Yo soy republicano. No creo en la monarquía. Podría aducir varios motivos (por ejemplo que es poco democrático que un Jefe de Estado no sea elegido por el pueblo o que un reino implica que haya súbditos en lugar de ciudadanos) pero la principal razón es que veo que es un gasto inútil. No le veo ninguna ventaja a tener un rey. Creo que su trabajo puede ser realizado perfectamente por el presidente del Gobierno y por el ministro de Asuntos Exteriores. Estoy en contra de la monarquía por la misma razón por la que estoy en contra de las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno, las Diputaciones provinciales o la mitad de Ayuntamientos de Españislavia. Porque sobran. Porque no sirven para nada.
He de matizar, no obstante, mi postura. Nunca he entendido a aquellos antimonárquicos que se quejan de que el rey es un florero que nos cuesta dinero al contribuyente y luego abogan por una república a la europea. En Francia, Italia, Alemania o Rusia tienen al presidente de la República, que es el Jefe de Estado (es decir, otro florero decorativo equivalente a nuestro rey de Valencia) y al primer ministro (que es el Jefe de Gobierno, el que de verdad toma decisiones). A mí me parece absurdo sustituir un florero por otro. Yo no quiero un presidente de la República con sus tropecientos secretarios, asesores y enchufados. Si de tener un elemento ornamental se trata, entonces prefiero al rey, que al menos tiene más pedigrí.
Seamos francos: Juan Carlos I de Borbón, rey de España y rey de Valencia, se rasca los cojones a dos manos. Su único trabajo por así llamarlo es dar la Copa una vez al año y leer el discurso de Navidad. Y en cuanto al resto de la familia sólo sirve para hacerse la foto de vez en cuando (en el mejor de los casos). Y pagar diez millones de euros anuales por eso es mucha pasta. Pero es que un presidente de la República es más de lo mismo. ¿O acaso sirve para algo el presidente de la República Alemana? Por eso abogo por un modelo como el de Estados Unidos. Allí votas a un tío –Barack Obama en este caso- y él es Jefe de Estado y de Gobierno. Es decir, un solo sueldo. Un solo gasto. Un solo problema. Como debe ser.
También debo aclarar que hay algunos casos excepcionales en que sí encuentro una utilidad a las monarquías y por lo tanto las apoyo. Creo que una corona como la británica es extremadamente útil, porque la Reina de Inglaterra, Isabel II, es reina de dieciséis naciones. Esto significa que hay dieciséis estados soberanos unidos por una misma Familia Real y este nexo permite estrechar lazos políticos, económicos, comerciales y militares entre los socios de esta Mancomunidad de Reinos. La corona también puede ser útil para un paraíso fiscal (Liechtenstein, Luxemburgo, Mónaco…) ya que en este caso la Familia Real es la embajadora de un país diminuto al que pone en el mapa y eso ayuda a captar más inversiones y capitales.
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