Una pregunta para los musulmanes.

Si el dios verdadero es Alá, si Dios es musulmán y rechaza a los judíos ¿por qué consiente que exista Israel? Es más ¿por qué permite la humillación que supone que 1.500 millones de musulmanes sean incapaces de derrotar un país minúsculo de apenas 6 millones de almas? «Es que los americanos apoyan a Israel» -suelen decir-. Bueno, Israel no necesitó la ayuda de país alguno en la Guerra de los Seis Días, cuando barrió del mapa a ocho naciones arabes en menos de una semana, pero aunque así fuera… ¿Y qué? ¿Acaso los Estados Unidos tienen más poder que Alá?

En la Biblia hallamos la respuesta. El pueblo escogido es Israel: «Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto perpetuo, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios, y el Dios de tus descendientes» (Génesis 17:7). El hijo de la promesa es Isaac: «En cuanto a Ismael, ya te he escuchado. Yo lo bendeciré, lo haré fecundo y le daré una descendencia numerosa. Él será el padre de doce príncipes. Haré de él una nación muy grande.Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que te dará Sara de aquí a un año, por estos días» (Génesis 17:20-21).

Israel existe porque es la voluntad de Dios. El renacer de Israel de 1948 estaba profetizado: «Los sacaré de entre las naciones, los reuniré de entre todos los pueblos, y los haré regresar a su propia tierra» (Ezequiel 36:24). Dios bendice a quien bendice a Israel y maldice a quien lo maldice. Por eso todos los países islámicos sin excepción están sumidos en la calamidad mientras que EEUU es una gran potencia. Génesis 12:3 dice: «Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!»

Israel es invencible porque es Dios mismo quien la protege: «Tú, que salvas con tu diestra a los que buscan escapar de sus adversarios, dame una muestra de tu gran amor. Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas, de los malvados que me atacan, de los enemigos que me han cercado» (Salmos 17:7-9) . “En torno suyo —afirma el Señor— seré un muro de fuego, y dentro de ella seré su gloria” (Zacarías 2:5 ). «Tracen su estrategia, pero será desbaratada; propongan su plan, pero no se realizará, porque Dios está con nosotros» (Isaías 8:10).

Fuente: Santa Biblia Nueva Versión Internacional 1999.

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