
Agradecimientos a Paco Bou Llambrich (Benidorm).
Benidorm (en La Marina) es un orgullo patrio, uno de los mayores símbolos del espíritu emprendedor de los valencianos. Se ha convertido en un paradisíaco enclave al que acuden millones de turistas procedentes de toda Europa atraídos por la excelencia de sus playas, la luz y calor de su sol mediterráneo y lo colosal de sus rascacielos así como por su potente infraestructura hotelera, hostelera y de ocio.
Pero no siempre fue como es hoy. Tradicionalmente en Benidorm se ha vivido de la pesca. La mayoría de la población estaba casi todo el año fuera de casa, embarcada en grandes navíos de la Trasatlántica (capitanes, telegrafistas, maquinistas…) o dedicada a las almadrabas. También era habitual la agricultura, en su mayoría de secano. De hecho, en Benidorm llegó a haber 49 almazaras de aceite.
El turismo llegó después. En 1950 era básicamente una villa de pescadores de menos de 3000 habitantes. Fue en 1956 que el alcalde Pere Zaragoza Orts aprobó el ordenamiento urbanístico de la localidad con el fin de crear una ciudad concebida para el ocio turístico, a base de calles bien trazadas y amplias avenidas siguiendo la configuración de las playas, un modelo urbanístico pionero para la época.
Tres años antes Zaragoza había legalizado el uso del bikini en Benidorm, pese a las amenazas de excomunión del arzobispado. En pleno franquismo aquello fue un escándalo pero el modelo de «sol y playa» se popularizó y los turistas llegaron en masa, primero en coche y luego por avión a partir de la inauguración del aeropuerto de El Altet en 1967. El censo del municipio se multiplicó en muy poco tiempo.
El municipio se convirtió rápidamente en una ciudad de rascacielos llena de apartamentos y hoteles. A partir de 1959 y hasta 2006 el Festival de la Canción Internacional de Benidorm fue un clásico por donde pasaron artistas como Raphael, Julio Iglesias o Dyango. Desde 2000 el parque temático Terra Mítica y desde 2005 el parque zoológico Terra Natura han venido a complementar su oferta de ocio.
Benidorm es un ejemplo de cómo se puede transformar una villa humilde en una industria multimillonaria que genera riqueza y empleo. Hoy es un imperio turístico de primer orden que atrae visitantes no sólo en verano sino todo el año. Lejos del elitismo de Mónaco, dispone de la mejor oferta a precios muy razonables aptos para todos los bolsillos. Turismo no sólo para los ricos, sino para todo el mundo.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Comentarios recientes