Casi toda la población es cristiana, con anglicanos, metodistas y católicos a la cabeza. La población vive tranquila y en paz.

La mezcla étnica de San Vicente y las Granadinas tiene su reflejo en la cultura, una mezcla de elementos indígenas, africanos, hindúes y británicos. Este mestizaje queda patente en las constumbres, gastronomía, lengua, música y deporte (destacan el fútbol y el críquet). Los ritmos musicales preferidos son el reggae y el calipso.

Trinidad y Tobago: India y África en pleno Caribe.

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Trinidad estaba poblada por caribes y Tobago por kalugos, cuando llegaron los colonos españoles en el siglo XV. Históricamente ha sido un territorio disputado por españoles, franceses, holandeses, británicos y ¡hasta letones! Finalmente Trinidad y Tobago fue colonia británica hasta su independencia de Londres en 1962.

Nació como una monarquía en la que la reina de Inglaterra lo era también de allí. Esto duró hasta 1976, fecha en la que se convirtió en una república. Dentro de este estado soberano, la isla tropical de Trinidad supone más del 90% del territorio y de la población mientras que a la de Tobago le toca hacer el papel de hermana pequeña.

La economía nacional ha pasado de las plantaciones de caña de azúcar y tabaco en las que trabajaban antiguamente los esclavos a una actividad industrial que exporta petróleo, gas natural y asfalto entre otras materias primas. El turismo y la ingeniería fiscal -tan típicas del Caribe- no están tan desarrolladas como en otros estados.

Desde el punto de vista religioso, el país es una auténtica coctelera de creencias, con católicos e hindúes a la cabeza, pero también con importantes minorías de anglicanos, protestantes, adventistas, musulmanes, orishas y santeros. El pueblo se divide entre descendientes de India y África, mal avenidos entre sí, así como mestizos.

Desde el punto de vista cultural, el país es un hervidero de fiestas, tradiciones y costumbres de mil sitios. Su Carnaval es famoso. Esta patria es la cuna del steelpan (tambores metálicos) y del calipso (un género musical). Hay muchos estilos musicales allí: soca, parang, chutney y pichakaree, así como el juego del limbo.

El inglés es el idioma oficial, aunque la gente habla en criollo. El español ha crecido tanto que se prevé sea oficial en 2020. El escritor británico V. S. Naipaul, nacido en Trinidad y Tobago, ganó el Nobel de Literatura. El diseñador Peter Minshall y los atletas Hasely Crawford y Ato Boldon son también hijos ilustres.

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