A pesar de que comúnmente se dice que la olla express es un invento valenciano, esto no es cierto. Los valencianos no somos como los catalanes, que siempre tratan de apoderarse de los logros de los demás, así que no nos duelen prendas en reconocer que la olla express es el invento de un aragonés: José Álix Martínez, quien logró un primer prototipo en 1917 y lo fue mejorando en sucesivas etapas. Álix no sólo la inventó sino que comenzó a comercializarla en primera instancia: la olla express se vendía acompañada de un folletín de 360 recetas elaboradas por él mismo.
Ahora bien, la comercialización, distribución y popularización masiva del invento se debe a un empresario valenciano: Camil Bellvis Calatayud, quien en 1915 fundó la empresa CBC (sus iniciales), dedicada a la producción de válvulas de cierre y precisión. En 1925 José Álix cedió a Bellvis la patente de la olla, que fue rebautizada como «Olla de Bellvis». Era la primera vez que una olla a presión era lo suficientemente pequeña y manejable como para caber en una cocina, ya que las ollas anteriores eran demasiado enormes como para usarlas con fines domésticos.
En 1965 las ventas de la Olla Bellvis comenzaron a bajar a causa de nuevos modelos introducidos por la competencia. La Olla de Bellvis desapareció del mercado a mediados de los años 80. Antes de hacerlo, había vendido la friolera de tres millones de unidades. Sin duda la olla express constituye uno de los mayores inventos de la historia ya que trajo consigo una forma distinta de valorar el tiempo dedicado a la cocina, tanto que hoy cientos de marcas comercializan distintas versiones y desarrollos del mismo artilugio, imprescindible en cualquier hogar.
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