Burundi es una pequeña nación a orillas del Lago Tanganica. Los twa, los hutu y los tutsi han habitado la región desde hace siglos, los últimos de los cuales bajo una tiránica monarquía tutsi. Los colonos alemanes y belgas crearon la colonia de Urundi-Ruanda, que tras la descolonización se descompuso en Burundi y Ruanda.
El estado tiene la segunda renta per cápita más baja del mundo, sólo superada por el Congo Democrático. Es un país densamente poblado y agrícola. La mayoría es católica y hay minorías musulmanas, evangélicas y animistas. Los tutsi aún hoy promueven el perverso y secular sistema de castas que hizo de la mayoría hutu su sierva.
El Reino de Burundi se independizó en 1962. A pesar de que los tutsi eran sólo el 15% de la población tenían todos los resortes del poder del nuevo estado. Hubo conflictos desde el primer día: magnicidio de un primer ministro hutu en 1965, caída de la monarquía en 1966 así como sucesivas dictaduras militares y golpes de estado.
En 1972, como respuesta a un ataque hutu, los tutsi asesinaron 200.000 hutu en Burundi. En 1988 el choque entre hutu y tutsi costó la vida de 150.000 hutu. Tras aquellas masacres se hizo propósito de enmienda y se intentó un gobierno no étnico pero el primer presidente hutu del país fue asesinado en 1993 por militares tutsi.
En 1994 los presidentes de Burundi y Ruanda -ambos hutu- murieron tras ser derribado con un misil el helicóptero en el que viajaban. Esto provocó el Genocidio de Ruanda (800.000 muertos, tutsi en su mayoría) y exacerbó la Guerra Civil de Burundi (1993-2005), donde hubo 300.000 muertos de ambas castas.
Ahora hay un escenario de calma tensa en el país. La élite tutsi sigue controlando el ejército, la policía y el dinero pero ya no puede impedir que el 85% de burundeses hutu vote por candidatos de su casta. Los tutsi temen una venganza como la de Ruanda y se esmeran en seguir controlando todos los poderes en Burundi.
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