Mongolia: el país de las estepas.

Mongolia es un país interior, sin salidas al mar, un estado tapón entre dos gigantes como son Rusia y China. Cualquiera que lo vea hoy, se sorprenderá al descubrir que en el pasado fue una de las naciones más grandes de la Tierra. Sólo a principios de siglo XX tenía un tamaño tres veces mayor, con parte de la Siberia y la Mongolia interior, hoy china.

En el año 1203 Gengis Khan unió bajo su liderazgo a todas las tribus mongolas. Él y sus sucesores conquistaron casi toda Asia y la Rusia europea. Kublai Khan, nieto de Gengis Khan, conquistó China y la dominó entre 1271 y 1368. Fue uno de los imperios más extensos de la historia, que llegó a llamar incluso a las puertas de una aterrorizada Europa.

Hacia 1368 el Imperio Mongol se dividió a cuatro grandes estados: el kanato de Chagatai, la Horda de Oro, el Ikanato y la Dinastía Yuan. En 1691 Manchuria sometió a la Mongolia exterior (la actual Mongolia) y en los siglos sucesivos Rusia y China se la repartieron como quien cambia cromos. Mongolia, con ayuda rusa, se separó de China en 1911.

Como estado independiente, el país ha pasado de ser una dictadura comunista a una república. Pese a todo los mongoles viven un poco al margen de los gobiernos. Son nómadas que van pastando con sus rebaños a lo largo y ancho de las enormes estepas, y que duermen en ghers, unas grandes tiendas de color blanco fáciles de montar y desmontar.

Las condiciones de vida son durísimas. La altitud media del país es enorme, las montañas ocupan dos tercios del país, a cuyas laderas se extienden llanuras y estepas, interrumpidas por grandes ríos, y al sur, por el desierto de Gobi. Es una tierra árida donde llueve poco y soplan fuertes vientos. El verano es cálido y el invierno de un frío extremo.

Como ocurre en todos los desiertos, la hospitalidad de los mongoles es enorme. A menudo tienen invitados en sus casas, a los que alojan y dan de comer. Y es que cerrar la puerta a quien pide ayuda puede significar condenarlo a muerte. La pintura, la literatura y la música están fuertemente influenciadas por el nomadismo y por el budismo tibetano.

Fulani: el pueblo nómada más grande del mundo.

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Los fulani (también llamados fula, peul o fulbe) constituyen el pueblo nómada más grande del mundo. Nada menos que 40 millones de almas repartidas por África Occidental. Se encuentran en Nigeria, Guinea, Senegal, Camerún, Gambia, Malí, Sudán, Burkina Faso, Níger, Chad, Benín, Mauritania, Costa de Marfil y otros.

Pese a ser clasificados dentro del conjunto de pueblos sudaneses, no se parecen a ellos. Tienen el aspecto físico de un pueblo mestizo. Su origen es un misterio. Podrían venir de fuera de África (quizás el Cáucaso o Yemen) pero otros piensan que proceden del Nilo o de un mestizaje entre pueblos sudaneses y nómadas del Sáhara.

Los primeros datos acerca de los fulani se remontan al siglo IX. A principios del siglo XII, a causa de la presión islámica (religión que entonces rechazaban), se dispersaron toda África Occidental. Para el siglo XV ya era la primera etnia del Sahel convertida a la media luna. Su idioma, el fulani, es similar al bereber y al hausa.

Fueron sometidos por los Imperios de Malí y de Shongai, pero también tuvieron reinos independientes -como Bundu, Fouta Djallon o Macina-, y hasta un imperio ya en el siglo XIX – el Califato de Sokoto-. Su fundador, Usman Dan Fodio, lideró una yihad fulani contra sus vecinos, los hausa, por su escaso fervor en el islam.

Antes de adoptar el islam, los fulani afirmaban proceder de El País de Heli y Yoyo, un paraíso creado por el dios Gueno, del que fueron expulsados por mezquinos. Hoy son musulmanes devotos y teocéntricos y practican la poliginia. Conservan costumbres preislámicas como la circuncisión del prepucio y la ablación del clítoris.

Su economía es básicamente ganadera y pastoril. Las cabezas de ganado marcan la riqueza de una persona. Algunos son sedentarios y se dedican al comercio. En cuanto a la organización social, antes tenían un sistema feudal de castas (religiosos, aristócratas, artesanos y siervos), que ha variado ligeramente en el presente.

Beduinos: los árabes más auténticos.

Los beduinos son un pueblo de diez millones de personas repartidas a lo largo de Arabia Saudita, Jordania, Irak, Libia, Egipto, Israel, Siria, Túnez, Argelia y Marruecos. O mejor dicho un conjunto de pueblos, ya que se trata de una sociedad dividida en numerosas tribus y clanes, muy a menudo enfrentados entre sí.

El origen remoto de estas gentes se pierde entre las dunas del desierto. Sus raíces están en la Península Arábiga. Se trata de tribus nómadas que van dando tumbos por las arenas. Viven en jaimas que montan y desmontan. Éstas son de pelo de camello o de cabra y protegen tanto del abrasador sol del día como de las gélidas noches.

En lo económico algunos son comerciantes y recorren las dunas en sus conocidas caravanas de dromedarios. Otros muchos son pastores transhumantes que crían cabras y viven de la ganadería. Algunos se están instalando en los bordes del desierto y practican la agricultura. Son pocos los sedentarios en esta sociedad de nómadas.

Ellos son árabes y hablan el badawi. Las tribus tienen vínculos de sangre y su cultura ha permanecido inmutable por siglos. Es como si el tiempo se hubiese paralizado. Entre sus valores destaca el honor y el valor guerrero, la hospitalidad, el aprecio a la poesía y una memoria colectiva transmitida oralmente de padres a hijos.

Los beduinos son musulmanes, ellos de hecho fueron de los primeros que siguieron al profeta Mohamed. Pero a la vez mantienen creencias animistas preislámicas. Y son muy supersticiosos: creen que hay espíritus malignos -los djinn- que moran a su alrededor y practican rituales mágicos para protegerse de ellos.

Los beduinos son considerados los árabes más puros y auténticos que existen.  Están vinculados culturalmente al sufismo y a la mítica ciudad de Petra. Ataviados con sus túnicas y turbantes que les guarecen del sol, se mueven en medio de los desiertos siempre con el fusil cerca. Es una sociedad teocrática y medieval.

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