¿Sabías que el arte de Sorolla fue despreciado en su época?

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Hablar de Joaquim Sorolla (Valencia 1863- Cercedilla 1923) es hablar del mejor pintor valenciano de la historia y de uno de los grandes artistas mundiales de todos los tiempos. Fue el gran maestro del luminismo, un genio que nos ha dejado obras maestras de la talla de Paseo a orillas del mar o Niños en la playa entre otras muchas. Se trata de un autor de prestigio cuyos cuadros cotizan cada día más en las subastas (sólo en los últimos años se han revalorizado más de un 500%). Y sobre todo es el gran pintor de la valencianidad, el que ha retrató como nadie los paisajes valencianos, con ese sol cegador que te deslumbra en un día de playa.

Sin embargo su talento no siempre fue reconocido de la manera en que lo es hoy. En su tiempo tuvo que luchar contra las modas imperantes, que en aquella época eran las vanguardias europeas, las cuales tenían la fuerza de una tiranía estética. Como Sorolla no se quiso subir al carro y optó por ir contracorriente y buscar su estilo propio fue duramente atacado por la crítica, que tachaba su obra de «regionalista», «provinciana», «caduca» o «pasada de moda». Él siempre rechazó la pintura abstracta y se movió entre el realismo, el impresionismo y el luminismo. Los entendidos lo ponían a parir. En cambio, siempre fue adorado por el pueblo llano.

En sus más tempranos inicios sus obras pasaron inadvertidas en los concursos y exposiciones nacionales, por no ajustarse a lo esperado de la pintura de su tiempo. Hasta tuvo que cambiar notablemente su estilo pictórico para ganar medallas en los certámenes de la época. Si bien logró algunos éxitos en el Reino de Valencia, la gloria le llegó en el extranjero, especialmente en París, Londres, Nueva York y Chicago. En los últimos años de su vida, Sorolla fue muy aclamado, cosechó un reconocimiento internacional insólito y un éxito sin precedentes. Pese a ello, en España su arte no podía estar más desacreditado hasta hace unas pocas décadas.

Sorolla ha pasado a la historia como el máximo exponente del luminismo. Sus retratos y paisajes -a menudo playas- tienen un toque impresionista y un sabor costumbrista donde la cegadora luz del Mediterráneo es la gran protagonista. Trata de blancas (1894), Retrato de Benito Pérez Galdós (1894), Desnudo de mujer (1902), Paseo a orillas del mar (1909), El baño del caballo (1909), Niños en la playa (1910), o Visión de España –una impresionante colección de catorce paneles que muestran las regiones españolas que fue encargada por la Hispanic Society de Nueva York- son algunas de sus obras maestras.

2 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. Greg
    Jun 06, 2014 @ 18:32:28

    Tristemente es la historia de muchos grandes artistas a lo largo de la historia, en vida no tenían nada que llevarse a la boca y a su muerte sus obras podían pagar el rescate de un emperador, así es el mundo del arte.

    Tuvo suerte de llegar a ser reconocido en vida.

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  2. J.Ferrer
    Ago 15, 2019 @ 15:37:00

    Editamos a 14-8-2019:
    Añadimos el cuarto párrafo.

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