Chad fue colonizada por los franceses en 1900 y luego incorporada al África Ecuatorial Francesa. Está dividida en tres grandes regiones: el desierto del Sáhara al norte, el Sahel en el medio y la fértil sabana sudanesa en el sur. El país debe su nombre al lago Chad, el segundo más grande de África. Se independizó el año 1960.
Desde su independencia ha gobernado un dictador tras otro, mediante golpes de estado o elecciones fraudulentas. Es un país muy dado al tribalismo por lo que cada uno de los caudillos ha tratado de beneficiar a los de su etnia y hostigar a las tribus rivales. Se ha producido discriminación, persecución y hasta genocidios incluso.
Su episodio más trágico fue la Guerra Civil (1965-1988), dentro de la cual se sufrió un colapso de las autoridades (1979), momento en que aprovechó Libia para intervenir. Así, los chadianos se enfrentaron y derrotaron a Libia (1979-1987). Luego hubo una Guerra Chad-Sudán (2005-2010), que finalizó en acuerdo de paz.
Chad es un mosaico de 200 etnias. Los idiomas oficiales son el árabe y el francés. Hay sunies (54%), católicos (20%), protestantes (14%) y animistas (10%). Los musulmanes viven en el norte y los cristianos en el sur. La poliginia, la ablación de clítoris y la circuncisión de prepucio son comunes, como en casi toda el África Negra.
Es una de las naciones más pobres y corruptas del mundo. El 80% de la población es rural y vive de una agricultura y ganadería de subsistencia. Más de la mitad de la gente es analfabeta. La ciudadanía tiene un difícil acceso al suministro de luz y agua potable y casi no hay líneas telefónicas. Exporta algodón y el petróleo del sur.
Es un país plagado de minas que en toda su historia como estado independiente no ha tenido una sola década de paz. Además, el hecho de que posea petróleo hace que la exmetrópolis lo siga muy de cerca. Medio siglo después de proclamar su independencia, esta patria aún persigue el desafío de ser verdaderamente soberana.
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