Sudán: la locura islamofascista.

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Conocido en la Antigüedad como Nubia, Sudán fue incorporado paulatinamente al mundo árabe durante la expansión islámica del siglo VII. Con posterioridad sintió en sus carnes por siglos la bota opresora de imperios como Turquía, Egipto o Reino Unido. El actual Sudán obtuvo la independencia de los británicos en 1.956.

Es éste un país geográficamente africano pero políticamente del Oriente Próximo. Se trata de un medieval régimen islamofascista donde el islam, la ley sharia y la lengua árabe son impuestas por la fuerza a todo el mundo sin espacio para la diversidad cultural o étnica. Lo gobierna un iluminado, el dictador Omar al-Bashir.

Sudán es un puzzle de lenguas  y culturas. Hasta hace poco estaba dividido en tres regiones: el norte (con musulmanes árabes), Darfur (con musulmanes negros) y el sur (con cristianos y animistas negros). El norte, islamofascista, cometió durante decenios espantosos crímenes y genocidios en las otras dos zonas.

La Primera Guerra Civil Sudanesa (1955-1972) entre el norte -centralista- y el sur -autonomista- dejó 500.000 muertos. La Segunda Guerra Civil (1983-2005) fue una continuación, dejó dos millones de muertos y finalizó con el reconocimiento del derecho de autodeterminación de Sudán del Sur, que se independizaría en 2011.

Pero la paz no ha llegado. Jartum aún mantiene conflictos fronterizos con Sudán del Sur y le roba el petróleo que circula por los oleoductos que atreviesan Sudán. Hasta su partición en 2011 Sudán era el estado más grande de África -ahora es Argelia- y el que compartía frontera con un mayor número de países africanos (nueve).

El régimen racista de Jartum perpetra genocidios en su propio país contra los pueblos de Nuba (500.000 muertos) y Darfur (750.000), entre otros, que aunque islámicos son también negros, motivo por el que la élite árabe roba sus tierras. Y apoya el terrorismo yihadista internacional. Sudán es una amenaza para el mundo.

Nuba: el genocidio invisible.

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Los nuba son un conjunto de veinte grupos étnicos que vive en las Montañas Nuba, en Kardofán, la provincia central de Sudán. Son de raza negra y habitan de forma permanente en las colinas, donde nunca falta el agua. Las colinas son una excelente defensa natural contra influencias externas, como la dominante cultura árabe.

De todas formas, los nuba hablan decenas de lenguas y tienen estilos de vida absolutamente heterogéneos y dispares. Algunos clanes son patriarcados y otros matriarcados y se ocupan de distintos trabajos en función de la pertenencia al grupo. Viven de la agricultura y gustan de practicar el deporte y en especial la lucha.

La lucha es un símbolo de virilidad y los jóvenes que no sean diestros en ella tendrán difícil encontrar esposa. Tras esta práctica subyace la idea de poder obtener una comunidad fuerte. Los nuba son básicamente animistas que practican religiones chamánicas aunque últimamente algunos se convierten al islam.

El régimen islamista de Sudán promueve la esclavitud, el genocidio y la discriminación racial y religiosa. El gobierno de Jartum extermina a los nuba, que han pasado de ser un millón a menos de la mitad. No tienen nada, mueren de hambre y frío hasta el punto de que algunos bajan a los llanos y se ofrecen como esclavos.

Los nuba tuvieron la desgracia de estar justo en medio de una guerra civil por el petróleo librada por decenios entre los islamistas del norte y los secesionistas cristianos de Sudán del Sur. Además, Jartum defiende que las élites árabes se apoderen de los escasos recursos agrícolas del país, algunos en manos de los nuba.

Se trata de una sociedad débil y atrasada que aún vive en pequeñas aldeas con chozas con el techo de paja y va por el mundo semidesnuda y descalza. Es un conjunto de pueblos anclado en el túnel del tiempo y que trata de sobrevivir a un régimen islamofascista que quiere borrarlo del mapa mientras el mundo cierra los ojos.

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