¿Sabías que en 1918 se creó la Cátedra de Lengua Valenciana?

La Universitat de Valéncia se constituyó formalmente el 23 de enero de 1501 gracias a la bula Inter ceteras felicitates firmada por el papa valenciano Alejandro VI, por la cual se creó definitivamente el Estudi General (Estudio General) en Valéncia, entidad docente que posteriormente se convirtió en la Universitat de Valéncia, que en sus tiempos fue conocida como «la Atenas española». Aunque la lengua vehicular que se empleaba era el valenciano, no existió una cátedra de lengua valenciana hasta tiempos recientes.

El 27 de junio de 1916 el periodista Teodor Llorente Falcó propuso a la Junta de Gobierno del Centro de Cultura Valenciana (CCV) -hoy Real Acadèmia de Cultura Valenciana (RACV)- de la cual formaba parte, la creación de una Cátedra de Lengua Valenciana, propuesta admitida por el decano Josep Martínez Aloy. El Centro de Cultura Valenciana acordó que la cátedra fuera para el erudito Lluís Fullana i Mira, al que pagaría una modesta retribución de acuerdo a las escasas posibilidades económicas del CCV.

La Cátedra se inauguró oficialmente en la Universitat de Valéncia el 27 de enero de 1918. La primera clase la impartió en el aula 7 el Pare Lluís Fullana i Mira, que fue nombrado primer catedrático de la Cátedra de Lengua Valenciana. A dicha inauguración, por parte del CCV asistieron el decano Martínez Aloy y Llorente Falcó. De parte de la Universitat asistieron el rector Rafael Pastor González, el decano de la Facultad de Filosofía y Letras Pedro María López, así como también numerosos profesores del claustro.

Desgraciadamente esta Cátedra de Lengua Valenciana duró poco, puesto que en 1928 la suprimió el dictador Miguel Primo de Rivera, quien era un centralista y castellanista acérrimo. Pero en 1936 el presidente de la II República Española, Manuel Azaña Díaz, firmó un decreto, que apareció en la en la página 769 de la Gaceta de la República número 328 del 23 de noviembre de 1936, y bajo el titular de «Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes» y siendo el ministro de esta institución, Jesús Hernández, decía así:

“La gran densidad de población de la zona marítima de Valéncia y el deseo de incorporar a los centros de Enseñanza del Estado el mayor número posible de hijos de trabajadores, al mismo tiempo que se da satisfacción a las aspiraciones regionales, aconsejan la creación de nuevos establecimientos docentes en los que se preste debida atención al estudio de la lengua vernácula.

Por todo lo cual, y de acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta del de Instrucción Pública, Vengo en decretar:

Artículo primero. Se crea en el Grao de Valéncia un Instituto Nacional de Segunda Enseñanza que llevará por título «Lo Palleter», como homenaje al héroe de la guerra de la independencia en la región valenciana, y que se instalará por lo pronto en el antiguo Colegio de la Pureza, Travesía de la Borrasca (Grao).

Artículo segundo. Se crea en este Instituto una cátedra de Lengua y Literatura valenciana que formará parte integrante del plan de estudios en la forma que se establezca por este Ministerio.

Dado en Barcelona, a 21 de noviembre de 1936”.

Para esta cátedra también se contó con Lluís Fullana como catedrático de la misma pero tampoco duró demasiado porque se suprimió al inicio de la dictadura de Francisco Franco Bahamonde. Otra vez un dictador. Otra vez un rabioso centralista. Pero para la posteridad queda que la lengua valenciana ha contado con dos cátedras a lo largo de su historia -la primera de Universidad, y la segunda de enseñanza secundaria- y en las dos el catedrático fue el eminente gramático y estudioso valenciano Pare Lluís Fullana i Mira.

En enero de 2018 se cumplió el centenario de la creación de la primera Cátedra de Llengua Valenciana. Y aunque el valenciano fue la lengua primera y vehicular del Estudi General, a día de hoy la Universitat de Valéncia cuenta con una cúpula absolutamente politizada y copada por catalanistas fanáticos, por lo que no existe un Grado en Lengua Valenciana o un Grado en Filología Valenciana o como prefiramos llamar a esta carrera. Esperemos que algún día regrese la cordura, y con ella la Tercera Cátedra de Lengua Valenciana.

Fuentes consultadas:

Agulló, Fr. J. Benjamí. Biografia de Lluïs Fullana Mira. Del Sénia al Segura. Valéncia, 1998.

-Agulló, Fr. J. Benjamí. Vida y obra del escritor Luis Fullana Mira (1871-1948). Instituto de Estudios Alicantinos. Alacant, 1975.

Culla, Joan Ignaci. La Catedra de Filologia Valenciana. Las Provincias. 13-2-2006.

Rodríguez, Joan Benet. Tercera Cátedra de lengua valenciana. El Monárquico. 4-2-2018.

-V.V.A.A. Centenari de la Càtedra de Llengua Valenciana en l’Universitat de Valéncia. Associació d’Escritors en Llengua Valenciana. L’Oronella. Valéncia, 2019.

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¿Sabías que unos científicos valencianos han inventado un manto de inaudibilidad?

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Una colaboración científica entre investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y la Universidad de Valencia (UV) condujo al diseño, fabricación y demostración experimental del primer manto de invisibilidad acústica tridimensional del mundo. Este invento es el producto de la tesis doctoral del valenciano Daniel Torrent Martí, doctor en Ingeniería Electrónica, que fue dirigida por su profesor, el manchego José Sánchez- Dehesa, ambos de la UPV.

El equipo de científicos responsable del estudio pertenece a la Unidad de Materiales y Dispositivos Optoelectrónicos (UMDO) del Instituto de Ciencia de Materiales de la UV (ICMUV), donde se diseñó el manto de inaudibilidad, y al Grupo de Fenómenos Ondulatorios (GFO) de la UPV, en cuyos laboratorios se desarrolló el prototipo experimental y las mediciones pertinentes. Han colaborado también con la sede en Washington de Naval Research Laboratory de Estados Unidos.

A partir de la idea de Torrent, la capa de inaudibilidad fue diseñada por este conjunto de científicos valencianos. Partieron de 60 anillos de material plástico que rodean al objeto encubierto (una esfera de plástico de cuatro centímetros de radio), usando herramientas de cálculo propias. Al llegar las ondas sonoras, éstas lo atraviesan como si no existiera, gracias a las propiedades del manto acústico. El dispositivo resulta inaudible, esto es, imperceptible desde el punto de vista acústico.

Una aplicación práctica del invento sería ocultar un submarino, lo que le haría totalmente indetectable para un sónar. La onda que éste recibiera bordearía el contorno del submarino y seguiría propagándose sin perturbación aparente. Por otro lado, en las salas de conciertos, cines o teatros, se podría mejorar la acústica del local, evitando que se produjeran rebotes o ecos indeseables de las ondas sonoras por las esquinas, redireccionándolas hacia otras zonas de ese mismo recinto.

El trabajo de estos investigadores valencianos aparece publicado en prestigiosas revistas científicas como por ejemplo SciencePhysical Review Letters, New Journal of Physics, The Physics World, entre otras, así como también el diario británico The Daily Telegraph, además de la prensa valenciana y la española. De momento este manto de inaudibilidad inventado por el valenciano Daniel Torrent ya es una realidad. Veremos hasta donde pueda llegar en el futuro.

Fuentes consultadas:

– CH. A. Submarinos invisibles para el sónar. Las Provincias. 12-3-2008.

– EFE. El primer manto de invisibilidad acústica del mundo se ha hecho en Valencia. Las Provincias. 12-4-2013.

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¿Sabías que la primera vacunación en el mundo para inmunizar a una población frente a una enfermedad bacteriana fue en Valencia?

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Una de las enfermedades infecciosas de mayor gravedad durante el siglo XIX fue el cólera. Produjo cuatro grandes pandemias que llegaron a Valencia en forma de cinco epidemias. Durante la ocurrida en 1885, que produjo casi cinco mil muertes, el microbiólogo catalán Jaume Ferran utilizó en Valencia por vez primera en el mundo una vacuna frente a la enfermedad, que a su vez fue la primera vacuna antibacteriana aplicada al hombre. La Facultad de Medicina, el Instituto Médico Valenciano y el Cuerpo Municipal de Higiene y Salubridad fueron las principales instituciones valencianas relacionadas con el cólera de 1885 y la vacunación de Ferrán.

La “medicina de laboratorio” tenía apoyos en la Facultad de Medicina de Valencia. Destacó Amalio Gimeno Cabañas, catedrático de terapéutica quien junto a Manuel Candela Pla, catedrático de obstetricia y ginecología, Pasqual Garín Salvador, profesor ayudante y posteriormente catedrático de cirugía, y Vicent Navarro Gil, profesor ayudante de terapéutica, formó parte del grupo que asimiló y difundió en Valencia el descubrimiento del vibrión colérico por Robert Koch en 1883 y observó y cultivó vibriones a partir de las deposiciones de enfermos del brote de Beniopa (La Safor) de 1884, antecedente de la epidemia de 1885.

El 31 de diciembre de 1884, un trimestre antes del inicio de la gran epidemia en la ciudad de Valencia, los médicos Amalio Gimeno Cabañas, Pau Colveé Roura y Pasqual Garín Salvador visitaron a Jaume Ferran en Tortosa, quedando tan convencidos que se vacunaron, y Gimeno publicó inmediatamente el artículo La vacunación contra el cólera. Fue un acto muy valiente pues las vacunas eran vistas por una parte de la sociedad como aberrantes, antinaturales y pecaminosas. Incluso había médicos en Europa que negaban que el vibrión fuera el agente causal del cólera. Así, defender la vacunación era nadar contracorriente en el siglo XIX.

Al comenzar en marzo la epidemia en Xàtiva, los profesores Amalio Gimeno y Manuel Candela Pla fueron comisionados por el gobernador. Defendieron la aplicación de la vacuna y la presencia de Ferran, que vino con el químico Inocent Paulí el 4 de abril y juntos confirmaron el diagnóstico. Ocho días después apareció el primer caso en la ciudad de Valencia y Ferran fue llamado de nuevo. Montó su laboratorio en una casa de Candela en el 23 de la calle Pascual y Genís. Colaboraron, además de Paulí, Garín, Navarro, Colveé y Vicent Peset Cervera. Gimeno defendió la vacuna en los ambientes académicos de Valencia y Madrid.

Hasta finales de julio se vacunaron más de cincuenta mil personas, un diez por ciento de ellas en la ciudad de Valencia. Entre ellos figuraron casi todos los profesores de la Facultad de Medicina. Fue el caso de Santiago Ramón y Cajal, por entonces catedrático de anatomía en la universidad valenciana y futuro Premio Nobel de Medicina. Destacó la campaña llevada a cabo en Alzira, en donde se vacunaron dos tercios de la población. Así, la primera vacunación en el mundo para inmunizar a una población frente a una enfermedad bacteriana fue en el Reino de Valencia de 1885: la anticolérica de Jaume Ferran y su fantástico equipo.

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