En estos tiempos de relativismo moral, podredumbre espiritual y mediocridad intelectual en que vivimos se da una curiosa circunstancia: los debates ya no existen. O cada vez lo hacen menos. Ahora se da por sentado que hay determinados temas tabú, determinados dogmas de la fe buenista y políticamente correcta que simplemente son incuestionables. Y si alguien osa cuestionarlos con argumentos, ya no se le responde con otros argumentos contrarios como antaño sino con insultos. Son los frutos amargos de la postmodernidad. Voy a tratar de representarlo de una forma muy gráfica para que se entienda mejor:
¿Cómo se debatía antes?
Persona 1: Yo pienso blanco.
Persona 2: ¡Ah no! ¡Yo pienso negro por esto y por aquello!
Persona 1: De acuerdo, pero también debe tener en cuenta este motivo y aquel otro.
Persona 2: Sí, pero si se fija bien usted…
¿Cómo se debate hoy?
Persona 1: Yo pienso blanco.
Persona 2: Eres un… (coloque aquí el insulto que usted prefiera. Generalmente, la palabra fascista).
Fin del debate.
Veamos algunos ejemplos:
Ejemplo A:
Persona 1: Valenciano y catalán son dos lenguas distintas.
Persona 2: Anticientífico, fascista.
Fin del debate.
Ejemplo B:
Persona 1: La unión de dos personas del mismo sexo no es un auténtico matrimonio.
Persona 2: Homófobo, fascista.
Fin del debate.
Ejemplo C:
Persona 1: Los inmigrantes ilegales deben ser expulsados del país.
Persona 2: Racista, xenófobo.
Fin del debate.
Ejemplo D:
Persona 1: Israel tiene derecho a existir y a defenderse.
Persona 2: Sionista, nazi.
Fin del debate.
Fijémonos como antes a un argumento se le respondía con otro argumento. Ahora, se le responde con un adjetivo calificativo. Generalmente, el término más usado es «fascista». Vale lo mismo para un roto que para un descosido; no importa el tema de debate. Tanto se abusa de esta palabra que ha perdido su significado original y hoy fascista viene a significar algo así como «todo aquel que piense distinto a mí o no me dé la razón». De tanto llamar fascista a todo el mundo, ya nadie acabará prestando atención a este término de tal suerte que puede que llegue el día en que el fascismo auténtico vuelva al poder, haya quien lo avise y nadie le crea.
Oct 30, 2009 @ 23:49:22
Totalmente de acuerdo con esta entrada – así es.
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Nov 01, 2009 @ 00:01:35
Gracias por el comentario. Seguiremos luchando contra el absurdo buenismo multicultural que nos domina.
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Sep 02, 2011 @ 15:51:37
Bueno, espero que hoy en día tengas menos en contra de la multiculturalidad – Honestamente si este señor que te comentó, te dice que está totalmente de acuerdo contigo, es que hay algo mal en lo que dices, porque, no es que yo le haya dicho fascista, pero este hombre es horrible y Fin del debate, lo puedes poner como “Ejemplo E”- Por otra parte a veces uno no puede evitar caer en esta posición, debido a que al final de tanto debate la otra persona se niega a entender lo que tu dices, terminas por darle adjetivo calificativo, y como dirías tu “Vuelan las hostias”, por cierto? Qué significa eso?
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Sep 02, 2011 @ 16:27:10
Estar de acuerdo con una persona en una cosa puntual no significa que pienses igual que esa persona en todo. Por ejemplo tú piensas que 2 + 2 = 4, exactamente igual que lo piensa Hugo Chávez y eso no te convierte en chavista.
Alfredo y yo pensamos distinto en casi todo. Que coincidamos en algo puntual, no significa nada.
Volar las hostias significa volar los golpes. Y sí, sigo estando en contra de la multiculturalidad. Yo quiero integración, no multiculturalidad.
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Sep 03, 2011 @ 11:11:15
Este articulo me recuerda a la nula calidad de la mentalidad castellana: Que hablas de nacion valenciana, catalana o vasca y te amenazan con sacar los tanques a la calle.
La violencia es el recurso de los mediocres.
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