¿Sabías que los valencianos tenemos mucho más en común con los árabes que con los catalanes?

La propaganda del catalanismo oficial repite una y otra vez que valencianos y catalanes compartimos una misma identidad, lengua y cultura. En teoría Valéncia habría sido repoblada por catalanes, que nos habrían legado su saber. En esencia el truco pasa por considerar catalán todo. Por ejemplo si un baile es típico de Cataluña entonces es cultura catalana. Pero si otro baile diferente es privativo de Valéncia también es cultura catalana. En realidad los valencianos tenemos mucho más en común con los árabes que con los catalanes.

Pese a que se repite por activa y por pasiva que el rey Jaime I fundó el Reino de Valéncia en 1238 esto es una mentira histórica porque el Reino de Valéncia ya existía mucho antes. Cuando Jaime I el Conquistador (que no el Fundador, porque él conquistaba reinos, no los fundaba) entra en Valéncia en 1238, esta ciudad no era una república ni una comuna anarquista sino un reino de taifa (como casi todos los de la época). El último rey musulmán de Valéncia fue Zayyan ibn Mardanish, que se rindió a Jaime I.

Decimos el último porque no fue el único. De hecho el Reino de Valéncia -o Taifa de Balansiya- fue una ciudad-Estado gobernada por reyes musulmanes durante muchos siglos. En los siglos X y XI Balansiya era culturalmente tan importante como Alejandría, Bagdad, Córdoba o Granada. Durante todo este tiempo se siguió hablando, junto con el árabe, el latín, que acabó derivando en valenciano siglos antes de nacer Jaime I. Existen diversas jarchas que lo corroboran, como la de Ibn Sida, un escritor de Dénia del siglo XI.

Los poetas árabes valencianos constituyeron una verdadera escuela propia donde su poesía, que tanto en árabe como en mozárabe o lengua valenciana, que tuvo su máximo esplendor en los siglos X, XI y XII.  Podemos citar poetas y escritores como Abddallah Ben Adderraman, Abdallah Ben Soleiman, Abu Isa Ibn Labbun, Ibn Ruahinde, Ibn Al Labbana, Ibn Al Zaqqaq, Al Russafi, Abu Salt Umayya, etcétera. Hablamos de autores nacidos o residentes en nuestra tierra, a la que amaban puesto que era también la suya.

Por encima de todos ellos destaca Ibn Jafaya, que era de Alzira y está considerado el más grande poeta de la historia de Al-Andalus y uno de los grandes de la poesía árabe de todos los tiempos. También Abu Walit Al Waqqachi (el autor del Cantar de Mío Cid, según Dolores Oliver Pérez, profesora de la Universidad de Valladolid), Abd Allah Ben Isa (gran jurisconsulto), Abd Allah Ben Jahia Alhadh (el más grande filólogo árabe), Aben Al Abbar y Al Idrisi (historiadores) o Abd Allah Ben Mohamed (filósofo).

Los árabes estuvieron siglos entre nosotros y eso se nota por ejemplo en los miles de arabismos presentes en la lengua valenciana (albelló, aljup, alqueria, garrofa…), mientras que por centurias los catalanes estuvieron más influenciados por los francos. Desde el punto de vista toponímico la cosa es aún más impresionante. Casi todos los topónimos valencianos que comienzan por Al (Algemesí, Alginet…) o Ben (Benimodo, Benimuslem…) denotan un origen árabe y no son los únicos puesto que hay muchísimos más.

El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valéncia, que es el más antiguo de Europa. El Palmeral de Elig, el mayor de Europa. La primera fábrica de papel de Europa fue la de Abú Masaifa (Xàtiva, siglo XI). Grandes médicos como Ibn Tumlus, Abú Salt o Abd-al Wadüd b Abd-al Malik. El molino hidráulico y técnicas modernas de agricultura y regadío que hicieron de Valéncia un vergel de naranjos. La alcachofa en Benicarló. Trajeron el ajedrez indio. ¡Hasta el panquemado y la mona de Pascua se los debemos a ellos!

Desde la llegada de los árabes a la Península Ibérica en 711, la relación de los valencianos con ellos ha sido intensa justo hasta el final. En 1609 el rey Felipe III firmó la expulsión de los moriscos. Del conjunto de las Españas fueron expulsados 300.000 moriscos (a Valéncia le correspondieron 150.000, a Aragón 70.000 y a Cataluña 8.000); expulsión que supuso la inmediata decadencia de nuestro reino. Los árabes han dejado una huella imborrable en la cultura valenciana, cosa que no podemos decir de los catalanes.

Fuentes consultadas:

Aimeur, Carlos. El legado de los médicos musulmanes medievales renace tras siglos de olvido. Valencia Plaza. 13-5-2014.

Mourelle de Lema, Manuel. La identidad etnolingüística de Valencia. Desde la antigüedad hasta el siglo XIV. Grugalma. Madrid, 1996. Págs. 369-390.

Peñarroja, Leopoldo. Cristianismo valenciano. De los orígenes al siglo XIII. Ajuntament de Valéncia. Valéncia, 2007.

-Peñarroja, Leopoldo. Cristianos bajo el Islam: los mozárabes hasta la reconquista de Valencia. Gredos. Madrid, 1993.

-Peñarroja, Leopoldo. El mozárabe de Valencia: nuevas cuestiones de fonología mozárabe. Gredos. Madrid, 1990.

Ubieto, Antonio. Orígenes del Reino de Valencia. Cuestiones cronológicas sobre su reconquista (I y II). Anubar, 1979-1981.

-Universitat d’Alacant. El autor del Cantar de Mío Cid fue un musulmán afincado en Valencia en vida de Rodrigo Díaz de Vivar. Universitat d’Alacant. Alacant, 30-3-2009.

-Valencia Canta. El origen valenciano de la Mona de Pascua. Blog Valencia Canta. 24-4-2011.

—————————————————————————

¿Te gusta el artículo? Puedes leer muchos más como éste en mi libro ANECDOTARIO HISTÓRICO Y CULTURAL VALENCIANO. ¡Haz clic en la portada!

¿Sabías que el mejor poeta de Al-Andalus era de Alzira?

jardin

Nuestra tierra valenciana ha dado al mundo grandes literatos en lengua valenciana, como Joanot Martorell; en castellano, como Vicent Blasco Ibáñez y hasta en latín, como Joan Lluís Vives. Sin embargo, pocos se acuerdan de que Valencia fue árabe y musulmana durante muchos siglos y que en aquella época también hubo grandes escritores cuya obra debemos reivindicar todos.

Abu Ishaq Ibrahim Ibn Jafaya fue un poeta árabe nacido en Alzira (La Ribera) en 1058 y fallecido en 1138. Como era rico, tenía tiempo libre y lo usaba para escribir poesía.  La prosa y poesía de Ibn Jafaya destaca por su naturalidad, sensualidad y sofisticación, resultando de interés la descripción de los paisajes, río, jardines y casas de su ciudad natal de Alzira, que consideraba la flor de Al-Andalus.

Ibn Jafaya disfrutó de la fama en vida y sus versos fueron rápidamente reproducidos por los arabófonos. Fue considerado «el poeta andalusí por excelencia» según Al-Maqqari de Tremecén, uno de los más famosos historiadores del mundo árabe, que proclamó su admiración por él y lo comparó con otro famoso poeta, As-Sanawbarí, también gran cantor y amante de los jardines.

Su obra está presente en antologías poéticas y libros de texto del mundo árabe, lo que lo convierte en uno de los grandes poetas en ese idioma de todos los tiempos. Además, según el historiador alzireño Alfons Rovira, Ibn Jafaya fue «el mejor glosador del río Xúquer» (Júcar en castellano), que en árabe significa «devastador», así llamado por el gran caudal que arrasatraba en tiempos de Al-Andalus.

—————————————————————————

¿Te gusta el artículo? Puedes leer muchos más como éste en mi libro ANECDOTARIO HISTÓRICO Y CULTURAL VALENCIANO. ¡Haz clic en la portada!

León: el reino olvidado.

Castilla y León es una autonomía singular y no sólo por su vasta extensión territorial (comparable a Portugal o Bulgaria) ni tan siquiera por haber devenido en la madre -y madrastra- de España, sino por encarnar la fusión de dos viejos reinos de taifas que antaño combatieron contra Al-Andalus: el de Castilla y el de León.

La creación de las autonomías en España en los años 70 fue una locura: se fusionaron León y Castilla, se negó la condición de nacionalidad histórica a tierras que lo son (Navarra, Valencia…) y se concedió a otras sin serlo (País Vasco, Cataluña…) y de la noche a la mañana se crearon territorios nunca vistos, como Madrid.

León clama por la autonomía. El regionalismo leonés pugna por unificar Salamanca, Zamora y León para constituir un País Leonés independiente de Castilla pero no de España. Es justo. León fue un histórico reino por centurias y merece mejor suerte que la de acabar como un triste apéndice de la centralista Castilla.

El país está relacionado en historia, tradición y cultura con otros pueblos peninsulares pues conserva una lengua propia -el leonés-, emparentada con el bable, el cántabro, el castúo y el mirandés. El leonés -al borde la extinción por la presión castellana- es un precioso tesoro cultural que merece preservarse a toda costa.

Las fronteras del País Leonés son motivo de controversia. En Salamanca y Zamora existen recelos para unirse a León. Además, el antiguo reino leonés fue anexionado por Castilla  (aunque también Navarra y hoy dispone de autonomía propia) y tierras como Galicia o Asturias pertenecieron en su momento al histórico León.

Aunque no se mantengan las  fronteras históricas de los antiguos reinos es justo crear el País Leonés. Castilla, Aragón, Navarra, Valencia, Baleares… Todos los antiguos reinos se han dotado de un marco geopolítico propio. Todos excepto León. Por historia, tradición, identidad y cultura el Reino de León debe volver a la vida.