Apología de la democracia directa.

Los comunistas hablan de los derechos de los trabajadores pero les niegan el de la huelga, de acercar la cultura a las masas pero encierran en la prisión a sus escritores por decir la verdad, de la libertad de los pueblos pero le niegan el derecho de voto a sus ciudadanos, de la igualdad de las clases pero establecen una nueva aristocracia que es la del Partido.

Los fascistas hablan de defender los intereses nacionales cuando utilizan el ejército no para proteger y servir al pueblo como debería de ser sino para que se convierta en el chulo del país, asesinan a gente en nombre de la patria y si por alguna de aquellas no se salen con la suya desencadenan una guerra civil o perpetran un golpe de estado.

Los nacionalistas presumen de ser progresistas cuando siguen al pie de la letra tesis hitlerianas, de defender una cultura cuando están en contra de todos aquellos que no piensan como ellos, de patriotas cuando en realidad no pasan de provincianos, de cultos cuando viajan poco y leen aún menos, de ser la voz del pueblo cuando tratan de acallarla.

Los neoliberales hablan de pleno empleo pero quieren decir trabajo-basura, creen que el progreso de un país se mide sólo con indicadores macroeconómicos y no ven que las personas son más importantes que el dinero, quieren vender internet y móviles a la gente del Tercer Mundo en lugar de darle libros para el analfabetismo y pan para el hambre.

Los socialistas dicen representar a los trabajadores pero no viven en los barrios obreros sino en los burgueses, hablan de acabar con la pobreza cuando no saben lo que es vivir en una familia que discute todos los días porque nunca llega a final de mes, dicen representar al pueblo pero el pueblo no viste trajes caros ni conduce Mercedes como ellos.

Los populares hablan del estado del bienestar cuando los niños estudian en barracones donde la calefacción y el papel higiénico son bienes de lujo y cuando hacen de la salud un negocio, criminalizan la inmigración y olvidan que el país salió de la ruina gracias precisamente a los emigrantes, predican moderación salarial pero se suben los sueldos siempre que quieren.

La misma basura de siempre. Si no estás conmigo estás contra mí. Yo mando y tú obedeces. Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. Los políticos viven de nosotros y nos chulean del mismo modo que lo hace un proxeneta con una prostituta. Todos ellos insisten hasta la saciedad en repetir que nos representan cuando sólo se representan a ellos mismos.

Desde que murió el dictador Francisco Franco, en España sólo ha habido dos días democracia. Sólo dos. El día que se hizo el referéndum de la Constitución y el que se hizo el de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Cuarenta y ocho horas de democracia en más de treinta años. No sé a usted pero a mí me sabe a poco.

A Dios lo que es de Dios y al pueblo lo que es del pueblo. Democracia es más que votar una vez cada cuatro años. Es el gobierno del pueblo, que se haga la voluntad mayoritaria del pueblo. Y en España no vivimos en democracia, sino en una dictadura encubierta. Aquí quienes gobiernan son los políticos, los burrócratas (burrocracia se escribe con rr), los ricos, los empresarios, los burgueses, los medios de comunicación, los grupos de presión, la iglesia, los poderes internacionales… En una palabra: los poderosos. Pero no es la gente la que gobierna. Ella sí que no.

¿Cuánto tiempo más tendremos que aguantar el cáncer del transfuguismo? ¿Y la burla de que los políticos se suban el sueldo siempre que les venga en gana? ¿O que utilicen nuestros votos para regalárselos a otros partidos? ¿Otorgamos los ciudadanos la mayoría absoluta al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para llevar a cabo la gran orgía de corrupción que hizo en el pasado? ¿Acaso le concedimos al Partido Popular (PP) la mayoría absoluta para gobernar sólo para las elites? ¡Si de verdad la democracia es el gobierno del pueblo entonces démosle el poder al pueblo!

Es hora de reivindicar la democracia directa. Hace falta un compromiso cívico y patriótico para seguir el ejemplo suizo. Suiza era un corral de vacas hace sólo cien años y hoy goza de una de las rentas per cápita más altas del mundo. Los suizos no saben citar el nombre de un solo político de su nación. Su sistema rotatorio les impide a los dirigentes estar mucho tiempo al frente del país; se soslaya así el peligro de la corrupción. Y la sociedad es consultada en referéndum en los temas más capitales. Allí gobierna la gente. ¿Por qué aquí no? Yo no he nacido para ser el esclavo de nadie. ¿Y usted?

9 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. Don. A. A. F.
    Jul 13, 2010 @ 12:18:20

    «Los neoliberales hablan de pleno empleo pero quieren decir trabajo-basura, creen que el progreso de un país se mide sólo con indicadores macroeconómicos y no ven que las personas son más importantes que el dinero, quieren vender internet y móviles a la gente del Tercer Mundo en lugar de darle libros para el analfabetismo y pan para el hambre.»

    Los liberales «a secas» no creemos en el pleno empleo, por que es una falacia económica, en todo caso creemos en un desempleo friccional que ronde el 3% y en un empleo libremente pactado por las partes sin intervención del estado y sin imposiciones sindicales. Los liberales creemos que el progreso de un país se mide en términos de libertad económica, la cual suele ir relacionada con una baja presión fiscal y un papel meramente testimonial del estado en materia económica. Los liberales queremos sacar al Tercer Mundo de la pobreza y el despotismo, para ello abogamos por una expansión del comercio a estos países, permitiendo a los habitantes de dichos lugares enriquecerse a través del intercambio voluntario de productos, servicios, trabajo y capitales. Una vez creado un nivel de riqueza óptimo las reformas político-institucionales serán cuestión de tiempo, tal y como sucedió en España.

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  2. Daniel
    Jul 13, 2010 @ 13:51:18

    …y te has olvidado de «privatizar la sanidad y la educación, y acabar con el Estado del bienestar y la justicia social»… Pero, claro, eso no es muy popular vocearlo a los cuatro vientos, liberales.

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  3. Don A. A. F.
    Jul 13, 2010 @ 16:47:48

    Es que para mí, amigo Daniel, el estado no tiene por que proporcionar sanidad y educación cuando ambas pueden ser proporcionadas por un mercado en condiciones de competencia, salvo, claro está, casos claros de insuficiencia económica, que pueden financiarse no por el estado, si no por el municipio o la provincia (la región) a través de extraordinarios mecanismos como el cheque sanitario o el escolar o un «banco universitario de oportunidades» que facilite préstamos para el acceso a la Universidad. Pero claro, me temo que lo que de verdad no es popular es el decir que sí existen mecanismos de, como usted dice, «justicia social» -yo prefiero usar el término «igualdad de oportunidades»- proporcionados por el mercado, que es voluntario, y no por el estado, que es coercitivo, que legaliza estafas piramidales como la que es el sistema español de pensiones, y que es capaz de hacer pobre a un hombre a través del endémico recurso a la inflación. Eso amigo, sí que no es popular vocearlo a los cuatro vientos, por que entonces vendrá algún hombre del sistema a acusarte de «recortar derechos sociales», de «estar de parte de los ricos y de la patronal» y de «pretender que los ciudadanos de este país mendiguen en las esquinas».

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    • Daniel
      Jul 13, 2010 @ 17:34:03

      La diferencia es que para mí la salud es un derecho mientras que para un liberal la salud es un negocio.

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      • Don A. A. F.
        Jul 13, 2010 @ 22:28:04

        Y yo defiendo el acceso universal a la sanidad y a la educación, pero quiero que ambas sean terreno vedado para la Administración, que derrocha recursos, es lenta y está manejada por burócratas que se enriquecen de los programas gubernamentales. Si la sanidad o la educación fuesen un negocio privado ello implicaría la existencia del elemento del lucro. Sabiendo que al empresario le interesa maximizar beneficios y minimizar costes, una sanidad a través de seguros médicos privados, una educación mediante colegios y universidades privados y un sistema de pensiones a través de cuentas individuales de capitalización privada en bancos comerciales privados serían sistemas en continua competición, lo cual para el consumidor de tales servicios redundaría en un aumento de la calidad a unos precios más bajos. Piénselo, no se deje llevar por el sofisma de que con una sanidad o una educación privada la población enferma o se vuelve ignorante, al contrario, el beneficiario de tales servicios puede elegir con total libertad dentro de la cantidad de renta de que dispone. El estado, pese a la aparencia de seguridad que proporciona no garantiza ni la seguridad, ni la libertad de elección, ni tampoco la calidad o el coste menor.

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  4. valcarcel
    Jul 13, 2010 @ 19:57:04

    No Daniel: la diferencia es que para ud el negocio debe ser cuestión del estado y así negarle la oportunidad a otros de hacer un buen negocio. La salud, como casi todo lo demás quitando la fe en Dios y Cristo, es un negocio.

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    • Daniel
      Jul 13, 2010 @ 20:36:22

      Se trata de buscar el bien general frente al de la elite y no al revés.

      Y es evidente que un sistema sanitario público funciona mucho mejor (para el grueso de la sociedad) que uno privado (no hay más que preguntarle al pueblo canadiense si desea volver a su antiguo sistema de sanidad privada, a ver que te contesta).

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  5. J.Ferrer
    Jul 22, 2010 @ 12:26:21

    Andrés:

    No creo en el liberalismo. No creo en esas tesis de que «el mercado se regula solo», la «mano invisible», etc, etc. Precisamente esta idea, la de que las empresas tengan manga ancha para hacer lo que les dé la gana porque el Estado no interviene cometiendo una grave dejación de funciones, es la que nos ha llevado a la crisis que vivimos.

    Por otro lado yo, como cristiano que soy, defiendo la justicia social y el bien general. No puedo aceptar bajo ninguna de las maneras que a un trabajador que cobra 1000 o 1500 euros al mes se le pretenda cobrar 300.000 euros para curarse del cáncer solamente porque alguien dice que la sanidad privada es más «eficiente». Ése es el modelo de Panamá, de Colombia, de África… el modelo del Tercer Mundo en general… el que tenga dinero que se apañe y el que no ¡que reviente!

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