Primero empezaron diciendo que como en España nacían muy pocos niños hacía falta inmigrantes para fomentar la natalidad y así asegurar el futuro de las pensiones. Con dos millones de parados, vinieron a España más de cinco millones de trabajadores extranjeros en diez años. Nos dijeron que sin ellos el desarrollo económico era completamente imposible y que venían a desempeñar los trabajos que los nacionales se negaban a hacer (al parecer las naranjas se recogían solas antes de que llegaran los marroquíes). Los trabajadores autóctonos vieron cómo se hundían los sueldos y cómo dejaban de percibir las ayudas sociales en beneficio de unos recién llegados que, en muchos casos, ni tan siquiera tenían los papeles en regla.
«Todo sea por asegurar el futuro de las pensiones» -pensó más de uno-. No obstante, una vez instalados aquí los extranjeros, los mercados nos dijeron que aquello no era suficiente, que había que alargar la edad de jubilación hasta los 67 años (de momento: algún día serán 70), de lo contrario las pensiones peligraban. Tampoco esto fue suficiente; tocaba alargar el cómputo de años de la cotización (es decir, cobrar unas pensiones más bajas). También esto es insuficiente; ya hablan de hacer planes de pensiones privados como complemento a la jubilación. Cuando esto sea una realidad, tampoco resultará suficiente porque el siguiente paso lógico consiste en privatizar totalmente el sistema público de pensiones del Estado.
El dios mercado nos explicó que la receta mágica para aplacar al monstruo del paro pasaba por promover la flexiblidad laboral; esto es, los contratos temporales en los que el empleado ya nunca más sería fijo y además percibiría sueldos de miseria. Nos dijeron que más vale tener un trabajo basura que no tener ninguno (con esta premisa se puede llegar a defender que más vale trabajar por un plato de lentejas que no trabajar). Se aceptó, pero como no era suficiente para los mercados, luego nos reclamaron que había que abaratar el despido para generar puestos de trabajo (que es como decir que si facilitas el aborto libre nacerán más niños o que el divorcio expréss provoca más matrimonios). También esto se aceptó.
Los gurús del liberalismo nos dicen ahora que nada de lo anterior es suficiente, que el estado del bienestar es insostenible y que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. El dios mercado quiere introducir el copago en la sanidad pública. Cuando se transija, tampoco esto será suficiente. Habrá que privatizar la sanidad para que sea sostenible, así como la educación. Pero ni siquiera esto será suficiente. Después, el dios mercado reclamará que el jefe tenga derecho a acostarse con la esposa de su trabajador. Una vez se acepte, tampoco será suficiente, tendrá que acostarse con la hija del empleado. Si el obrero también traga con esto, el siguiente paso del patrón será bajarle los calzoncillos y darle por culo.
Nunca es suficiente para el dios mercado, porque su codicia es insaciable y no se va a detener hasta regresar a la esclavitud y al derecho de pernada. Quieren refundar el feudalismo. El gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, atendiendo a las presiones del dios mercado, ha reformado las pensiones para que los jóvenes nos jubilemos a los 67 años cobrando un 11% menos. Son las recetas del neoliberalismo, de esa extrema derecha económica que se ha adueñado del planeta, partido socialista y sindicatos incluídos. Somos herederos de un capitalismo salvaje que establecieron cuatro viejos que no creían en la igualdad ni en la justicia; cuatro buitres satánicos que están rapiñando el mundo.
Ni hace falta una inmigración salvaje para prosperar un país (véase si no Japón o Islandia) ni jubilarse más tarde para asegurar las pensiones (lo que hace falta es que ese 40% de la juventud española que está en el paro tenga trabajo y cotice a la Seguridad Social) ni los bajos salarios garantizan productividad (es la alta tecnología lo que te hace ser competitivo) ni lo privado necesariamente funciona mejor que lo público. Son las mentiras del neoliberalismo. Porque la única verdad en esta ceremonia de la confusión es que los ricos roban a los pobres y los bolcheviques del mercado, los talibanes del capitalismo, no piensan detenerse hasta arrebatar a los mendigos el triste mendrugo de pan que hoy se llevan a la boca.
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Feb 03, 2011 @ 15:48:38
Lo único que permite a una nación sobrevivir a las crisis económicas ( que por cierto son cíclicas y perfectamente normales) es la creación de tecnología y la producción en masa, el establecimiento de un mercado donde comercializar tu producción, el resto son paños de agua tibia, si en tu país al igual que en el mío hay paro, es simplemente porque no existen industrias suficientes para emplear a las personas.
Trajeron emigrantes para trabajar, pero no pensaron en crear los puestos de trabajo, y seguramente los impuestos serán tan altos que nadie querrá invertir en la creación de industrias. En mi país la creación de pequeñas compañías ha sido un desastre, pero existen buenas experiencias con estas cuestiones en Chile por ejemplo, se les da la oportunidad a un grupo de empresarios pequeños dedicados a áreas productivas primarias (agricultura, ganadería, pesca) de comenzar su compañía y se les da un plazo de tiempo de 1 a 5 años dependiendo del tipo de producción para pagar los impuestos, mientras crecen, y es ese mismo grupo de personas que se organiza y realiza las actividades administrativas y operativas, a su vez son los dueños de la empresa, y desarrollan su comunidad. Como dije es algo que ha funcionado en otros países, pero en el mío ha sido un desastre.
Por otra parte, ni todas las políticas económicas liberales son malas, ni todo lo que explica el socialismo es bueno, en mi país donde existe socialismo si que funcionan mil veces mejor las empresas privadas que las públicas, y no pienso discutirlo, en TODA Latinoamérica es de hecho así.
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Feb 03, 2011 @ 16:40:48
Pues tiene usted razón. Estoy de acuerdo.
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Feb 04, 2011 @ 12:33:07
¿Dios mercado? En todo caso el mercado no es un leviatán despersonalizado y mecánico; el mercado son millones de personas tomando decisiones simultáneas. Para el liberalismo, que debe parte de sus ideas al cristianismo humanista de Erasmo de Rotterdam, el individuo es el centro de la vida en la tierra, y de ahí que el mercado no sea más que un mecanismo al servicio del individuo.
Al contrario, es cuanto menos curioso que nuestros males vengan de la libertad, precisamente por que en España, como en la mayor parte de Occidente, no existe libertad económica en el sentido de «laissez-faire», de dejar que sea el individuo el que marque el ritmo de la vida económica. Vivimos instalados en un sistema nocivo, capitalista, sí, pero «de Estado», donde son las oligarquías económicas las que imponen su criterio a la población. El sistema de pensiones es una estafa piramidal ideada para mantener un sistema oclocrático de compra de votos a cambio de «mejores» pensiones. La sanidad está hecha para que no tengas posibilidad de elegir el servicio médico, la enseñanza para que no puedas elegir qué estudian tus hijos. Los intercambios económicos están sometidos a múltiples restricciones orientadas a crear posiciones de poder en favor de determinados grupos, como es el caso del mercado laboral, del sistema financiero y bancario, o de sectores como el de la ganadería y la agricultura, el sector automovilístico o el energético. A fin de cuentas el Estado es, como dijo en su día Bastiat, «la gran ficción a través de la cual todo el mundo trata de vivir a costa de todos los demás».
Por otro lado conviene diferencias dos conceptos muy estereotipados tanto por conservadores como por progresistas: en «neoliberalismo» y el «capitalismo».
Capitalismo no es lo mismo que Librecambismo. Por una confusión ideológica e histórica se le llama Capitalismo al sistema económico propiamente librecambista, cuando un sistema capitalista, tal y como Adam Smith lo describió, es un orden orientado en beneficio de ciertos grupos económicos o del propio Estado como ser viviente provisto de su propia conciencia colectiva. En un sistema librecambista el poder económico estaría sujeto a unas leyes morales o naturales como las que rigen la convivencia cívica. El capitalismo de estado sólo lleva al intervencionismo, a la planificación y al micromanagement de la sociedad por parte de ciertos grupos o clases privilegiadas.
Por otro lado el «Neoliberalismo» no es el equivalente del Liberalismo. Neoliberales son precisamente aquellos socialdemócratas que conscientes de la quiebra del modelo del estado social decidieron introducir principios propios del librecambismo en el sistema económico y en el estado de bienestar. En su tipología económica el Neoliberalismo es lo que se entiende por Neokeynesianismo; una fusión de la teorías keynesianas y de los aportes de la Escuela Neoclásica o Marginalista de Menger, Walras y Marschall. A propósito de estos últimos autores, hay quien llama neoliberales a los economistas de la Escuela Marginalista.
También me sorprende la aversión a la inmigración. No hay sociedad que no sea producto de las migraciones, y todas las comunidades humanas evolucionan a través de la mezcolanza. El problema de la inmigración está intrínsecamente influenciado por la cuestión del estado y su soberanía, la cual lleva a entender las sociedades como un conjunto de ciudadanos culturalmente homogéneos encerrados dentro de unas fronteras. Posiblemente, tal y como ocurría en el siglo XVI o incluso a principios del XX, la mejor forma de afrontar el problema migratorio sería precisamente prescindiendo del concepto de frontera y asumiendo que los flujos migratorios actúan movidos por incentivos económicos, de forma que los inmigrantes se asentarán allí donde existan buenas expectativas económicas, o lo que es lo mismo, allí donde exista una voluntad de recibirlos. El estado de bienestar también actúa como factor distorsionante de la inmigración, atrayendo hordas de free riders que son precisamente individuos que no aportan nada a la sociedad de acogida. Pero quizá este tema, el del impacto del estado de bienestar en la inmigración, sería demasiado complejo para ventilarlo en un comentario de unas cuantas líneas.
Saludos.
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Feb 04, 2011 @ 16:47:20
Hola Andrés.
Yo no siento aversión hacia la inmigración (mi novia, de hecho, es inmigrante). Siento aversión hacia una inmigración salvaje como la que hemos tenido (excesiva en cuanto a su número y desde luego con una nula voluntad de integración en mi modesta opinión, aunque como tú bien dices, eso es motivo de otro debate distinto). No me parecería mal que en una España con pleno empleo lleguen inmigrantes. Ahora bien, si tienes dos millones de parados es absurdo importar parados suplementarios (como se ha evidenciado con la crisis).
Segundo, no soy de los que cree que todo lo público es siempre mejor que lo privado. Me parece intersante el modelo privado de pensiones de Chile, del que tú y yo hablamos ya una vez. Ahora bien, creo que en general las propuestas del liberalismo van en la línea de perjudicar a las clases medias y bajas, como privatizar la sanidad y la educación, que no beneficia en nada al grueso de la población pero sí al rico de turno, que se ahorra tener que pagarle el tratamiento contra el cáncer al mileurista de turno.
Tú crees que no hay suficiente libertad económica. Y en algunos casos concretos es así (por ejemplo, con la formación de oligopolios privados). Ahora bien, no nos engañemos , la actual crisis mundial no ha venido por un exceso de regulación por parte del estado, sino más bien por una falta de ella.
Por último, el mercado somos todos. Es cierto. Pero no nos engañemos, porque yo no tengo recursos para sobornar a un presidente del gobierno para que haga las leyes que a mí me gusten. Pero Rockefeller sí tiene esos recursos. Al final, seguramente Rockefeller pueda influir más que yo.
Un abrazo.
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Feb 04, 2011 @ 18:13:37
Es así, yo lo expresé nuevamente, no había leido tu respuesta..
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Feb 04, 2011 @ 18:04:40
Muy interesante su clase de fundamentos económicos y comerciales, de verdad le felicito, deseo complementarle, si me lo permite, sin ánimos de ostentación de conocimientos. Entre Adan Smith y el Neokeynesianismo existieron varias otras teorías económicas (Marxismo, neoclasismo, keynesianismo, estructuralismo) y antes de el filósofo Smith existieron otros tantos, incluso Platón tuvo teorías sobre el pensamiento económico, lo que significa que la economía es una ciencia social que ha evolucionado con el tiempo y que continuará evolucionando sin duda, la última carta no está echada, y en mi humilde opinión nunca lo estará. El objeto del estudio siempre es el mismo, y no desaparecerá. “Como satisfacer necesidades ilimitadas con recursos escasos” solo al leer esta proposición usted sabe que es simplemente imposible hacer algo como eso, pero existimos algunos delirantes que aun estamos buscando contar los granos de arena en el mar =D. (Yo no estudio economía, estudio comercio internacional, pero debo conocer de estas cosas).
Yo particularmente tengo cierta aversión hacia los pensamientos radicales, y en efecto una total libertad económica al estilo “laissez-faire”, es algo poco realista y poco recomendable, un total liberalismo económico tiene sus implicaciones a nivel social, muy fuertes y con consecuencias negativas, sobre todo para sol sectores mas deprimidos de la sociedad, como por ejemplo:
1.- La eliminación de controles políticos a favor de la población, es decir, el Estado no podrá por ejemplo regular cosas como empleos fijos, sueldos mínimos, condiciones mínimas de trabajo, vacaciones, jornadas laborales mínimas y máximas.
2.- Desincorporación de entidades públicas en el juego económico, es decir que por ejemplo, no tendría por que haber un régimen nacional que regule la calidad de los productos y servicios, por que la gente debería escoger si lo compran o no, y al no comprarlo el productor se verá obligado a mejorar (la mano invisible del mercado) pero eso no contempla de ninguna manera cosas como escasez y necesidad. En momentos en que la población necesite carne, la comprará así sea de mala calidad, por que la gente debe comer.
3.- Eliminación de subsidios: Adios pensión para viejitos, salud pública, educación pública, mantenimiento de vías publicas y cualquier cosa que contenga la palabra publica.
Estoy tratando de de ser bastante coloquial, mi intención no es parecer muy letrada, sino que se entienda la idea.
Usted pensará que esto es una exageración, pero si usted permite algo tenga por seguro que sucederá. Si permite que los empresarios no tengan regulaciones mínimas de calidad, o trato a sus empleados, ellos podrían pagarle el equivalente a un dólar por jornada laboral, como existe por ejemplo en fábricas americanas en África del Sur, un dólar por jornada laboral es mejor que nada dirá usted, pero sabemos que eso es indigno y malvado. Esto es una opinión personal claro está. Sin embargo el liberalismo económico tiene sus ventajas, pero una vez mas insisto, los negros y blancos son nocivos a nivel económico. Usted está en su derecho de verlo como un sistema de estafa piramidal, la verdad es que todo Estado tiene una obligación social, así como la sociedad tiene obligaciones con el Estado…
Por otra parte, no desespere, recuerde que éste es un articulo de opinión, de una persona que tiene unos puntos de vista algo controvertidos, pero no solo en estos temas sino de todos, la controversia es parte de su personalidad y lo disfruta, honestamente sus lectores lo disfrutamos con él de una u otra manera. El habla de cosas que solo conoce, como conocemos la mayoría, es decir desde afuera. No creo que exista una aversión en la inmigración de su parte, recuerde que es el autor de “la insoportable forma de ser de la mujer española” y defiende a capa y espada el alivio psicológico y emocional que representan las mujeres de otras culturas, lo cual es bastante controvertido UNA VEZ MÁS. Simplemente es un poco perturbador sentir que las soluciones que ha ofrecido un gobierno no han tenido los efectos esperados, y no los tendrán, porque es imposible mantener un sistema de pensiones a lo largo de la historia, no lo digo yo, es simple lógica, en principio porque las economías sufren altos y bajos, seguida de factores como escasez, producción, movilidad de factores productivos, deterioro de las fuentes de producción, generación de tecnologías, mantenimiento de las mismas, adecuación del personal, guerras, hambrunas, corrupción, y una serie de factores que inciden sobre la economía de las naciones, y luego llegan los gobiernos y sus políticas fiscales y monetarias, movimientos de mercados (de todo tipo de mercados, de bienes y servicios, de capital, de dinero, de bonos etc), tasas de interés, políticas cambiarias, inflación, liquidez, deuda externa, deuda interna, y un largo largísimo etc.
El eterno dilema de la satisfacción de necesidades ilimitadas con recursos escasos, yo muy en mi interior pienso (de manera cavernícola y lo reconozco) que la única solución es LIMITAR ciertas necesidades ilimitadas, y re-expresar la premisa, diciendo que el estudio económico se encarga de “satisfacer a la mayor cantidad de demandantes en sus necesidades prioritarias, produciendo la mayor cantidad de bienes y servicios de manera eficiente” pero eso sería sacrílego, por que entonces ¿quién compraría una isla artificial en Dubai?.. Y mucho ojo, yo defiendo a capa y espada el libre mercado, pero con sus ciertas excepciones. Europa posee, por cierto, el mejor estilo de vida del PLANETA, de modo que alguna razón tendrán con respecto a sus gobiernos y políticas económicas y monetarias..
Dios los bendiga =D
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Feb 04, 2011 @ 20:05:25
«Yo particularmente tengo cierta aversión hacia los pensamientos radicales, y en efecto una total libertad económica al estilo “laissez-faire”, es algo poco realista y poco recomendable, un total liberalismo económico tiene sus implicaciones a nivel social, muy fuertes y con consecuencias negativas, sobre todo para sol sectores mas deprimidos de la sociedad, como por ejemplo:
1.- La eliminación de controles políticos a favor de la población, es decir, el Estado no podrá por ejemplo regular cosas como empleos fijos, sueldos mínimos, condiciones mínimas de trabajo, vacaciones, jornadas laborales mínimas y máximas.
2.- Desincorporación de entidades públicas en el juego económico, es decir que por ejemplo, no tendría por que haber un régimen nacional que regule la calidad de los productos y servicios, por que la gente debería escoger si lo compran o no, y al no comprarlo el productor se verá obligado a mejorar (la mano invisible del mercado) pero eso no contempla de ninguna manera cosas como escasez y necesidad. En momentos en que la población necesite carne, la comprará así sea de mala calidad, por que la gente debe comer.
3.- Eliminación de subsidios: Adios pensión para viejitos, salud pública, educación pública, mantenimiento de vías publicas y cualquier cosa que contenga la palabra publica.»
Eso que dice valdría como contra-argumento para un anarquista de mercado, o a la sumo, para un minarquista. Yo como liberal clásico u old whig entiendo que el gobierno es instituido para proveer a la sociedad de ciertos bienes y servicios que se entienden públicos: 1) defensa nacional frente a enemigos exteriores e interiores, 2) una seguridad pública que vele por el respeto de la vida, las libertades y de las propiedades de los ciudadanos, 3) una administración de justicia que refuerce los contratos y sancione aquellas conductas ilícitas o criminales, 4) una red de infraestructuras de acceso público que fomenten el comercio y la comunicación de la nación hacia sí misma y hacia el exterior, y 5) unas provisiones sociales mínimas para garantizar unos mínimos de subsistencia y de instrucción a los más desamparados (e.g.: enseñanza elemental, o un fondo de compensación de pensiones). Entiendo que todas esas materias que usted clasifica en tres apartados deben ser eliminadas, por que no contribuyen al bien público, más bien al bien de unos pocos.
Por otro lado el laissez-faire es un sistema que funciona allí donde existe una sociedad civil y un gobierno limitado. Creo que si ha sido sustituido por modelos de tipo socialdemócrata es por que el «precio de la libertad es la eterna vigilancia», y las sociedades en cuestión se han mostrado pasivas ante el crecimiento del intervencionismo económico a costa de la libertad económica. El poder siempre tiende a acrecer, y las regulaciones que buscan solucionar acuciantes problemas acaban por agravarlos, solapándose una tras otra. Paradójicamente nadie ha achacado la crisis de nuestra década al intervencionismo económico, si no al liberalismo. Ello aún cuando las naciones que tenían economías libres, o que han liberalizado a posteriori sus mercados nacionales, han salido fortalecidas. Mírese Hong Kong o Singapur, Chile o hasta la socialdemócrata Alemania, que en cuestiones de libertad y prosperidad económica nos lleva la delantera.
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Feb 04, 2011 @ 20:20:22
«Pero Rockefeller sí tiene esos recursos. Al final, seguramente Rockefeller pueda influir más que yo.»
Sí, pero el voto es uno per capita. Y a fin de cuentas quienes tienen bajo su poder a la milicia, la burocracia y el poder de la coerción son los gobiernos, no las multinacionales.
» la actual crisis mundial no ha venido por un exceso de regulación por parte del estado, sino más bien por una falta de ella.»
¿Es el caso de los bancos centrales, concebidos para instaurar el monopolio de la moneda en un área monetaria determinada, favoreciendo los intereses de las grandes corporaciones bancarias? Que yo sepa ningún individuo en ningún país de Europa puede fundar un banco, acuñar su propia moneda, determinar la oferta monetaria y alterar los tipos de interés.
«En general las propuestas del liberalismo van en la línea de perjudicar a las clases medias y bajas, como privatizar la sanidad y la educación, que no beneficia en nada al grueso de la población pero sí al rico de turno, que se ahorra tener que pagarle el tratamiento contra el cáncer al mileurista de turno.»
No habría por que privatizar toda la Seguridad Social. Yo hablo de liberalizarla, de adoptarla a los patrones de comportamiento económicos y no a los burocráticos, de darle libertad de elección al consumidor. Una enseñanza pública competitiva, o una sanidad competitiva, y por ende, con una calidad consecuente con su precio -impuestos-, implica que se ajuste a las reglas del mercado. Por otro lado el liberalismo fue desde siempre la ideología de las clases medias emprendedoras, y por ello el liberalismo fomenta el crecimiento de la clase media, que implica un fortalecimiento de la sociedad civil. Las sociedades libres tienden a igualarse en torno a la llamada clase media, sin embargo las sociedades intervenidas -en el sentido económico- tienden a igualar a sus ciudadanos por lo bajo. Con todo en los países librecambistas hay cultura de libertad individual, de responsabilidad individual, y sí, de solidaridad y de caridad.
«No me parecería mal que en una España con pleno empleo lleguen inmigrantes. Ahora bien, si tienes dos millones de parados es absurdo importar parados suplementarios (como se ha evidenciado con la crisis).»
¿Quién favorece la inmigración? El gobierno mediante su política de «papeles para todos» y con su cultura del subsidio. La inmigración de calidad se orienta hacia aquellas sociedades dinámicas y libres, es decir, prósperas. En un mundo con plena libertad migratoria el inmigrante sabe perfectamente que sólo puede desplazarse allí donde sea bien recibido.
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Feb 05, 2011 @ 09:47:43
Andrés, en mi opinión los estados pintan cada vez menos. Da igual que te llames Portugal, Canadá o Italia. Al final, las fronteras son sólo una raya sobre un mapa mundi en un libro de texto se primaria. Quién manda de verdad es el FMI-BM. Poco a poco, nos acercamos hacia un gobierno mundial y el gobernante en la sombra se llama Satanás.
Un saludo.
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Feb 05, 2011 @ 10:06:14
Es que los estados deben desaparecer. Serán sustituidos por gobiernos limitados, que irán cediendo poco a poco aquellos monopolios públicos que las monarquías estatales de la Modernidad constituyeron en detrimento de sus respectivas naciones: la fuerza armada, la Administración, la creación del Derecho, la moneda.
El FMI, el BM, la ONU, la OTAN, la EFTA, la Commonwealth, la UE, et alii, como fenómenos posmodernos son la antesala de la revolución federalista mundial. Seguirán existiendo las naciones, pero los gobiernos respectivos estarán limitados entre sí a través de una red heterárquica de relaciones institucionales. El soberano no será el gobierno local, el provincial, el nacional o las asociaciones o confederaciones de gobiernos de tipo transnacional, si no el Derecho como viva expresión de una sociedad interdependiente;
«El derecho moderno ha pasado de la diferenciación territorial a la diferenciación sectorial, y esto porque la sociedad transnacional genera una demanda de normas reguladoras que no pueden ser satisfechas por las organizaciones estatales ni por las internacionales; por esta razón diversas instituciones privadas están creando un Derecho autónomo con pretensión de validez global» – Gunther Teubner.
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Feb 12, 2011 @ 16:23:28
Congenio con lo que expresa nuestra amiga “MaruGomita” en su exposición cuando dijo: “en principio porque las economías sufren altos y bajos, seguida de factores como escasez, producción, movilidad de factores productivos, deterioro de las fuentes de producción, generación de tecnologías, mantenimiento de las mismas, adecuación del personal, guerras, hambrunas, corrupción, y una serie de factores que inciden sobre la economía de las naciones, y luego llegan los gobiernos y sus políticas fiscales y monetarias, movimientos de mercados (de todo tipo de mercados, de bienes y servicios, de capital, de dinero, de bonos etc), tasas de interés, políticas cambiarias, inflación, liquidez, deuda externa, deuda interna, y un largo larguísimo etc.” motivo este por el cual los hombres no pueden ofrecer soluciones permanentes a los problemas que las diferentes clases de gobierno que han existido han tratado de establecer.
Y agregando un poquito a su excelente comentario, expongo lo siguiente.
El profesor Barry Commoner advierte: “Creo que si no se frena la contaminación continua de la Tierra, con el tiempo este planeta será inadecuado para la vida humana”. Luego explica que el problema no radica en la ignorancia, sino en la codicia obstinada. ¿Cree usted que nuestro Dios de justicia y amor tolerará esta situación indefinidamente, permitiendo que aumente nuestro temor a la contaminación? La expoliación de la Tierra exige que se ajusten las cuentas a los expoliadores y que luego Dios rehabilite el planeta. Esta idea forma parte de la respuesta que Jesús dio a los apóstoles con respecto al ‘fin del mundo’.
Entristece simplemente mencionar algunas de sus profanaciones: la lluvia ácida y la codiciosa tala de árboles, que acaba con bosques enteros; el vertido negligente de desechos nucleares, sustancias químicas tóxicas y aguas residuales sin depurar; la reducción de la capa protectora de ozono, y el uso imprudente de herbicidas y pesticidas.
El comercio ensucia la Tierra de otras formas con fines lucrativos. A diario se vierten toneladas de desechos en los ríos, los océanos, el aire y el suelo. Los científicos contaminan los cielos con residuos espaciales. Se está rodeando a la Tierra rápidamente de un basurero orbital. Si no fuera por los procesos naturales que Dios creó para que la Tierra se renovara a sí misma, nuestro hogar terrestre no podría sustentar la vida y es probable que el hombre se hubiera asfixiado hace tiempo con su propia basura.
Los estilos de vida permisivos y pervertidos, cuyo derecho muchos reclaman, han producido enfermedades de transmisión sexual espantosas y mortales, que han ocasionado la muerte prematura de mucha gente. Las esquelas mortuorias que se publican en los periódicos de las principales ciudades revelan que cada vez mueren más personas entre 30 y 49 años. ¿Por qué? En muchos casos se debe a que con el tiempo sufren las consecuencias de sus hábitos perniciosos.
No obstante, la peor contaminación es la de la mente y el espíritu, o actitud, del hombre. Si repasa todas las formas de contaminación que hemos mencionado hasta ahora, ¿no es cierto que la mayoría son el producto final de mentes contaminadas? Mire los estragos que causan las mentes enfermas: asesinatos, violaciones, robos y otras formas de violencia. Muchas personas se dan cuenta también de que los millones de abortos que se practican anualmente son una señal de contaminación mental y espiritual.
Se ve mucha de esta contaminación en la actitud de los jóvenes. La falta de respeto a la autoridad de los padres y de otras personas contribuye a la desintegración de la familia y a la oposición al orden público. El que los jóvenes no tengan un temor saludable a la autoridad se debe principalmente a que carecen de espiritualidad. Por ello, tienen mucha culpa quienes enseñan la evolución, el ateísmo y otras teorías que socavan la fe. También son culpables los muchos educadores religiosos que han vuelto la espalda a la Palabra de Dios para dar una imagen de modernidad y “credibilidad”. Tanto ellos como otros que están imbuidos de la sabiduría del mundo enseñan filosofías humanas contradictorias.
Las consecuencias son obvias en la actualidad. A la gente no la motiva el amor a Dios y al prójimo, sino la codicia y el odio, todo lo cual deja una triste secuela de inmoralidad, violencia y desesperación por doquier.
Desgraciadamente, todos estos factores hacen que las personas sinceras teman, entre otras cosas, que el hombre se extermine a sí mismo y acabe con el planeta.
Bakul Rajni Patel, directora de un importante centro de investigaciones de Bombay (India), da una respuesta parcial a estas preguntas. Acusa a los políticos de “absoluta hipocresía” y afirma: “En India y otras naciones del Tercer Mundo está de moda que los líderes se pongan de pie en un podio y pronuncien espléndidas retóricas sobre el ‘desarrollo’ y el ‘progreso’. ¿Qué desarrollo y qué progreso? ¿A quiénes estamos engañando? Solo hay que mirar a los espantosos datos sobre el Tercer Mundo: 40.000 niños mueren cada día de enfermedades evitables”. La citada directora añade que por lo menos 80 millones de niños están desnutridos o se acuestan cada noche con hambre.
“Pero, un momento —quizás proteste usted—. Por lo menos concédanle a los políticos el mérito de intentarlo. Si algún día tienen que resolverse los graves problemas a los que se encara el mundo, es necesario algún tipo de gobierno.” Es cierto, pero: ¿Qué tipo de gobierno, humano o de origen divino?
No descarte esta pregunta calificándola de ingenua, pensando, como hacen muchas personas, que Dios ha decidido mantenerse al margen. Por lo visto, el papa Juan Pablo II también piensa que Dios ha dejado a los humanos para que se gobiernen lo mejor que puedan, pues durante una visita a Kenia hace unos diez años, dijo: “Un reto importante para el cristiano es la vida política”, y añadió: “En el estado, los ciudadanos tienen el derecho y el deber de participar en la vida política. […] Sería un error pensar que el individuo cristiano no debería envolverse en estos aspectos de la vida”.
El ser humano —siguiendo esta teoría que con frecuencia tiene el respaldo religioso— lleva mucho tiempo buscando el gobierno perfecto. Cada nuevo tipo de gobierno ha ido acompañado de grandes promesas, pero cuando no se hacen realidad, hasta las promesas más halagüeñas resultan desagradables.
Por consiguiente, el defecto de las diferentes formas de gobernación humana es claro: ni una sola es capaz de inculcar en la gente el amor desinteresado a lo que es recto, el odio a lo que es malo y el respeto a la autoridad, que son requisitos previos para el éxito. Piense en el gran número de problemas mundiales que se aliviarían si la gente estuviese dispuesta a dejarse guiar por principios justos. Por ejemplo, una crónica sobre la contaminación en Australia dice que el problema existe “no por ignorancia sino por actitud”. Tras indicar que la codicia es una causa fundamental de la contaminación, el artículo afirma que “la política gubernamental ha agravado el problema”.
Los humanos imperfectos sencillamente no pueden formar gobiernos perfectos. Como indicó el escritor Thomas Carlyle en 1843: “A la larga cada gobierno es el fiel reflejo de su pueblo, con su sabiduría y su insensatez”. ¿Quién puede discutir una lógica como esa?
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