Centro América: la unión imposible.

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Cuando uno mira el mapa de la América continental llama la atención que los únicos estados pequeños son los de América Central. No siempre fue así. En 1823 algunas regiones se separaron de México y crearon las Provincias Unidas del Centro de América. En 1824 el país pasó a llamarse República Federal de Centro América.

Se componía de cinco estados: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua (miembros originales) y Costa Rica, que entró en 1824 (ese año salió Chiapas, anexada a México). En 1836 se creó un sexto y efímero estado: Los Altos. Panamá era parte de Nueva Granada y Belice colonia británica, aunque reclamada por Guatemala.

La República enfrentó graves problemas desde el principio: Guatemala promovía un conservadurismo reaccionario contrario a las ideas liberales; había pocos fondos y malas comunicaciones; Estados Unidos y Reino Unido intervenían en la zona; no había una cohesión nacional a nivel popular y primaban los intereses locales.

La República Federal de Centro América limitaba con México, Nueva Granada, Caribe y Pacífico. Tuvo como capitales a Ciudad de Guatemala, Sonsonate y finalmente San Salvador. Lo cierto es que fue un proyecto de la élite criolla, ajeno al pueblo llano. Cada estado era autónomo. Hubo guerras civiles en 1826-1829 y 1838-1840.

Las repúblicas de Nicaragua, Honduras, Costa Rica y Los Altos se independizaron en 1838, Guatemala se separó en 1840 y reabsorbió Los Altos ese mismo año. Para 1839 la República Federal de Centro América ya había pasado al vertedero de la historia, aunque El Salvador se negó a aceptar tan dura realidad hasta el año 1841.

En el siglo XIX hubo numerosos intentos por resucitar este efímero país. Pero nunca fue viable. Prueba de ello es la disparidad de caminos que han tomado sus miembros: Guatemala conservadora, Nicaragua progresista, Costa Rica liberal y El Salvador y Honduras, devoradas por el hampa. Demasiado distintos para unirse.

El Salvador: la lucha contra los elementos.

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Antigua colonia española perteneciente al Virreinato de Nueva España, se independizó de Madrid en 1821. Por poco tiempo fue parte de México, Provincias Unidas del Centro de América y la República Federal de Centro América, extinta en el año 1839. El Salvador es la fusión de las regiones de San Salvador y Sonsonate.

Desde entonces, dictaduras, pucherazos, golpes, pobreza y corrupción. Por décadas hubo regímenes autoritarios y pretorianos, frente a los cuales se sublevó el pueblo llano. En 1932 se produjo un infructuoso levantamiento popular contra la dictadura militar: murieron 30.000 campesinos, recordados hoy como mártires.

En 1969 fue a la guerra contra Honduras a causa de unas tierras fronterizas (en la llamada Guerra del fútbol). Tal disputa territorial fue finalmente zanjada en el año 2006 cuando la Corte Penal Internacional falló sobre el reparto de estos suelos. Entre 1980 y 1992 la Guerra Civil Salvadoreña arrojó más de 75.000 muertos.

El Salvador es una república que vive de exportar café y bananas. La dolarización de la economía, las políticas neoliberales y la privatización de los sectores públicos han aumentado las ya de por sí considerables desigualdades. Muchos emigran a los Estados Unidos huyendo de la pobreza y las maras, que tiñen de sangre las calles.

Es el estado más pequeño de Centroamérica -también el más deforestado-; y el más densamente poblado del continente. Existe una gran actividad de volcanes, terremotos y huracanes que cada cierto tiempo arrasan esta tierra. Tampoco tiene salida al Atlántico, sólo al Pacífico. Verdaderamente, El Salvador lucha contra los elementos.

Pueblo tradicionalmente católico, las iglesias protestantes crecen un ritmo feroz. Es una sociedad multiétnica con clara mayoría de mestizos y minorías de criollos e indígenas. El español es la única lengua oficial aunque se hablan muchos idiomas nativos. País hermoso y colorido, El Salvador es conocido como El Pulgarcito de América.

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