«Buscad un pueblo sin religión; no lo encontraréis y si lo encontráis, tened por cierto que no diferirá mucho de las fieras». David Hume (filósofo).
Todos los pueblos de la humanidad han buscado irremisiblemente a su Creador. Aun las tribus más primitivas y remotas tienen en su fuero interno la convicción de que existe un mundo invisible con seres espirituales. Cuando la humanidad todavía iba en pañales y Dios aún no se había revelado a ella a través del pueblo de Israel, los seres humanos tenían el convencimiento de que existen fuerzas inmateriales incluso a pesar de que ellos no las puedan ver. Lo llamaban con nombres distintos porque aún no lo conocían, pero todas las naciones de todas las culturas y épocas han intuido que el Hacedor existe. ¿Por qué? Podría objetarse que se trata de un hábito adquirido, de algo cultural que nos transmiten los padres a través de la educación, o de algo propio de sociedades arcaicas y lejanas épocas pero actualmente el Todopoderoso sigue revelándose a quien lo busca de corazón.
Tatiana Goricheva, fundadora del primer movimiento feminista ruso, tenía todas las papeletas para ser atea. Intelectual, feminista y comunista. Nació en 1947 en la Unión Soviética, un régimen de ateísmo de estado donde Cristo no tenía cabida. Creció en el seno de una familia inteligente y atea ni demasiado rica para ser creyente (como los burgueses que se apoyaban en la religión para conservar sus intereses materiales) ni demasiado pobre para ser creyente (como los campesinos analfabetos que creían en Dios por ignorancia o superstición). Los agentes de la KGB estaban perplejos. Goricheva era un error del sistema. Tenía todo a favor para ser atea mas se convirtió al cristianismo… y lo pagó con la cárcel. ¿Qué decir ya de Svetlana Alilueva, hija del dictador Josip Stalin? También ella creía en el Señor y no fue algo precisamente que aprendiera en su casa.
“Las criaturas no nacen con deseos a menos que exista satisfacción a esos deseos. Un bebé siente hambre: bien, existen los alimentos. Un patito desea nadar: existe el agua. El hombre siente deseo sexual: existe el sexo. Si encuentro dentro de mí un deseo que ninguna experiencia en este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que fue creado para otro mundo” -afirma el escritor C.S. Lewis-. Filósofos como Platón, Aristóteles y Cicerón pensaban igual. Todos queremos vivir (los suicidas son una rara excepción) y ser felices (pero la felicidad es fugaz). Para el autor A. Boulenger el hombre siente la necesidad de hallar la verdad, la felicidad y la inmortalidad y si tal necesidad no puede satisfacerse en esta vida, ha de haber otra vida y un Dios que la pueda satisfacer. No es un hábito adquirido sino el afán de vivir y ser felices lo que nos empuja a buscar a nuestro Padre.
FUENTE: Por qué dejé de ser ateo de Josué Ferrer.
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Jun 30, 2013 @ 10:49:43
Buen artículo, a ver si hay algún comentario que argumente y razone sea del signo que sea, y a ser posible evite las tan consabidas y estériles estrategias del campo de la demagogia para la búsqueda de la verdad.
Las necesidades esenciales del ser humano a modo de resumen son las siguientes:
Fisiológicas, seguridad, autoestima, afectivas, laborales, salud, espirituales, sociales, comunicación, conocimiento y superación.
La insatisfacción de cualquiera de estas necesidades da lugar a problemas y puede existir por dos motivos:
1. Por carencia total de aquello que permitiría satisfacer la necesidad.
2. Por carencia parcial, pero constante –déficit permanente– de lo mismo.
En el primer caso, es evidente que la persona o no podrá subsistir –si se trata de las necesidades primarias biológicas de conservación–, o sufrirá serios trastornos en su funcionamiento psicológico. Pero en este caso precisamente por tratarse de una carencia total, por fuerza será percibida de inmediato la causa y se podrá buscar el remedio conveniente.
En el segundo caso, en cambio, por tratarse de una carencia parcial, puede pasar fácilmente inadvertida al menos durante un tiempo. La persona irá experimentando lentamente una serie de cambios en su estado de ánimo o en su salud, sin que quizá ni remotamente se le ocurra relacionarlos con dicha carencia.
Muchas de estas deficiencias han sido ya estudiadas por la Medicina y la Psicología industrial, tales como déficits alimenticios, carencias vitamínicas, necesidad de aire puro, buena luz, descanso, etc.
Recientemente, se han empezado a estudiar en forma sistemática, las deficiencias correspondientes a otros niveles distintos del físico: necesidad de afecto, de aceptación, de libertad, espiritualidad, de seguridad interior, de prestigio, etc.
Los efectos de toda insatisfacción de las necesidades básicas, son principalmente los siguientes:
1. Intranquilidad, malestar, tensión, irritabilidad.
2. Disminución en calidad y regularidad del rendimiento en general.
3. Aumento artificial, pero urgente, de otras necesidades.
La espiritualidad, catalogada desde que el hombre es tal como un valor imperecedero, apenas se presta hoy atención. No obstante sin ella la vida y el mundo deja de tener sentido. Lo espiritual se refiere a aquellos aspectos de la vida humana que tienen que ver con experiencias que trascienden los fenómenos sensoriales.
A. Newberg y E. d’Aquili, pioneros de la neurotheología, que estudia la religión desde el punto de vista de la biología, proponen que nuestro cerebro está biológicamente programado para experimentar estados de transcendencia.
El prestigioso genetista Dean Hamer sostiene que la espiritualidad es una de nuestras herencias básicas, un instinto que nos proporciona un sentido de la vida, y valor para superar las dificultades y pérdidas.
Hay datos suficientes sobre el impacto negativo que tiene el sufrimiento espiritual en la salud y en síntomas tales como el dolor, depresión, ansiedad, nauseas y vómitos.
Elementos característicos comunes a la dimensión espiritual del ser humano y porque la misma es una necesidad:
– Búsqueda, anhelo, aspiración: el ser humano, siempre está en búsqueda: mayor felicidad, mejor conocimiento de uno mismo, paz interna…
– Sentido: las personas tendemos a vivir y actuar de forma congruente, es decir, aplicando un determinado sentido a lo que somos y lo que hacemos. De ahí que no nos sintamos cómodos cuando no encontramos nuestra propia lógica interna.
– Conexión: el hombre se define como ser-en-relación, sea consigo mismo, con los otros o con una realidad que le trasciende. La capacidad de profundizar en estos vínculos nos hace sentirnos que formamos parte de un todo al que pertenecemos.
– Trascendencia: Por trascendencia entendemos la capacidad de expandir el ser más allá de los confines comunes de las experiencias cotidianas, la capacidad de abrirse a nuevas perspectivas desde unos criterios distintos a la lógica racional y cartesiana y que permiten aventurarte a espacios vitales de encuentro con algo o alguien que nos supera y en lo que encontramos sentido.
– Valores éticos: detrás de toda experiencia espiritual hay unos valores éticos concretos, más o menos explícitos. Valores como amor, paz, serenidad, generosidad, etc., aparecen con frecuencia. Los valores marcan la existencia y la búsqueda del ser humano suele estar guiada por los valores éticos centrales de la persona.
Según la OMS la espiritualidad es una dimensión importante de la calidad de vida.
Como le dijo el zorro al pequeño príncipe “solo se ve bien con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos”.
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Jun 30, 2013 @ 14:40:12
Quizá se debería matizar el título del artículo. Desde mi punto de vista, la creencia en dioses no es exclusivamente algo adquirido, pero sí en la mayoría de los casos. Está claro que en las primeras sociedades donde aparecen estas creencias no debería tratarse de algo aprendido, puesto que algún principio debe tener, en esto entra en juego el llamado por la psicología «pensamiento mágico» (no se lo que crea la lluvia, luego un dios lo hizo).
En una sociedad primitiva esto sería una explicación válida para conocer el mundo que te rodea, y como tal se va pasando de generación en generación, en esta fase se convertiría en «fe aprendida» a falta de mejor información, de la misma manera que existe un culto hacia el duque Felipe de Edimburgo por parte de una tribu melanesia (no se si tienes información sobre los «cultos cargo», son extremadamente interesantes si quieres hacer una búsqueda).
Una parte de tu artículo habla sobre satisfacer necesidades, como el hambre con la comida, pero no lo veo aplicable al deseo de dar sentido a la vida atribuyéndolo a causas divinas, apelando a que debe haber satisfacción a las necesidades. Esto es lo mismo que decir que debe existir un dios porque necesito que así sea ¿no crees?
Sobre la respuesta de Fernando, tal como dije anteriormente, me gustaría leer sus propias palabras, pero de momento no añadiré nada, puesto que el texto (acompañamiento espiritual en cuidados paliativos, de Arán ediciones) se refiere a la fe como consuelo en procesos de cuidados paliativos, esto es, como un consuelo ante la una persona enferma en fase terminal, no como opción filosófica de vida.
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Jul 02, 2013 @ 00:29:34
Juan:
«Una parte de tu artículo habla sobre satisfacer necesidades, como el hambre con la comida, pero no lo veo aplicable al deseo de dar sentido a la vida atribuyéndolo a causas divinas, apelando a que debe haber satisfacción a las necesidades. Esto es lo mismo que decir que debe existir un dios porque necesito que así sea ¿no crees?»
No es que lo necesite, sino que lo necesitamos -en plural-. Hay un hambre de Dios, una búsqueda de Dios, un querer saber más de Él y esto evidentemente debe indicar que Dios existe, porque si no existiera no sentiríamos esta necesidad. Si los humanos pudiéramos vivir sin comida o sexo, seguramente no existirían tales cosas pero sí que necesitamos de ellas y sí existen. No sólo existe un hambre física (de comida) o un hambre sexual. El ser humano necesita también alimento espiritual, necesita de Dios. Es algo programado por Dios en nuestra naturaleza.
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Jul 02, 2013 @ 19:08:01
No estoy de acuerdo. Esto parte de una idea utilitarista. La comida, el aire… no es algo que exista en la naturaleza para satisfacer nuestras necesidades, sino que nosotros somos productos de ello. Una planta del te no está ahí para que la metamos en una olla y nos bebamos un te, sino para generar sustancias que la protejan de los insectos. El aire no está ahí para que lo respiremos, sino que somos organismos que nos hemos adaptado a usarlo para vivir.
En ese sentido, tener necesidad de la existencia de dioses no responde a su existencia, sino a la necesidad de cada uno.
Cuando usas la expresión «buscar a dios» entiendo que la usas en el sentido de recibir una revelación o iluminación que te confirme tu creencia. Esto solo puede darse en quien previamente ya tiene esa creencia. Yo personalmente no busco ningún dios, aunque sí es cierto que históricamente las sociedades han sido teístas, aunque esto no responda a ninguna característica inherente al ser humano, sino a un lucha por comprender mejor el mundo en el que vive.
Por terminar, a tu comentario sobre que el ser humano necesita alimento espiritual, no puedo estar en más desacuerdo. Más bien diría que ciertos planteamientos vitales necesitan la espiritualidad para justificarse. El ejemplo lo tienes en un servidor. No busco ningún dios ni necesito ninguna espiritualidad, y a pesar de ello aquí sigo sin mayores problemas que cualquier otro.
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Jul 05, 2013 @ 13:15:13
No sé si es o no es una visión utilitarista de las cosas. Lo que sí es una visión cristiana. Pienso que existe un Creador que ha creado el planeta, los animales, las plantas y otras maravillas y que no lo ha hecho con la intención de hacer bulto sino para ponerlas a nuestra disposición, planta del te incluida. De igual manera que un padre entrega a su hija un juguete o un vestido para que lo disfrute es que Dios nos ha dado la Creación para que la disfrutemos.
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Jul 05, 2013 @ 13:19:56
En cuanto a lo de buscar a Dios, Él se revela a quien lo busca de corazón, a quien quiere conocer la verdad de las cosas incluso aunque no sea creyente. Le pasó a Tatiana Goricheva, a la hija de Stalin, a Francis Collins y a tantas y tantas personas algunas famosas y otras muchas anónimas, poco o nada religiosas, entre ellas yo mismo. Pero para que esto debes tener un ansia por conocer la verdad, cosa que no todo el mundo tiene.
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Jul 05, 2013 @ 14:08:52
Cierto, es una visión cristiana, y como tal, parte de una idea preconcebida. Tu idea está basada en la fe y la mía en la observación y la ciencia. Y las evidencias apuntan masivamente a que el hombre no es ni de lejos el centro de la naturaleza. Pero por supuesto tu puedes tener la creencia que quieras.
En tu ultimo comentario citas algunas personas que se volvieron creyentes. Entiendo que lo haces para ilustrar como hay personas que, en su búsqueda vital, desembocan en un planteamiento religioso. Eso me parece perfecto para ejemplarizar la idea, pero no para justificarla, ya que también se da el caso contrario de creyentes que se vuelven ateos. Son casos personales.
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Jul 13, 2016 @ 07:04:51
Muy buenos argumentos @Juan Jimenez wow
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