Tanganica es el nombre que recibe la parte continental de Tanzania. Fue una colonia de Berlín bajo la denominación de África Oriental Alemana. Tras la derrota germana en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) pasó a manos del Imperio Británico. Se independizó de Londres de una forma no violenta el año 1961.
En 1964 llevó al altar a Zanzíbar para crear la actual Tanzania. En esta pareja, Tanganica es el marido pues en comparación con Zanzíbar, es grande, fuerte y feo. Julius Nyere, uno de los padres del África moderna, fue el único líder de la Tanganica independiente (1962-1964) y el primer dictador socialista de Tanzania (1964-1985).
Tanganica es grande y continental. Tiene más de un centenar de etnias, casi todas bantúes, cada una con su propia identidad, lengua y cultura. A nivel de religión, en las costas viven musulmanes y en el interior cristianos y animistas. Todavía rige la legislación colonial. Pese a este pupurri, no hay conflictos étnicos y se vive en paz.
La lengua oficial de esta patria es el inglés y el suajili de facto. Contrariamente a lo que suele suceder en estos casos, es el idioma colonial el que retrocede y la lengua vernácula la que avanza. El inglés es el idioma de la administración y los negocios pero está siendo abandonado por la juventud (incluso la universitaria) en pro del suajili.
En lo positivo, Tanganica reúne bajo sus cielos montes míticos como Serendeti, Ngorongoro o Kilimanjaro (este último el más alto de África). Está a la orilla de los dos mayores lagos del Continente Negro, el Victoria y el Tanganica. Es un país prácticamente virgen que alberga maravillas naturales tanto en flora como en fauna.
En lo negativo, las tasas de Sida y mortalidad infantil son altas, la esperanza de vida 50 años (una de las más bajas del mundo) y el analfabetismo alcanza al 78% de la población. Su tierra es fértil para la agricultura y rica en recursos naturales mas el pueblo es pobre. Hay pseudodemocracia y la corrupción está a la orden del día.
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