Santa Cruz: hacia la nación camba.

Cuando hablamos de Bolivia a menudo pensamos en una especie de Tíbet suramericano, una tierra atrasada de campesinos amerindios que hablan quechua y aimara. Pero existe otra Bolivia; compuesta por gente mestiza, importantes recursos económicos, identidad propia y orgullo étnico: el Departamento de Santa Cruz.

Este departamento en cuestión es heredero de aquella Republiqueta de Santa Cruz que fue independiente en el siglo XIX y que lucha por volverlo a ser en el XXI. Los cruceños, de etnia camba, son la principal región opositora al gobierno indigenista del presidente boliviano Evo Morales y a la etnia colla que él tanto defiende.

El nacionalismo viene patrocinado por la burguesía y tiene sustento en la sociedad cruceña. Los motivos para la independencia son económicos (el dinero del petróleo y gas de Santa Cruz se lo lleva La Paz) y raciales (la población mestiza cruceña, de etnia camba, no soporta a los indígenas del occidente boliviano, o collas).

En 2008 Santa Cruz se dotó de un altísimo autogobierno tras echarle un pulso a Bolivia y celebrar un referéndum no reconocido por La Paz. El texto resultante habla de nacionalidad, identidad histórica, derecho al autogobierno, gestión de los recursos económicos propios y la creación de una hacienda cruceña, entre otros.

A punto estuvo Santa Cruz de proclamarse independiente aquel año, tras una fuerte campaña de desobediencia civil, a la que se sumaron las regiones de Pando, Beni y Tarija. Sólo la advertencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) acerca de no reconocer al nuevo país calmó las ansias separatistas de los cambas.

Santa Cruz es una tierra rebosante de recursos, más grande que Alemania y con menos de tres millones de habitantes. Tiene todo para ser una nación y lo sabe. Quizás llegue el día en que el artificial estado boliviano se disuelva en dos naciones: una colla y otra camba. Y los cruceños van a luchar para que llegue ese día.