Corea del Norte: el epílogo de la Guerra Fría.

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Acto: Conferencia «La lepra catalanista en los reinos de la antigua Corona de Aragón».

Día: 8 de octubre de 2011 a las 17:00 horas.

Lugar: Grup d’Acció Valencianista en C\ Pintor Gisbert 17 baix. Valencia (Reino de Valencia).

Entrada: gratuita.

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En 1945 nació Corea del Norte de la mano del dictador comunista Kim Il Sung, considerado padre de la nación y presidente eterno del país. A su muerte en 1994, le sucedió en el cargo su hijo, Kim Jong-Il, otro kafkiano autócrata que exige ser venerado como un dios y que juega con su pueblo como si de marionetas se tratase.

En la escuela a los niños se les educa como a autómatas para adorar al querido líder. La verdad oficial dice que Kim Jong-Il ha escrito 18.000 libros, diseñado ciudades, construído sistemas hidráulicos, inventado programas informáticos y logrado la bomba atómica, entre otros prodigios. Y ¡ay de quién lo ponga en duda!

La Guerra de Corea es el trauma nacional: en 1950 los norcoreanos atacaron a sus vecinos del sur, y estos apoyados por Estados Unidos iniciaron una contraofensiva que llegó a conquistar 9/10 partes del país. Pero China entró en juego con dos millones de soldados y forzó a Corea del Sur a volver a las fronteras de antes de la guerra.

En 1953 se firmó un armisticio (por lo que ambos ejércitos siguen en guerra, al menos en teoría). La televisión es alienante, el país vive en un estado de excepción permanente, siempre en lucha frente a un enemigo invisible.  Se inocula a la población la paranoia de una invasión inminente. Todo está orientado a la defensa.

Corea del Norte posee el cuarto ejército del mundo en número de efectivos y es el primero en relación al PIB (destina el 25% del presupuesto nacional). Tiene un potente arsenal nuclear. Mientras, la población vive con cortes de luz y falta de agua caliente suficiente y hasta ha sufrido hambrunas que costaron millones de vidas.

Es el país del mundo que más duramente persigue a los cristianos. Orar dentro de tu casa es motivo suficiente para ser fusilado tú y tu familia. La gente camina por la calle con una mirada triste. Cualquiera puede ser denunciado por su vecino, y eso comporta trabajos forzados en el gulag. Es la última frontera de la Guerra Fría.

Corea del Sur: una vela del cristianismo que ilumina Asia.

Corea del Sur es un país del tamaño de Portugal que tiene más población que España. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, Corea, una de las civilizaciones más antiguas de la humanidad, quedó dividida en dos naciones: una dictadura comunista en la región norte y una democracia capitalista en el sur.

Desde entonces han sido feroces enemigos irreconciliables (especialmente tras la Guerra de Corea de 1950-53). A partir de aquel choque, Estados Unidos se obsesionó por mostrar a Corea del Sur como un icono del capitalismo, donde la gente es rica y feliz, en contraste con la miseria y la fatalidad de la hoz y el martillo.

En los años 60 y 70 el país experimentó un fuerte avance industrial y tecnológico. La inversión extranjera acudió alentada por facilidades fiscales, crediticias y laborales, y empresas como Hyundai, Samsung, LG, Kia Motors, SsangYong, Daelim Motor y Daewoo se convirtieron en multinacionales que triunfan en el mundo.

Aunque si por algo es famosa Corea del Sur es por su potencia naval. Sus astilleros fabrican los mejores barcos del globo y hoy el país posee una de las marinas más grandes del planeta para preservar la libertad de la amenaza totalitaria de Corea del Norte, con la que mantiene fuertes tensiones militares día sí día no.

Dios no sólo ha derramado prosperidad económica sino también espiritual. Es el país asiático con mayor número de cristianos (más del 25% de sus habitantes) y tiene la Yoido Full Gospel Church, la iglesia más grande del mundo, donde cada domingo se reúnen más de un millón de fieles pastoreados por David Yonggi Cho.

Hoy los misioneros surcoreanos predican en China y Corea del Norte. El país pasó de aislacionista a influir política, económica, cultural y espiritualmente a Asia. Mientras, en Seúl siguen rezando para que se obre el milagro de la reunificación nacional, incluso pese al enorme abismo económico que separa a los dos países.

La lucha por la hegemonía mundial.

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Los Estados Unidos de América y China se están disputando en estos momentos ser la potencia hegemónica mundial del siglo XXI. En esta partida de ajedrez por el control del globo, los americanos y los chinos están llevando a cabo dos estrategias radicalmente distintas.

Norteamérica, previendo que China pueda ser una superpotencia dentro de 25 años, ha decidido acorralarla. ¿De qué manera? Tratando de tomar el control de todas las naciones que o bien dispongan de grandes recursos energéticos o bien frontera directa con China. No es casualidad que Estados Unidos tenga puesto su punto de mira en Irán, Irak, Venezuela, Afganistán o Corea del Norte. Todos encajan con alguno de los dos perfiles anteriores. Si EEUU cuenta con suministradores energéticos fiables (Arabia Saudita, Kuwait, Guinea Ecuatorial…) y con la alianza de vecinos temerosos de China (Japón, Taiwan, India…), el gigante asiático quedará absolutamente acorralado y sin apenas aliados en el mundo.

Los comunistas chinos lo saben. ¿Y qué hacen al respecto? Nada. Su apuesta pasa por seguir creciendo rápidamente hasta convertirse en un imperio económico y esperar a que la carísima escalada belicista emprendida por Estados Unidos le lleve a la ruina.

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