Texas: el derecho a la secesión.

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Texas fue colonia de España (y en menor medida de Francia) por siglos, y luego perteneció a México, hasta que unos colonos anglosajones  la independizaron en 1836. Es, junto con Hawaii, California y Vermont, uno de los cuatro únicos estados que fueron independientes antes de unirse a Estados Unidos (lo hizo en 1845).

Durante la Guerra Civil Americana (1861-1865) formó parte de los extintos Estados Confederados. En la actualidad es el segundo estado de Estados Unidos en extensión, población y economía y el icono por excelencia de esa América profunda de rancheros y cowboys con la Biblia en una mano y el revólver en la otra.

Texas tiene una fuerte personalidad sureña. Allí las iglesias protestantes tienen mucha fuerza y la población es conservadora, provida y partidaria de la familia tradicional. Los texanos son defensores a ultranza del capitalismo, el derecho a portar armas y la mínima intervención del Estado en la vida diaria de las personas.

Hay mucha gente blanca, anglosajona y protestante contraria a una inmigración masiva y descontrolada procedente de México, vinculada en ocasiones a la delincuencia. Por otro lado, es fácil encontrar latinos tomando comida tex-mex o asiáticos con el sombrero de vaquero. Es una cultura inclusiva. Se habla inglés y español.

Texas vive un milagro económico. Desde junio de 2009 ha creado casi la mitad de los empleos de todo Estados Unidos. Impuestos bajos, poca regulación y una política pro-negocios no hacen sino atraer empresas de California y Nueva York. Cuenta con una gran industria petrolera y gasística, y en Houston se encuentra la NASA.

Texas se siente cada vez más alejada de Washington, discriminada por una administración central que quiere intervenir en sus asuntos internos, sacarle el dinero y que no controla las fronteras con el vecino México. El malestar es creciente entre el pueblo texano y cada vez más gente reclama su derecho a la secesión.

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