Hace poco me he encontrado en internet con el vídeo Derechil de Eva H. La humorista hace una parodia de las ideologías políticas y denuncia que mucha gente de izquierdas se ha vuelto conservadora sin darse cuenta. Y algo de verdad hay, ya que los partidos políticos llamados progresistas y los sindicatos hacen una política que cada vez se parece más a la de la derecha.
Ahora bien, creo que deberíamos diferenciar dos tipos distintos de izquierda: la vieja izquierda (que defendía a los obreros, a los proletarios, la sanidad y la educación públicas y la igualdad de oportunidades) y la nueva, una pseudoizquierda progre que ha renunciado a defender todo lo anterior y lo ha substituido por eslóganes vacíos de contenido y por supuestas modernidades que no aportan ningún progreso real a la sociedad: aborto, eutanasia, matrimonio homosexual, alianza de civilizaciones, guerracivilismo, la inmigración ilegal y en general el buenismo y lo políticamente correcto.
El izquierdista es por naturaleza librepensador mientras que el progre actúa según las modas imperantes en cada momento. Así pues una persona puede estar en contra del aborto, del matrimonio homosexual o de la inmigración ilegal y continuar siendo perfectamente de izquierdas. Mientras que por el contrario, el progre te dirá que el aborto es genial, que los israelíes son los nuevos nazis, que viva Palestina, que todos somos buenos, que fronteras abiertas y papeles para todos. Y mientras tanto, la sanidad derrumbándose y los licenciados universitarios trabajando por 700 euros al mes.
Me parece que muchos que se las dan de progres y que acusan de fascistas a todo aquel que disienta del pensamiento único y de lo políticamente correcto, deberían tomar un nuevo fármaco, Hipocritol, para dejar de ser tan falsos y retornar a los fueros de esa vieja izquierda desaparecida hoy.
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