A orillas del Lago Victoria se ubica la República de Uganda, la cual toma su nombre del extinto Reino de Buganda, que abarcaba la porción sur del país (y al que se unieron otros pequeños reinos como Toro, Bunyoro, Busoga y Nkole para formar la actual Uganda). Los nativos son bantúes y viven allí desde hace 2000 años.
Desde 1894 esta tierra fue un protectorado británico y en 1962 se independizó. Desde entonces ni un solo día ha sido libre ya que todos sus gobernantes, del primero al último, han sido autócratas que se han hecho con el poder mediante una cascada de golpes y contragolpes militares o bien mediante el fraude en las urnas.
El peor (de Uganda y de toda África) fue Idi Amin Dada, caudillo entre 1971 y 1979. Admirador de Hitler, defensor del Holocausto, fanático islámico, en sólo ocho años mató 600.000 personas, se comió algunas de ellas, llevó al país a la bancarrota, a una inflación del 200% y le declaró una guerra a Tanzania que perdió.
El dictador Milton Obote, que gobernó de 1966 a 1971 y que fue derrocado por Amin, regresó al poder cuando éste lo perdió. En su segunda etapa (1980-85) hubo de enfrentar una guerra civil (1981-1986) que, medio millón de muertos después, llevó a los rebeldes al poder, pero eran los mismos perros con distintos collares.
En 2012 el Parlamento debatió si castigar la homosexualidad con la muerte o sólo con la cárcel (fue lo segundo). Y desde 1987 el terrorista Ejército de Resistencia del Señor ha secuestrado más de 30.000 niños para usarlos como soldados o esclavas sexuales. Uganda hierve de un extremismo cristiano propio de la Edad del Bronce.
Este estado multicultural que además del inglés habla decenas de lenguas tiene numerosos grupos étnicos, muchos con reinos propios. Pese a los inmensos recursos agrícolas y mineros de Uganda cunde el analfabetismo, la pobreza y el Sida toda vez que experimenta una de las tasas de natalidad más explosivas del mundo.
Jun 26, 2013 @ 10:48:16
Los pasos de protectorados y antiguas colonias de las potencias Europeas debieran haberse hecho de un modo más gradual, ya que la situación de gobiernos dictatoriales en países con historias similares me temo que no varía demasiado.
A toro pasado es muy fácil decir las cosas, sin embargo el desentenderse como han hecho las potencias que por otro lado era lo que se les pedía tampoco ha sido la actitud más responsable. Desgraciadamente no le veo solución a este hecho.
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