Zambia: un pueblo amante de la paz.

Flag_of_Zambia.svg

La República de Zambia es un estado sin salida al mar ubicado en el centro sur de África. Su nombre proviene del río Zambeze, el más importante de la nación. Visitada por los portugueses en el siglo XVIII, la actual Zambia fue explorada en el siglo XIX por David Livingstone y conquistada por el colono Cecil John Rodhes.

En 1953 el Reino Unido creó una gran federación en África: la colonia de Rodesia.  Las diferencias políticas hicieron no obstante que entre 1964 y 1965 se desintegrara en tres naciones: Malaui (antes llamada Niassalandia), Zimbabue (llamada Rodesia, y antes de eso Rodesia del Sur) y Zambia (antes Rodesia del Norte).

El primer presidente de la Zambia independiente fue Kenneth Kaunda, conocido como el Gandhi africano por su lucha no violenta en favor de los derechos humanos. Zambia apoyó a la resistencia de Zimbabue, entonces llamada Rodesia, cuyo gobierno promovía un régimen racista inspirado en el apartheid de Sudáfrica.

Hoy el cobre supone el 90% de las exportaciones y la mayor fuente de ingresos. La agricultura de subsistencia genera el 85% del total de empleos. El 60% de la población vive bajo el umbral de la pobreza. La esperanza de vida es de 40 años. Hay altas tasas de Sida y mortalidad infantil.  Sólo 12 médicos por cada 100.000 almas.

El idioma oficial es el inglés, pese a que se hablan más de setenta lenguas locales. De acuerdo a la Constitución de 1996, Zambia es un estado cristiano, aunque hay una gran pluralidad de religiones tradicionales. La cultura autóctona pasa por música, danzas, cantos, gastronomía, artesanía, cerámica y cestería, ente otras artes.

El territorio de la actual Zambia fue poblado por los joi y los san desde tiempos inmemoriales, aunque actualmente la mayoría es bantú. El país no destaca en casi nada ni tiene una gran epopeya nacional que contar, pero ama profundamente la paz, lo cual ya es mucho decir en un continente tan dado a conflictos étnicos y guerras.

 

Malaui: la forja de una nación.

800px-Flag_of_Malawi.svg

En el sur del Continente Negro, a orillas del lago Malaui, se encuentra una pequeña nación homónima, sin salida al mar, antiguamente conocida como Nyasalandia. El topónimo de Malaui proviene de Maravi, una de las tribus bantúes que poblaron la región. Esta tribu se instaló en la zona en torno al siglo XV.

En 1891 el país fue colonizado por los británicos, quienes lo gobernaron hasta 1964, año de su independencia. Tras la secesión, la república se configuró como una dictadura gobernada por Hastings Banda. Actualmente Malaui es un estado pacífico, democrático y multipartidista de política exterior favorable a Occidente.

Malaui es uno de los estados más subdesarrollados y densamente poblados de África. Es rural y agrícola. Tiene una escasa esperanza de vida, una alta tasa de mortalidad infantil y de contagio de Sida. No obstante, en los últimos años el país experimenta notables avances en los campos de la economía, la educación y la salud.

A falta de otros recursos, vive de la agricultura. El 70% de las exportaciones es tabaco. Tener tierras es sinónimo de riqueza, por eso aumenta la deforestación. Pese a ello el 9% de la superficie total de la patria está protegida, el 36% sigue arbolada y el de Malaui es el lago con más especies endémicas de peces del mundo.

Los idiomas oficiales son el inglés y el chichewa aunque existe una gran pluralidad cultural, lingüística y religiosa en la república. Las raíces tribales de los malauís son muy fuertes y se mezclan con las influencias coloniales. Destaca la presencia de danzas, músicas y máscaras. Tiene varios literatos de renombre en África.

La República de Malaui está en un proceso de construcción nacional. Todo allí está por hacer, incluso su identidad patria. Aunque existieron conflictos étnicos en el pasado, en el siglo XXI han disminuido notablemente y el concepto de nacionalidad malauí comienza a cobrar fuerza. Poco a poco se va forjando una nación.

https://www.youtube.com/watch?v=qBmaeOM1omY