Salomón: un paraíso en la Tierra.

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Los españoles la bautizaron Salomón porque pensaban que allí hallarían las minas del famoso monarca. No había oro pero sí una de las naciones más bellas del mundo. Las Salomón son un conjunto de mil islas ubicado en Oceanía, justo entre Papúa-Nueva Guinea y Vanuatu. Pese a tener tantas el país es, en realidad, bastante pequeño y poco poblado.

Descubierto por España en el siglo XVI, fueron alemanes y británicos los que se repartieron Salomón como un pastel en el siglo XIX. La población nativa -de raza negra- era secuestrada y llevada a Fiji o Australia para esclavizarla. En 1942-43 el país vivió la Batalla de Guadalcanal, una de las más terribles de la Segunda Guerra Mundial.

Tras muchas insurrecciones locales, los salomonenses lograron independizarse del Reino Unido en 1978. Es una monarquía constitucional y la reina de Salomón es Isabel II de Inglaterra. Como estado independiente, cunde la pobreza, el atraso y el analfabetismo. El 80% de la gente vive en el campo y depende de la agricultura para comer.

El inglés es el idioma oficial pese a que sólo lo tiene como lengua materna el 2% de la población. La gente recurre al inglés sólo como segundo idioma. El idioma de facto es el pidgin de Salomón, aunque hay más de 75 lenguas locales, algunas desaparecidas y otras en peligro de extinción. La mayoría del pueblo profesa el cristianismo de raíz protestante.

La cultura y las tradiciones se transmiten oralmente de padres a hijos y tienen que ver en gran medida con la etnia: el 95% de salomonenses es melanesio y hay pequeñas minorías de polinesios y micronesios. Es muy llamativo el caso de poblaciones enteras de raza negra con cabellos rubios. Se desconoce con certeza el origen de este curioso fenómeno.

Pero por encima de todo, Salomón es un paraíso en la Tierra. Decir que es una de las naciones más hermosas del planeta no es exagerar. Sus cielos rasos, su clima tropical, sus bosques frondosos, sus bellos cocoteros, sus playas de ensueño, sus aguas cristalinas azul turquesa, sus arrecifes de coral… Y un turismo nada masificado. ¡Un paraíso!

Papúa-Nueva Guinea: el país con más idiomas del mundo.

Si la Torre de Babel cobra algún significado en la actualidad es, sin duda, en el Estado de Papúa-Nueva Guinea. Aunque cuenta solamente con apenas siete millones de habitantes, habla más de 800 idiomas, el 10% de lenguas de todo el mundo. Una espectacular macedonia de etnias que sólo tiene en común el idioma inglés.

Es un país megadiverso, un estado multicultural y plurinacional donde existen cientos de tribus cada una con su propio idioma, cultura, religión y costumbres. En muchos casos un idioma se limita a una sola aldea. Se debe a que el país es extenso y muchas comunidades hayan vivido aisladas sin mantener contacto con otras.

Desde el punto de vista lingüístico, sociológico y antropológico, Papúa-Nueva Guinea es el laboratorio de investigación más grande del mundo. Y esto se debe a que los colonos holandeses, alemanes, británicos y australianos no mostraron un especial interés en imponer la cultura occidental sobre el estilo de vida y tradición locales.

La isla de Papúa está dividida en dos mitades. Está la Papúa libre, un reino con Isabel II como jefa de estado cuya independencia nadie discute. Y la Papúa ocupada, antigua colonia holandesa conquistada por Indonesia en 1963. Desde entonces los indonesios cometen un genocidio contra el pueblo papú que ansía ser libre.

Hablar de que Papúa es una nación propiamente dicha cuando sus habitantes son incapaces de entenderse los unos con los otros es ridículo. Sin embargo, existe un clamor por la autodeterminación para unificar las dos Papúas y así poner fin de una vez por todas a una era de colonialismo, opresión y derramamiento de sangre.

Los papús nunca destacarán en nada importante. Nunca serán una potencia industrial o un gran imperio. Sólo un conglomerado de tribus que todavía vive en la Edad de Piedra. Pero no es justo que sean masacrados por el solo hecho de ser débiles. Son seres humanos. Los pueblos de Papúa merecen ser libres y vivir en paz.

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