Cuenta la historia que el picapedrero San Marino, un dálmata cristiano, se estableció junto con sus compañeros en el monte Titano huyendo de las persecuciones anticristianas del emperador Diocleciano. Allí construyó una iglesia y fundó una ciudad. Corría el año 301 y sin saberlo, acababa de nacer una nación.
Durante la Edad Media se formó una comuna dinástica. La comuna logró conservar su independencia durante siglos, gracias a la situación casi inaccesible del pueblo y a pesar de las agresiones de las potencias limítrofes y del Papado. Hoy es una ciudad-estado de 61 km2 habitada por 30.000 almas y rodeada por Italia.
Es este un pueblo que ayuda al perseguido. Nació como un refugio de cristianos; durante las Guerras de Independencia del siglo XIX dio cobijo a muchos prohombres italianos y durante la Segunda Mundial acogió a más de 100.000 italianos (por entonces diez veces la población del país) y judíos que huían de los nazis.
Parece que Dios mismo protege San Marino, en premio a su gran solidaridad. El Papado lo reconoció en 1631, Napoleón Bonaparte quería invadirlo y al final le ofreció su amistad y el Reino de Italia respetó su decisión de no sumarse al naciente estado. Todos querían fagocitarlo pero nadie pudo. Es un superviviente nato.
San Marino es el estado soberano superviviente más viejo del mundo ya que ha mantenido su independencia de forma prácticamente ininterrumpida desde 301. Es la república más antigua del globo y segunda de todos los tiempos (por detrás de la romana). Tiene la Constitución en vigor más antigua del planeta, del año 1600.
Hasta su rotatorio sistema de gobierno resulta curioso: cada seis meses son elegidos, de entre distintos partidos, dos capitanes generales para hacer las funciones de jefe de estado. San Marino es un pequeño país con una gran historia, un pueblo valiente y admirable con el orgullo patrio de saberse una gran nación.
Ago 07, 2011 @ 08:31:18
San Marino es una gran nación. La respeto mucho, porque tienes que tener gobernantes muy audaces para mantener la independencia de un micropaís cuando vives rodeado de gigantes que te quieren comer.
Pero lo que más me gusta de esta gran nación es su espíritu solidario, siempre han dado cobijo al perseguido. No han sido los únicos claro, muchos países americanos han hecho lo mismo. Pero es más fácil dar refugio a la gente cuando vives en un país gigante y necesitas gente para poblarlo (como Argentina o EEUU) que cuando tu país cabe en un bolsillo y aún así le abres las puertas de tu casa al perseguido. Sencillamente admirable.
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